Nunca el movimiento de mujeres fue tan feminista, porque nunca el feminismo fue tan popular
Fotografía de Poli Carrizo
Por Soledad Allende
Nunca fue tan importante para el destino de la política como herramienta de transformación, y para el destino de nuestro país, que las mujeres se pronuncien masivamente contra el statu quo.
Nunca fue tan importante para el movimiento de mujeres y para los feminismos, aun en su diversidad, la legitimidad adquirida en términos de proyecto contra hegemónico.
Nunca estuvo tan estratégicamente unificado el movimiento de mujeres y el feminismo en contra del poder económico y político, y probablemente no vuelva a estarlo, si es que el escenario político electoral del 2019 permite un recambio frente a la avanzada neoliberal.
Nunca el movimiento de mujeres fue tan feminista, porque nunca el feminismo fue tan popular, y éste parece ser un hecho irreversible para la política. Ésta relación dialéctica entre ambos fenómenos viene habilitando la renovación de las prácticas, los discursos de la política, y la representación de las personas que masivamente rompen con la tutela ejercida en función de una lógica patriarcal y obsoleta de construcción política, exigiendo la investidura que corresponde al ejercicio del poder popular. Porque si bien no es una novedad la movilización masiva y la organización antisistémica de mujeres durante los ciclos de acumulación financiera propios del sistema capitalista, lo que sí es novedad es que estos movimientos estén dotados de una ideología que las coloca en la necesidad de constituirse en actrices políticas.
Con el mismo espíritu de Ele Ñao, entre otros feminismos histórica, social y geopolíticamente situados, se va modelando un feminismo popular y nuestroamericano que viene plantando bandera frente al avance de las derechas y sus agentes ideológicos y represivos en Latinoamérica.
La emergencia de un nuevo sujeto, el feminismo sindical, agregó al 33° ENM un condimento especial en términos de mística, análisis y posicionamiento económico. Retomando lo mejor de las tradiciones clasistas de organización en un contexto de crisis de la representación sindical, pero no de cuestionamiento del sindicato como herramienta política.
A la incorporación de las mujeres de los barrios en los ‘90, las piqueteras y manzaneras que ya han analizado vastamente Estela Díaz y Claudia Koroll, se agrega en forma reciente, y producto de la inserción laboral y sindical de las mujeres durante el ciclo de recuperación económica trunca en 2015, una camada de militantes que son trabajadoras y que desde esa perspectiva construyen su feminismo.
El 33° ENM necesitó de la apertura de por lo menos tres comisiones adicionales para alojar a las mujeres sindicalistas que acudieron en busca de un espacio que les permita poner en común estrategias para el fortalecimiento de los sindicatos, a través de políticas de género que atraviesan todas las áreas en las que se desarrolla la vida sindical.
Cuando la marea inundó los sindicatos con posterioridad al primer paro internacional de mujeres, había manos fuertes y brazos firmes de compañeras que habían transitado el áspero camino del sindicato. Mujeres que hicieron pie en un espacio fuertemente masculinizado, algunas feministas históricas y otras que se fueron convirtiendo al feminismo en la actualidad. Ellas tendieron la mano a una nueva camada de sindicalistas para despatriarcalizar el sindicato. Una nueva generación militante que no sabe a ciencia cierta qué fue primero en sus trayectorias políticas, si el feminismo o el sindicalismo, pero que se atreven a pensar que no hubiera habido sindicalismo para ellas sin feminismo, habida cuenta del cercenamiento de derechos que implica el machismo como práctica política internalizada por la mayoría de sus dirigentes máximos.
La seguridad de las columnas sindicales fue impecable durante todo el Encuentro, día y noche, y tuvo que garantizar la autodefensa frente a condiciones que ninguna cumbre política nacional enfrenta. Detalle pasado por alto por quienes han naturalizado la violencia a las mujeres en todas sus formas.
Como ya es de público conocimiento, la zona fue liberada por gendarmería y la policía a bandas de hombres antifeministas que apedrearon contingentes, golpearon mujeres y saquearon lugares donde se alojaban contingentes de trabajadoras y cooperativistas. Además se fabricaron listas negras de mujeres que iban al Encuentro en los aeropuertos, se realizaron requisas violentas por tierra, e incluso la policía se atrevió a pedir coima a las mujeres para actuar una vez sucedidos los hechos de violencia a manos de grupos violentos amparados por el Estado. Durante la marcha, personal de las fuerzas de inseguridad de civil detuvo a diez manifestantes, las golpeó y amenazó, siguiendo en la línea oficial de criminalización de la protesta. En éste contexto fue que las sindicalistas garantizaron la seguridad de las trabajadoras, un dominio tradicionalmente masculino.
La Plata será la sede del 34° ENM. La ciudad constituye uno de los centros más importantes de la información y del poder. Tiene la particularidad de estar cerca de la capital federal si se quiere generar un hecho político contra el gobierno nacional. Además, por su disposición urbana y geográfica, es una ciudad que simplifica mucho la logística del ENM respecto de CABA, en términos de alojamiento y alimentación de todas las mujeres que llegan al Encuentro. Pero sobre todo en términos de la seguridad, que como queda demostrado año a año, es garantizada por las propias mujeres que asisten al Encuentro.