A un año de la masacre de Varela no hay pistas del homicida
Por Florencia Defelipe. Foto: las víctimas, Sabrina Barrientos y Denise Juárez.
El sol comenzaba a salir cuando Sabrina, Denise, Magalí y Némesis salieron del boliche Santa Diabla ubicado en avenida Calchaquí. Consiguieron que un auto las acerque hasta Ruta 2, para luego subir por Senzabello, donde encaranron hacia el centro de Florencio Varela. Ya era de día cuando ellas llegaron a la esquina donde pasa el 148 que dejaría a Némesis en su casa del barrio Alpino. El colectivo pasó sin frenar y casi instantáneamente después, alguien dispara 17 tiros sobre las chicas. Sabrina Barrientos y Denise Juárez murieron, mientras que Magalí y Némesis resultaron gravemente heridas. Un año después del crimen, poco se sabe sobre el asesino y las hipótesis van desde un caso de violencia de género hasta un ajuste de cuentas del narcotráfico.
A los pocos minutos de sucedido el hecho, la calle se llenó de curiosos. La policía – que se encontraba cerca, ya que la comisaría número 3 está solo a pocas cuadras del lugar – no ubicó ni un cordón de seguridad alrededor de los cuerpos. Los vecinos caminaban alrededor de las víctimas, las filmaron y les sacaron fotos. Las redes sociales en pocos minutos se inundaron de imágenes de estas chicas, que se compartieron todo el fin de semana. Revictimizándolas una y otra vez. Magalí y Némesis fueron transladadas al Hospital Mi Pueblo, donde se anunció que el estado de ambas era crítico.
La investigación comenzó con una supuesta relación que mantenía Denise Juárez con un hombre de 36 años, Luis Esteban Weiman. Él la doblaba en edad, muchas publicaciones de las redes sociales de ambos los mostraban juntos en plazas y boliches de Varela. Familiares de Denise afirmaron que ambos habían mantenido un noviazgo que se había terminado tres meses antes del asesinato y desde ese momento, él la acosaba. Un mes después de haber caído preso, Weiman quedó en libertad por falta de pruebas, porque ninguno de los testigos lo ubicaba en la escena del crimen. También se inculpó a un joven de 14 años, que habría caminado con ellas hasta la parada del colectivo. Este chico fue señalado por Magalí Piñeda, una de las dos sobrevivientes, aunque en la entrevista que brindó hace unos días al programa de C5N “El expediente” dijo que no estaba segura de quién era la persona que había disparado. Es más, ella simplemente dice “pasó el 148 y empezamos a caer al suelo” dando a entender que no sabía de dónde venían las balas.
La familia de Sabrina Barrientos, una de las víctimas, afirma casi desde el primer momento, una trama totalmente distinta. Ismael Barrientos, su padre, asegura que el joven de 14 años que parece ser el sicario, sólo es la punta de un iceberg de delito que encubrió hasta hoy, a los verdaderos asesinos de su hija. Según la familia, Sabrina y sus amigas vendían drogas en los boliches para Weiman y esa noche, sufrieron un ajuste de cuentas. El padre de Sabrina cuenta que el 28 de agosto del 2016 la chica había ido a una fiesta y había terminado detenida luego de que en la fiesta ocurrieran disturbios. Cuando su familia llegó a la comisaría le avisaron que Sabrina tenía veinte mil pesos encima y ella le terminó admitiendo a su hermana que la plata era de Weiman y su banda.
Ismael relaciona también a la Comisaría 3 con el asesinato de las chicas y afirma que esta institución se encuentra implicada en este hecho y otros que ocurren muy cerca. Es una realidad, que el fin de semana anterior al asesinato de las jóvenes, otro chico fue asesinado muy cerca de la comisaría. Exactamente una semana antes, Ezequiel de veinte años, salía de bailar con tres amigos más del boliche de One cuando un hombre se acercó y comenzó a dispararles. El chico murió en el acto. El año anterior, la misma comisaría también se vió envuelta en una denuncia que llegó a asuntos internos de la Policía. Efectivos de dicha comisaría se negaron a llevarse a un hombre que tenía denuncias por violencia de género de su domicilio. Cuando la mujer que había llamado al 911, quizo filmarlos, la golpearon y la llevaron detenida a esa misma dependencia, donde estuvo detenida seis horas adentro de un calabozo y con las esposas puestas.
Retomando el crimen de las chicas, analizan un video realizado por unos de los vecinos que pasaban por el lugar a minutos del crimen. En este se ve como un jóven se acerca a una de las chicas heridas y le habla al oído. Sólo se escucha que le dice "mirá que estoy re loco" a lo que la chica responde "no voy a hacer nada". Los investigadores barajan la posibilidad de que el asesino haya vuelto al lugar del crimen para estar seguro de haberlas ultimado a las cuatro.
En el aniversario por el asesinato de Sabrina y Denise, sus familiares y amigos llevaron flores, fotos y mensajes de amor a la esquina que las vió unidas por última vez. Sus padres dicen que no se cansarán de reclamar justicia.