A 70 años de la creación del Estado de Israel
Por Guido Luppino
Para comprender cómo se llegó a lograr la formación del Estado de Israel, es necesario partir de la creación del movimiento político que dio vida a aquella idea, el sionismo.
A fines del siglo XIX, ya existía una comunidad judía con la idea de ocupar la región de Palestina por considerarla como su tierra prometida. Es así que en 1895 Theodor Herlz se convirtió en el líder y creador de un movimiento político, el sionismo, que iría detrás de la idea de obtener un propio Estado. Este movimiento estaba atravesado por dos dimensiones ideológicas fundamentales: por un lado, la místico-religiosa donde el judaísmo es parte del movimiento y, por el otro, un pensamiento nacionalista que se enfocaba en la persecución de un Estado propio para el pueblo judío.
En 1897 tuvo lugar el primer Congreso Sionista en Basilea, Suiza, en el que se acordó fomentar la compra de tierras en Palestina, donde se fueron formando los ya conocidos kibutz. Es así como se fue consolidando una comunidad judía en la región.
Primera Guerra Mundial
En el transcurso de la I Guerra Mundial, las potencias de occidente comenzaron a visualizar una futura derrota del Imperio turco-otomano, y empezaron a negociar lo que sería la repartija de esas tierras. De esta manera, en mayo de 1916 se firmaron los Acuerdos de Sykes-Picot entre Francia y Gran Bretaña, donde se establecieron las zonas de influencias de las potencias en caso de caer derrotado el imperio. En Sykes-Picot se acordó que los territorios palestinos quedarían bajo la órbita de Gran Bretaña.
Un año después, el ministro de Relaciones Exteriores británico, Arthur James Balfour, dio a conocer un comunicado que se hizo famosos con el nombre de “Declaración Balfour”. La misma buscaba apoyo de la población local contra el imperio turco-otomano. Por eso mismo, se le prometía al pueblo judío una nación propia en tierra palestina, mientras por otro lado se comprometía con los palestinos en otorgarles su independencia. Es importante marcar que en ese momento la población judía en Palestina era inferior al 10%, pese a eso Gran Bretaña se comprometió con la causa sionista.
La Declaración Balfour denota la responsabilidad histórica británica en las consecuencias catastróficas del colonialismo sionista sobre la tierra palestina.
En 1917, en pleno combate, se obtiene el territorio de Palestina despojando al imperio turco-otomano de los mismos, y comienza el Mandato Británico. El Mandato político se oficializó en 1922, aunque desde 1917 ya se ejercía, considerando la promesa hecha de comprometerse con la creación de un Estado judío.
Primeros enfrentamientos
En el mes de agosto de 1929 se vivieron enfrentamientos entre árabes y judíos por los accesos al “Muro de los lamentos”. Las fuerzas británicas acudieron con represión, recordemos que Palestina se encontraba bajo mandato político, dejando un centenar de fallecidos por bando.
En 1936 comenzó un levantamiento popular por parte de los árabes dirigido contra la población judía y las fuerzas británicas. El mismo reivindicaba 3 pedidos fundamentales:
- Cese de la inmigración judía a la tierra palestina
- Independencia de Palestina
- Prohibición de los judíos para adquirir tierras en Palestina
El levantamiento se extendió a la declaración de una huelga general, dando más lugar a enfrentamientos contra las autoridades mandatarias. Ya para ese entonces la población judía representaba un 17% del total en Palestina, aproximadamente, la cual alcanzaba la cifra de 1 millón de pobladores.
Las fuerzas británicas se abstuvieron de intervenir militarmente, por eso mismo en los años siguientes se reanudaron los levantamientos pero sin lograr el objetivo buscado. Finalmente, para 1939 se fue apagando el movimiento insurrecto aunque dejando una gran muestra de formación de identidad en el pueblo palestino.
Plan de Partición
Luego de la II Guerra Mundial, comenzó a tomar mayor fuerza la idea de un Estado propio para el pueblo judío. El 29 de Noviembre de 1947, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) presentó su “Plan de Partición” para dividir las tierras palestinas en dos Estados: Israel y Palestina.
Con este plan se estaba dando legitimidad a la formación de un Estado judío. La división evidenció la alianza de las grandes potencias con el sionismo desde un principio, ya que otorgaba el 56% de las tierras para lo que sería Israel. Vale destacar, que tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética, nuevas potencias mundiales luego de la II Guerra Mundial, votaron a favor del plan.
En este plan se acordó que Jerusalén quedaría bajo conducción internacional, de la mano de la ONU, y que el mismo entraría en vigencia el 15 de Mayo de 1948, fecha en que los mandatos británicos caducarían.
El acuerdo de la ONU no consideró el porcentaje de la población ya que los palestinos representaban un 67% del total. Desconociendo este hecho, el plan repartía más de la mitad de la tierra a la población judía que sólo era el 33%. Este hecho fue la principal justificación en que se apoyaron los organismos árabes para rechazar la propuesta de la ONU.
Creación del Estado de Israel
La iniciativa de la ONU legitimó la idea de un Estado judío, y con ese aval internacional el sionismo se preparó para comenzar su verdadero plan: poblar toda lo que era Palestina y librarla de árabes. Una vez aprobado el Plan de Partición, el sionismo emprendió su avance sobre la población palestina llevando a cabo una verdadera limpieza étnica (Nakba como la llaman los árabes, significando catástrofe). De esta manera, se idearon planes para expulsar, desterrar y masacrar a la población palestina de su lugar de origen.
Así fue que el 14 de Mayo 1948, un día antes de que el mandato británico concluya, David Ben-Gurión declaró en Tel- Aviv la formación del Estado de Israel, convirtiéndose en el Primer Ministro del nuevo Estado.