Cuba: un historia crítica e incómoda
El sociólogo e historiador Frank García Hernández nació en Cuba en 1982 y es graduado de la Universidad de La Habana. Desde este año vive en Argentina pero pretende seguir vinculado a la isla. Acaba de publicar un libro destinado a la polémica: recorre la historia de la revolución cubana desde 1959 hasta la actualidad e indaga en momentos incómodos como la sovietización de la revolución, las idas y vueltas en el modelo económico, la brutal crisis del “período especial” (pos caída de la URSS), los debates, que siguen hasta hoy, en torno a la “salida china” y la posibilidad de abrirse a elementos capitalistas, o la crisis de una dirigencia comunista que parece alejarse cada vez más de las bases populares.
Con honestidad intelectual, García Hernández argumenta sobre los efectos del bloqueo norteamericano sobre la economía cubana pero lejos de detenerse en esa explicación, se explaya con mucho detalle sobre los diferentes momentos de una revolución que tiene logros para mostrar pero también muchas deudas pendientes, que hoy condensan en una situación política muy crítica.
El libro en cuestión es “Cuba: una historia crítica (1959-2025)” (Marea Editorial) y pretende ser una herramienta para el debate político en la isla. No pretende ajustarse a eslóganes románticos en torno a la revolución pero muchos menos sumarse a movimientos contrarrevolucionarios. Desde el marxismo y la defensa del socialismo, García Hernández entiende que la revolución debe revisarlo todo y empezar de nuevo, porque la situación es muy desafiante y nadie puede descartar un estallido social que acabe con una experiencia de 65 años.
“Desde 2019, se fueron de la isla más de 2 millones de personas, sobre una población de casi 10 millones de personas. La crisis es evidente y entre los jóvenes es peor. No puede descartarse una implosión de todo el sistema por una revuelta popular”, afirmó García Hernández en diálogo con el podcast de AGENCIA PACO URONDO.
APU: Hablemos de la revolución cubana y de esta historia crítica...
Frank García Hernández: Es la primera entrevista que me hacen. Es un gusto. Además, estoy muy contento de que el libro se edite en Argentina, tierra del Che Guevara. Es un libro crítico, desde el marxismo. Quise construir la historia desde una mirada marxista, explicando un proceso muy importante en el siglo XX, que suele pasar desde la estigmatización total hasta la romantización absoluta. Se va de una extremo a otro.
APU: En el libro te metés con temas tabúes o incómodos. Cuando se habla de los problemas económicos o sociales de la revolución se suele argumentar con el bloqueo norteamericano. ¿Es la única explicación de todos los problemas?
FGH: Si fuera la única explicación estaríamos mejor. Stalin lanzó la idea de socialismo en un solo país. Eso se podía hacer en la URSS pero no en Cuba. Desde el principio, la idea de la revolución fue expandirse a la región. Era una cuestión ideológica y material, porque no puede vivir Cuba encerrada. Esa revolución mundial no triunfa. Y el apoyo primordial que recibimos fue de la Unión Soviética, que incidió mucho en todo el proceso. Cuba pasó a depender mucho de la URSS, incluso se traían alimentos que podíamos producir nosotros, como papa. Cuando se cayó la URSS no teníamos nada. El período especial fue algo que se armó para prepararse para una invasión norteamericana. Así de grave fue. Lo único que le vendíamos a URSS era azúcar, nada más. Otro problema que empezó a darse es que las decisiones empezaron a tomarse en torno a un grupo muy chico de personas.
APU: Después de la caída de la URSS, en Cuba empiezan los debates por la inclusión de elementos capitalistas.
FGH: Fidel Castro era muy crítico de la salida a lo China. De hecho, el Che Guevara también había advertido sobre eso. El salario en la isla nunca se recuperó desde la caída de la URSS. Pero en la década de 1990 nadie pasaba hambre, porque el Estado garantizaba el alimento. Había colas y faltaba todo pero el Estado garantizaba un piso de abastecimiento. Ahora hay más productos pero la plata no le alcanza a mucha gente.
APU: ¿Ese proceso empieza con la muerte de Fidel Castro?
FGH: Lo empieza Raúl Castro, en los últimos años de Fidel. Empieza en la época de Obama en Estados Unidos. Raúl propone empezar a privatizar algunos sectores. Tal vez no de forma tan fuerte como ocurre en China. Pero si sumar inversiones privadas en determinados sectores.
APU: ¿Cuál era la propuesta de Fidel Castro en ese debate?
FGH: Él se va a recostar sobre los movimientos nacionalistas de la región, como Hugo Chávez. Empieza toda la apuesta en torno al turismo pero Fidel le pone límite a eso. Apuesta a las relaciones con los gobiernos cercanos de Sudamérica, como Chávez, Evo, Lula, los Kirchner. Fidel quería diversificar las industrias para no depender de ninguna, porque había visto lo que pasó con el azúcar en la época soviética. Ahora terminamos dependiendo del turismo. Pero en 2020 tuvimos el coronavirus y generó una gran crisis.
APU: ¿Cuán grave es la crisis actual?
FGH: Desde 2019, se fueron de la isla más de 2 millones de personas, sobre una población de casi 10 millones de personas. La crisis es evidente y entre los jóvenes es peor. Te dicen: el socialismo es una mierda. Porque es muy grande la diferencia entre lo que perciben y la propaganda oficial. No es la Cuba de 1960, donde solo el Estado hacía propaganda. Ahora no es así.
APU: Hablás en el libro sobre la burocratización de la dirigencia de la revolución. ¿Es un problema de origen de la revolución o es un proceso que se fue dando?
FGH: Es una de las obsesiones del libro. El mismo Che Guevara hace un aporte en ese sentido. Es una figura clave de la revolución cubana, no es un tipo que iba tirando tiros por ahí. En una carta a Fidel le dice: no he logrado que la clase trabajadora se comprometa con la revolución. Pero ahí ya aparece el problema de concepción: está mirando a la clase trabajadora desde arriba, desde una elite iluminada que sabe lo que hay que hacer. En el primer momento eso no fue un problema. Pero después se fue complicando con el pasar del tiempo, porque esa dirigencia se fue separando cada vez más de la gente. Porque aparecen los privilegios propios de los cargos. Y ahora tenemos dirigentes que tienen negocios privados, como bares o restoranes.
APU: El libro es muy crítico de la revolución: ¿se puede editar en Cuba?
FGH: No ceo que estén las condiciones para publicarse. Ojalá me equivoque. Pero sí creo que va a ser parte del debate porque de alguna manera u otra va a circular y va a generar discusión. Me pasó que estuve en una charla en Suiza, con gente de izquierda, y alguien se me acercó y me dijo: “No hagas tantas críticas a la revolución porque los jóvenes se van a desilusionar”. Le dije: si le miento y después van a Cuba y ven la realidad, ahí se van a desilusionar. Es mejor que conozcan todo el proceso, en toda su complejidad, con luces y sombras. Siempre me preguntan a dónde va Cuba y yo respondo: no, de dónde viene Cuba. Hay que contar esa historia de 65 años. Cuando empezó Fidel fue una revolución nacionalista, que apuntaba a la justicia social. Lo que pasó después tiene que ver con el contexto de la guerra fría. Fidel dijo en 1961 que él no era socialista. Fue la lucha de clases la que hizo que la revolución fuera hacia al socialismo.
APU: ¿Cree que la situación puede derivar en un estallido social que termine con la revolución cubana?
FGH: Creo que la revolución tiene que empezar de cero, puede ser radical mi propuesta, pero es necesario involucrar al pueblo trabajador en las decisiones. Que los trabajadores opinen sobre lo que hay que hacer. Se impone un cambio porque la clase trabajadora ya no cree en su dirigencia. Y te puede pasar que el sistema te caiga por derecha. Hoy abunda la idea en Cuba de que cualquier cosa es mejor que el socialismo. Yo no creo que sea así pero buena parte de la gente lo cree. Temo que aparezca una dirigencia que quiera llevar adelante un proceso de derecha como pasó al final de la URSS. La otra opción es la salida china, que se privaticen todos los resortes de la economía. No sé cuál es peor. La tercera opción es un estallido, por derecha o por izquierda. En ese escenario puede pasar cualquier cosa.
Hay que contar esa historia de 65 años. Cuando empezó Fidel fue una revolución nacionalista, que apuntaba a la justicia social. Lo que pasó después tiene que ver con el contexto de la guerra fría. Fidel dijo en 1961 que él no era socialista. Fue la lucha de clases la que hizo que la revolución fuera hacia al socialismo.