Ecuador: el movimiento indígena dijo basta
Por Silvia Arana | Fotos de Silvia Arana | Desde Quito, Ecuador
El título -parafraseando al Che- intenta dar una idea del nivel de determinación del movimiento indígena ecuatoriano, la columna vertebral de la movilización en repudio al plan económico neoliberal del gobierno nacional. La protesta fue iniciada el 3 de octubre por la Asociación de Transportistas, que rápidamente les cedió el protagonismo a la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), los sindicatos y los colectivos de estudiantes, mujeres, artistas, profesionales y trabajadores.
La Conaie, desde mediados de los 80 y principalmente en la década del 90, fue el eje central del movimiento anti-neoliberal en Ecuador. Durante la década pasada tuvo una relación conflictiva con el gobierno de Rafael Correa. Es la confederación más importante de Ecuador y una de las más poderosas de América Latina. Agrupa a una decena de nacionalidades indígenas de las principales regiones del país -Sierra, Costa y Amazonía-, fue constituida en 1986 para “consolidar la lucha de los pueblos indígenas por la tierra y los recursos naturales, por la igualdad y justicia social, contra el colonialismo y el neocolonialismo representado por las empresas trasnacionales en territorio indígena, para construir una sociedad intercultural promoviendo la participación en el ejercicio de la democracia representativa con el fin de descentralizar el poder y los recursos económicos…”.
En cumplimiento de dicho mandato, el 26 de septiembre la Conaie en alianza con diversos colectivos populares declaró la “Jornada progresiva de lucha” contra el plan económico neoliberal impuesto por el FMI -unos días antes de que el gobierno nacional anunciara oficialmente el nuevo paquete económico. La agenda de lucha propone “romper con la pasividad” y superar la fragmentación de las reacciones a lo largo del país. Declara la ruptura del diálogo con el gobierno porque para el ejecutivo y sus funcionarios el diálogo fue solo una máscara para ocultar el montaje de un plan económico extractivista, de flexibilización laboral y ajuste contra el pueblo en beneficio de los sectores empresariales neoliberales asociados al Partido Social Cristiano y otras élites.
El servilismo del gobierno a la élite económica, señala la Conaie, quedó plasmado en la condonación de deudas tributarias a las grandes empresas por un monto de 2350 millones de dólares, a lo que se suma la devolución del impuesto a la renta. Tan solo al grupo comercial El Jury le devolvieron 30 millones de dólares, mientras que un vendedor ambulante que gana un puñado de monedas debe pagar cada centavo del impuesto. Denuncian la precarización y flexibilización laboral: los despidos, la explotación del trabajo juvenil mediante pasantías, el debilitamiento de los sindicatos, la total falta de garantía de los derechos laborales en la agroindustria -donde incluso hay una actitud permisiva frente al trabajo esclavo.
Se repudia la intensificación del modelo económico extractivista en detrimento de la vida en los territorios y comunidades indígenas, como es el caso del bloque petrolero 28 en la provincia de Pastaza, al que se oponen las comunidades indígenas de la zona.
En un párrafo extenso se denuncia el giro conservador fomentado desde el Estado hacia un “sentido común reaccionario”, una de cuyas expresiones más repudiables es la satanización de la lucha por los derechos de las mujeres. El “neofascismo” ha criminalizado derechos fundamentales, como el aborto en caso de violación, la denuncia del femicidio y en general la lucha contra el patriarcado capitalista, detalla la Conaie. A lo que se suma la xenofobia (especialmente contra migrantes pobres venezolanos), el fanatismo religioso, la violencia institucional, la represión y las campañas de desprestigio de las ideas de izquierda y el comunismo.
Confrontación integral a la agenda neoliberal
La Conaie demanda revocar el acuerdo con el FMI, revertir las privatizaciones y terminar con el extractivismo petrolero en territorios en conflicto. Presenta un plan plurinacional en defensa de la soberanía de nacionalidades indígenas, por la justicia, por la educación en general y la educación bilingüe en particular, por la economía campesina familiar, por derechos laborales y sindicales, en defensa de la salud pública, de los derechos de las mujeres, de los medios de prensa comunitarios.
Paro indefinido, “diciendo-haciendo”
El motor de la agenda de lucha indígena es la acción. La consigna lo dice con claridad: “¿Cómo luchan los pueblos del Ecuador? Diciendo-haciendo, diciendo-haciendo, diciendo-haciendo, ¡carajo!”.
No muy lejos del palacio presidencial de Carondelet, las familias y comunidades indígenas que han comenzado a llegar a Quito desde el lunes toman un respiro en el parque El Arbolito en la tarde del miércoles 9. Con los pies cansados y llenos de ampollas, Juan se quita los zapatos en busca de alivio. Pero no se queja, todo lo contrario, sonríe y bromea: “Se le va a romper la cámara si me saca una foto”.
Más allá, una familia agricultora de Zumbahua, provincia de Cotopaxi, con sus tres hijos, dicen que seguirán allí hasta que se derogue el paquete económico. Salieron a pie de su comunidad el martes, y más adelante consiguieron un vehículo que los transportó el resto del camino. Por su parte, el maestro albañil Ignacio Pilamanga, 42 años y padre de dos hijos, cuenta que con sus compañeros de viaje salieron el lunes de Pilaguín, provincia de Tungurahua, y por los bloqueos policiales, recién llegaron el miércoles al mediodía a Quito. Se oponen a la suba de gasolina y a todas las medidas, dice que las cosas “están muy mal, ya no se puede seguir así. Por eso, paro indefinido hasta que dé marcha atrás el gobierno”.
Los ponchos cortos y rojos de los hombres de Tungurahua contrastan contra el cielo gris de la tarde quiteña. Y encienden una llama de esperanza para los pueblos indígenas.
Consecuencias del ninguneo y el racismo
El ninguneo constante de los pueblos y el movimiento indígena ejercido por los centros de poder, el Estado, los medios de prensa y parte de la ciudadanía tuvo algunas consecuencias inmediatas:
1) El gobierno y sus socios del Partido Social Cristiano creyeron su propia propaganda y subestimaron el poder organizativo y el nivel de conciencia de los pueblos indígenas al tratar de profundizar el plan neoliberal.
2) Ante la movilización masiva de las comunidades indígenas, el gobierno respondió con un nivel represivo brutal. A la declaración del estado de excepción, se sumó el toque de queda nocturno, medidas que permiten desplegar a las fuerzas militares junto a la policía en la represión de las manifestaciones y dispersar cualquier reunión opositora en la vía pública. Según el estado de excepción no están obligados a informar sobre las víctimas de la represión (heridos, muertos), lo que crea aún más zozobra entre la población civil. Se estima que hay unas cien personas detenidas, cientos de heridos y seis víctimas fatales hasta la fecha -el 9 de octubre se confirmó la muerte de un estudiante que tratando de huir de la policía cayó desde el puente de San Roque, Quito, y hoy 10 de octubre la Defensoría del Pueblo confirmó la muerte de seis personas más (tres comuneros indígenas y un recién nacido entre ellos). La policía ha lanzado gases lacrimógenos en sitios de refugio de niños, mujeres y personas mayores en el llamado “Corredor humanitario”, instalado en los predios de la Universidad Católica (PUCE) y Universidad Salesiana, Quito. La Cruz Roja Internacional anunció ayer que suspendía sus actividades en todo el territorio ecuatoriano por falta de garantías. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos y otros organismos internacionales denunciaron la violencia desmedida ejercida por las fuerzas represivas.
3) El gobierno nacional ha quedado debilitado y sin propuesta ni salida política. Por un lado, reafirma que no revocarán el paquete económico. Por otro lado, piden negociar con la Conaie ofreciendo un minipaquete de fomento a los pequeños agricultores. La Conaie ha respondido que no se sentará a la mesa de negociaciones si no se deroga antes el decreto 883 (paquete de medidas económicas), se libera a todos los presos detenidos durante las jornadas de lucha y cesa la represión. El miércoles 9 de octubre el presidente y su gabinete se vieron obligados a regresar a Quito -después de un escape fugaz a Guayaquil, donde buscaron la protección de Jaime Nebot, dirigente del Partido Social Cristiano y representante de la oligarquía costeña ecuatoriana. Pero el mañoso político Nebot hizo su propia manifestación en Guayaquil, con sus bases donde se dio el lujo de criticar el paquete económico. En ese momento, Lenín Moreno tomaba el avión para volver a Quito, en otra representación tragicómica de sus desatinos.
Asamblea popular: Justicia indígena
La Conaie declaró hace varios días el estado de excepción en sus comunidades --en contrapartida al del gobierno, en territorio y comunidades indígenas se prohíbe la represión policial y se detendrá y someterá a justicia indígena a quien viole la norma. Hoy10 de octubre en el Ágora de la Casa de la Cultura de Quito se realizó una asamblea popular como preludio al funeral de los tres compañeros indígenas asesinados por las fuerzas represivas ayer. Mientras esperaban la llegada de los féretros, el líder indígena Leónidas Iza presentó a policías “retenidos” en virtud del estado de excepción declarado por la Conaie. Uno por uno los policías declararon que habían sido tratados con respeto. Incluso un militar dio un encendido discurso de apoyo al paro indefinido.
También se retuvo a periodistas de los medios de comunicación para que respondan por la desinformación y las falsedades difundidas desde los medios oficialistas. Uno a uno suben los periodistas de radio, televisión y periódicos. A diferencia de los policías, que subieron al estrado con cabeza gacha y hablando en tono humilde, algunos de los miembros de la prensa adoptan una actitud soberbia y pretenden hacer callar a los participantes ante el abucheo general. Otros tratan de justificar su labor. La asamblea continúa hasta este momento (1:30 de la tarde)...