España: sigue la incertidumbre por la crisis catalana
Por Carlos Iaquinandi Castro, desde Catalunya (*)
La expectativa por el anuncio que haría el president Puigdemont era muy grande. Para muchos, era la estación de llegada de un largo recorrido vital. Años esperando este momento. Pero algunas señales indicaban que algo no iba bien. El comienzo del histórico pleno en el Parlament catalán se demoró una hora. Transcurrido ese plazo y algunos minutos más, entraban los diputados al recinto. Muchos con rostros serios y en especial los diez diputados de la CUP (Candidaturas Unitarias Populares), grupo minoritario de izquierdas que integra y conforma la mayoría parlamentaria soberanista.
Luego Puigdemont iniciaba su solemne discurso. Tras una serie de consideraciones sobre los agravios recibidos por Catalunya en los últimos años desde el gobierno central, el president anunció: “asumo al presentar los resultados del referéndum ante el Parlamento y nuestros conciudadanos, el mandato del pueblo de que Catalunya se convierta en un estado independiente en forma de república” (aplausos de la mitad de los diputados, silencio del resto). En la calle y en plazas de pueblos y ciudades de Catalunya, miles de personas con gritos de júbilo. Diez segundos más tarde, Puigdemont continuó: “Y con la misma solemnidad, el Gobierno y yo mismo proponemos que el Parlamento suspenda los efectos de la declaración de independencia para que en las próximas semanas emprendamos un diálogo sin el cual no es posible llegar a una solución acordada”. En las calles rostros que se transfiguraban, llantos y exclamaciones de decepción. Los concentrados trataban de encontrar una explicación. “¿Pero en Madrid alguien quiere dialogar?”, se preguntaban. Las concentraciones se fueron diluyendo poco a poco.
Ya levantada la sesión, en un salón próximo al recinto parlamentario, los diputados soberanistas convocados por el Govern, realizaban un acto de reafirmación de su vocación para proclamar la república catalana. Firmaban un manifiesto con ese contenido. Un mero simbolismo que no tenía ninguna repercusión legal. Rostros serios, uno a uno fueron firmando, inclusive los de la CUP. En Madrid, el gobierno central a través de la vicepresidenta, anunciaba que a las 9 del día siguiente se reuniría el Consejo de Ministros y a la tarde habría una sesión parlamentaria.
El día después
La ambigua jugada del gobierno catalán, representada por el presidente Puigdemont, tuvo este miércoles por la mañana la respuesta de Mariano Rajoy al término de la reunión del gobierno. Anunció que ponía en marcha el mecanismo para aplicar el artículo 155 de la Constitución, tal como venía amenazando.
Ese artículo permite suspender en determinadas condiciones una autonomía del estado español, en este caso la de Catalunya. La ley prevé la gradualidad de la medida y por un término de tiempo que hay%