Guerra de encuestas en la previa de las elecciones en Venezuela

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APU EN VENEZUELA

Guerra de encuestas en la previa de las elecciones en Venezuela

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23 Julio 2024

Las encuestan se alimentan de algo diferente de lo que se nutren las ansias y el consecuente reflejo del deseo de los votantes. Así, vemos proliferar números desde un día después de las elecciones, disimuladas en títulos de anzuelo tales como quiénes son los mejores intendentes del conurbano o a quiénes afecta más las políticas del gobierno.

El juego de las estadísticas, de las proyecciones es algo similar a la extrapolación de las estadísticas del básquet aplicadas al fútbol -algo que antes no se hacía y que no contempla la importancia del arte en el juego; así de encubridoras pueden ser las estadística-. Las encuestas se largan con tal anticipación a los hechos, que pareciera que supieran, al otro día de la asunción de un nuevo gobierno gobierno, o al mes -tal vez haya incurrido en un hipérbole- o a los seis meses, quién será el próximo presidente cuando ni siquiera se sabe quiénes pueden ser los candidatos, ni el resultado de las elecciones de medio término. Las encuestas siguen encarnando una falacia de autoridad amparada en un falso cientificismo. Si fueran tan científicas como se pretenden, al igual que en cualquier profesión académica, un colegio libre debería decidir sobre la buena o mala praxis del rigor científico de su labor.

A casi dos semanas de iniciada la campaña electoral en Venezuela, las encuestas se han puesto en marcha a todo vapor. Comienzan las guerras de consultoras y hay números para todos los gustos. No obstante, las más serias, cuando llega el límite de lo inevitable -es decir, cuando la brecha es tan amplia que no hay manera de disimularla ni siquiera con el margen de error que figura al final de las mismas encuestas-, a las operadoras de opinión no les queda otra que rendirse ante lo evidente antes de un verdadero papelón; sus otros gafes no son considerados por ellos errores, sino que cuentan con que cierto grado de reprobación no obste para empañar su deslustrada reputación en una futura elección.

En la tierra bolivariana, faltando diez días para las elecciones, anuncian una intención de voto favorable a Nicolás Maduro. La encuestadora Dataviva1 indicó que las preferencias por ese candidato se hallaban por arriba del 56%, en tanto que González Urrutia (GU), el delfín de Corina Machado, rondaría el 20,5% de las preferencias; para esta encuestadora, el 63,2% manifestó que iría a votar.

Llama la atención como otra encuestadora profesional que funge como consultora internacional, Consulting Services (ICS), publicó este mes una proyección de resultados que reflejaría un 71,6% de apoyo para Maduro y un 23,9% para González Urrutia.

Más cercana a los números de Dataviva, pero con diferencias claras, la firma Paramétrica2, le otorga un 51,74% al actual presidente, seguido por González Urrutia con un 29,06 por ciento. Algo así como 4 puntos menos a Maduro y 9 puntos más a González Urrutia. La conclusión de estos números es que nada está dicho hasta que no hablen los electores; sin embargo, algo en lo que todos coinciden, es la amplitud en la brecha en favor del actual mandatario.

El periódico El Nacional, ferviente opositor al gobierno, ofrece encuestas que contradicen en un todo a las tres mencionadas anteriormente3. Frente a ello, Diosdado Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, advirtió en una marcha en la localidad de Trujillo, sobre la manipulación de las encuestas para generar desconfianza por parte de los seguidores de María Corina Machado y su candidato GU, a la vez que afirmó que su gobierno escucha los reclamos de la sociedad y que por eso Maduro lideraba las encuestas. En el mismo acto, refirió que la oposición está abonando el terreno para desconocer los resultados, y que, frente a ello, no se “quedarían de brazos cruzados”4.

Ante tanta variedad en los números previos, será fundamental para dotar de solidez al escrutinio que nadie se guie por las encuestas para decidir su voto y que ningún/a ciudadano/a venezolano/a deje de ir a votar porque según las encuestas el destino está sellado. Las operadoras encuestadoras pueden vaticinar un determinado número, tanto para lograr que el que va perdiendo lo de todo por perdido y no vaya, como para que el que va ganando crea que para que va a ir, si total ganan caminando. Sean cuáles sean las intenciones de las encuestadoras, lo que conviene, siempre, es que la mayor cantidad posible de votantes concurra al acto que le convoca como ciudadano.

Más de 21 millones de electores, según la Cámara Nacional Electoral (CNE), están en condiciones de emitir su sufragio. Esos 21 millones de votantes son quienes tendrán que dotar de consistencia a estas elecciones. En el proceso electoral, también cumplirán un rol activo y de garantía de un resultado veraz los 600 veedores electorales internacionales que participarán del acto.

Venezuela, institucionalmente, ha intentado por todos los medios ofrecer garantías de que las elecciones serán limpias, y 8 de los 10 contendientes firmaron un acta en la cual se comprometen a aceptar los resultados. No hacen esto como un acto de buena fe, sino por que entienden que están dadas las condiciones para que tanto la votación como el escrutinio se desarrollen con transparencia. Da la casualidad, de que entre los dos candidatos que no suscribieron el acta, se encuentra quien marcha segundo en las encuestas. Si a eso sumamos las amenazas que mencionó el presidente de la asamblea, Jorge Rodríguez, con respecto a la posibilidad de que hubiese atentados5 para enturbiar el clima político, y que mientras escribo esta nota veo que esa advertencia se ha hecho realidad -ayer, 19 de julio, acaban atentar contra una tubería de gas en el estado de Anzoátegui6-, la situación amerita una alerta máxima.

El 28 de julio será el día de la verdad. No antes de las diez y media u once de la noche estarán los números oficiales garantizados por los 600 observadores mencionados y por la masa del pueblo que quiere vivir en paz en Venezuela. Defender el resultado será tarea de toda/os la/os venezolana/os, y cuanto más sean los que defienden su voto, porque fueron a votar, más les costará a los sectores antidemocráticos desconocer el resultado.