Jaque mate al clima: la Amazonía, el infierno terrestre
Por Sergio Ferrari, desde la ONU, Ginebra, Suiza
Los incendios que azotan la selva amazónica agravan el ya delicado estado febril del clima y la fragilidad del medioambiente a nivel mundial. Y constituyen un factor de extrema preocupación dado que se producen en diversos continentes, según afirmó la Organización Meteorológica Mundial (OMM), entidad de las Naciones Unidas que ejerce una función destacada en la vigilancia y protección del medio ambiente.
En sus 6 millones 700 kilómetros cuadrados, la Amazonía resguarda el 40 por ciento de la selva tropical restante en la Tierra. Y cobija más de 40 mil tipos de plantas, unas 6 mil especies animales -entre las cuales, 427 de mamíferos-, y constituye la principal cuenca fluvial mundial.
“Pandemia” incendiaria
Impactante es, según el organismo de la OMM, la dimensión de este fenómeno devastador. Si bien, en este momento, con efectos casi continentales en la Amazonia latinoamericana, en junio y julio pasados, con impacto también destructor en Siberia y regiones del Ártico, así como en Groenlandia y Alaska.
Algunas regiones del continente europeo, entre ellas de España y Portugal, han sido víctimas recientes de incendios forestales. La OMM deja constancia de fuegos generalizados y actividades de quemas en países del sur del África tropical, como Angola y la República del Congo. Lo que significa cientos de megatoneladas de gases liberados a la atmósfera, que aceleran aún más el ya incontrolable calentamiento global.
Récord preocupante
En su informe de la última semana de agosto, la OMM confirmó que el siniestro golpea no solo a Brasil, sino también a zonas de Bolivia, Perú y Paraguay. Entre el 1 y el 24 de agosto se han detectado 4 mil incendios en esa región, considerada como uno de los pulmones principales del planeta, reserva fundamental de especies vegetales y animales.
Cifra récord en lo que van los ocho primeros meses del año en curso. El Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE) contabilizó 72 mil incendios al interior de la selva en ese periodo. La cifra más alta desde 2013. Lo que implica un 83 por ciento más que el año pasado, que fue el de menos incendios en el último lustro.
La actividad de incendios en el Amazonas varía considerablemente de un año al otro, y de mes en mes, según la OMM. Pero, generalmente, afecta más en la estación seca, es decir de julio a octubre.
Agosto ha sido “testigo de un aumento notable en incendios grandes, intensos y persistentes que se propagan a lo largo de las vías principales en la Amazonia central brasilera”, según afirman científicos del Laboratorio de la Biosfera en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, citados por la OMM con sede en Ginebra. Si bien las condiciones propias de la temporada seca favorecen al siniestro, la causa principal ha sido la “quema controlada de tierras”, según el organismo internacional.
Especialmente ubicado en los Estados de Rondonia, Amazonas, Pará, y Mato Grosso. Y confirma un aumento de la vulnerabilidad en esa región con el paso del tiempo, dada la deforestación y los fuegos, resultado de la actividad humana, resultante de la extracción minera, maderera y la agricultura extensiva.
Además de la amenaza directa producto de la quema para numerosos pueblos indígenas ahí radicados (se calculan al menos en 400), los incendios liberan contaminantes nocivos a la atmósfera, a través de partículas y gases tóxicos, como el monóxido de carbono, los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos no metanos, subraya la OMM.
El Sistema de Monitoreo de la Atmósfera de Copérnico (CAMS) de la Unión Europea da cuenta que los incendios han liberado 255 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera entre el 1 y el 25 de agosto, así como enormes cantidades de monóxido de carbono.
Con el agravante que las partículas y los gases de la quema de biomasa pueden transportarse a largas distancias, afectando la calidad de aire de regiones muy alejadas. Las columnas de humo amazónico han ennegrecido el cielo de la ciudad de San Pablo, a casi 2500 kilómetros de distancia.
Intensificar la prevención
En su reciente informe, publicado a inicios de agosto, el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, había puesto el acento en la importancia de garantizar la diminución de la deforestación y asegurar la gestión sostenible de la tierra. Señalando el impacto negativo de fenómenos particulares, como los incendios forestales. Éstos emiten dióxido de carbono, en tanto la pérdida de bosques reduce la capacidad de absorción del CO2 de la atmósfera, aumentando así el calentamiento de la tierra.
En su comunicado del 28 de agosto, la Organización Meteorológica Mundial subraya la necesidad de mejorar los sistemas de pronóstico para alertar sobre el peligro de incendios y sus consecuencias nefastas que contaminan el aire. E informa que ha iniciado la instalación de un sistema de advertencia de contaminación por incendios y humo de vegetación. Apuntando a la futura fundación de centros regionales especializados en el tema.