Se reagrupa el MAS en Bolivia: "Nuestro/a candidato/a surgirá del consenso de nuestra base social"
Por Adrián Dubinsky
Agencia Paco Urondo: Hasta unos pocos días después del golpe de Estado de Bolivia, hasta el día 27 de noviembre exactamente, usted era el cónsul oficial de Bolivia en Buenos Aires ¿En qué situación queda usted luego de sufrir un golpe diplomático?
Ademar Valda: Legalmente Evo sigue siendo presidente, porque la Asamblea Legislativa Plurinacional no ha aceptado ni rechazado su renuncia. Y la misma se dio de una manera forzada, violenta, producto de un golpe de Estado. El actual gobierno golpista, la dictadura de Janine Áñez es un gobierno anticonstitucional. Y si bien nosotros fuimos cesados por un gobierno golpista, aún nos sentimos representantes de Evo y fundamentalmente muy afianzados y vinculados con nuestra comunidad boliviana, que ha sabido reconocer el trabajo que hemos realizado, la denuncia contra el golpe de Estado, y hasta el día de hoy me siguen llamando cariñosamente Cónsul. Pero obviamente para no dar excusas a la dictadura siempre hemos sido muy claros: hemos sido nombrado por un gobierno democrático y hemos sido cesados por un gobierno golpista. Y para evitar problemas legales, conflictos violentos y no darle excusas a la dictadura, hemos aceptado cesar en el cargo oficial.
Los pueblos van a saber juzgar la historia y sancionar estas actitudes, no solo por los crímenes de lesa humanidad, sino por todas las acciones que no tienen sustento ni asidero alguno. En primer lugar, nos hemos considerado hombres y mujeres libres que denunciamos y seguimos denunciando al golpismo. A diferencia de otras autoridades diplomáticas, a la cuales respetamos, y que tal vez por miedo o por que no estaban seguros de que había un proceso que defender, fuimos los únicos en Argentina que dimos la cara. Y eso nos ha costado la persecución y la detención de algunos compañeros en Cochabamba.
APU: ¿Usted está en calidad de refugiado o asilado?
A. V.: He pedido el refugio por causas políticas. Yo volví a Bolivia pensando que las muertes y la represión habían cesado. Ingenuamente, debo decirlo, porque pasaron de la represión abierta a la muerte frontal, a la persecución judicial, policial y paramilitar. Amenazaron quemar la casa de mis padres, la de mi esposa y mis hijos. Obviamente eso fue porque denunciamos el golpe, y también porque antes de ser cónsul, cuando era diputado, fui muy frontal contra la derecha, contra la violencia que ellos ejercían aun sin estar en el poder. Siempre han sido violentos, racistas, intolerantes y ahora se demuestra la complicidad, la connivencia desde el Estado con los grupos paramilitares. En el último conflicto, en lugar de reprimir a los grupos paramilitares, los escoltaron, los protegieron, se han aliado para perseguir al pueblo boliviano. Quemaron casas, mataron gente, y según el informe de la Comisión Argentina de Derechos Humanos que viajó a Bolivia, hasta hubo vejámenes y violaciones a mujeres: lo inimaginable.
APU: Lo que se advierte, también, es un nivel de impunidad en cuanto a las formas que es increíble. ¿Se han perdido las formas, diplomáticamente hablando?
A. V.: No respetan nada. No tienen límites. No les interesa respetar ningún convenio, ningún principio básico de la diplomacia. Un ejemplo es lo que han hecho con el asedio a la Embajada de México, con la persecución a periodistas del extranjero, amenazándolos con que los estaban mirando, vigilando. Todo esto lo hacen porque tienen la venia de los Estados Unidos. Por más que lo piensen, y la represión esté en el ADN de la derecha, por más que sea su auténtico pensamiento, la persecución implementada no se habría hecho de no contar con el apoyo norteamericano. Se devela que el plan de la derecha cavernaria, conservadora, racista, fascista es ese: reprimir al pueblo, reprimir a los indígenas, a los que han tildado de “salvajes”, como en la época colonial, poniéndolos en un lugar casi animal, reprimible, exterminable. Y si para hacerse con los recursos del país ellos tienen que violar cualquier parámetro, cualquier acuerdo internacional, o avasallar a gobiernos elegidos por sus pueblos, lo harán sin titubear.
APU: Teniendo en cuenta que el 3 de mayo se vota y que el presidente del Tribunal Supremo Electoral, Salvador Romero, afirmó que estaban dadas todas las garantías de legalidad, transparencia y de orden técnico para llevar a cabo las elecciones. ¿Ustedes creen que ello es así?
A. V.: No. No hay garantías para una elección con este gobierno. Primero porque es un gobierno de facto que solo se dedica a perseguir a todos aquellos que piensen distinto a ellos. Segundo, están usando el Estado como una maquinaria de represión que va en contra de las mayorías nacionales. Ellos representan solo el 4% del electorado. Eso es una dictadura imbuida de formas violentas y de ilegalidad.
Bajo esta situación han subordinado al Poder Judicial –la policía y los militares desde el comienzo han sido parte de esa maquinaria de represión– y tienen al Tribunal Supremo Electoral en vilo. Es decir, el tribunal no está empadronando en el exterior: eso viola el sistema electoral, la ley y la Constitución.
APU: Ellos alegan que no tienen tiempo de hacerlo.
A. V.: Eso es falso. Sí pueden. Ellos tienen “hasta” 120 días para empadronar a los votantes antes de la elección. La norma no dice que deben tener 120 días luego de la convocatoria a elecciones, sino hasta 120 días en total. En ese caso, si no empadronan podrían haber llamado a elecciones en 30 días. Pero eso no es lo que quieren, ellos pretender dilatar los tiempos. Desean perpetuarse en el poder. No hay garantías. Imaginen que si encarcelan a alguien que publica sus opiniones en Facebook, cómo podríamos hacer campaña con la policía y los militares encima de uno. Hasta psicológicamente inhiben la organización.
APU: Ante lo dado, ya que las elecciones van a ser el 3 de mayo, ¿cómo harán para garantizar la transparencia? ¿Apelarán a organismos internacionales de veedores?
A. V.: Por supuesto que es buena la participación de la comunidad internacional, pero esa es una garantía limitada. Los veedores no pueden cubrir todo el territorio nacional cuando la que maneja las elecciones es una dictadura.
Lo único que puede garantizar un proceso electoral transparente y una campaña electoral limpia, no solo para el MAS sino para la centro-derecha que presentará candidatos, e incluso para los golpistas, ya que ellos validarán a algún candidato, es un gobierno de transición. Supuestamente ellos decían que iban a permanecer en el gobierno hasta el 22 de enero. El 23 de enero tendrían que entregar al Tribunal Supremo de Justicia, cuyo presidente debería asumir la jefatura del Estado hasta que se concreticen las elecciones. Ahí, tal vez, con el Estado como garante, podríamos llegar a tener las condiciones mínimas para la realización de un sufragio limpio. Pero ya han desdicho eso mismo al extender su mandato.
A mí me preocupa mucho la intervención norteamericana. Sacaron un comunicado en el que dicen que van a reactivar la colaboración con Bolivia. Y si para ellos es prioritario volver a Bolivia, eso significa que es el retorno de la DEA (Agencia de la Lucha contra la Droga de Estados Unidos), de la USAID (Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos), la CIA, que fungieron como mecanismos de represión del pueblo aliados a los gobiernos neoliberales para sostener sus intereses. Para Estados Unidos es central hacerse con el control de la elite gobernante de Bolivia por nuestras riquezas, por el litio, por nuestra importancia geoestratégica –estamos en el centro de América del Sur–, porque ya no quieren gobiernos progresistas, de izquierda, soberanos. Solo quieren gobiernos serviles en un contexto internacional en donde su hegemonía está seriamente cuestionada. No solo por sus adversarios históricos, sino también por sus aliados naturales. La Unión Europea no valida lo que ha hecho en Irán. En un contexto tan adverso, ellos buscan revalidar su presencia en el continente para recuperar espacio para su política guerrerista, imperialista y así hacerse con los recursos naturales de nuestros países. No nos olvidemos que Bolivia tiene la mayor reserva de litio del mundo y eso para ellos es primordial.
APU: El 22 de enero se hará un acto en el club Deportivo Español, en el Bajo Flores. ¿Ese día se lanzarán los precandidatos o un candidato?
A. V.: En realidad, según el Pacto de Unidad, que articula a las organizaciones indígenas de Bolivia, a la base social, al núcleo duro del MAS, el día 19 van a elegir el binomio electoral, presidente y vice, y el 22 se daría inicio a la campaña con el lanzamiento de ese binomio.
APU: ¿Cuál sería el rol de Evo Morales en ese armado?
A. V.: Él va a ser el Jefe de Campaña. Él será quien articule, organice políticamente, quien baje los lineamientos en permanente consulta con las organizaciones sociales para ver cómo se desarrollará la campaña dentro y fuera de Bolivia, porque fuera también hay votos. Pero lo que sí les puedo anticipar es que somos el único partido que sí consultamos a su base social, y que el candidato o candidata surgirá democráticamente a partir de debates y generación de consensos, de permanentes rondas y reuniones, y la puesta a consideración de sus partidarios la elección de quién los representará.
APU: ¿Usted cree que la derecha logrará consolidar un candidato que aglutine el total de sus vertientes?
A. V.: Lo único que une a la derecha es el odio al indio, su racismo, su fascismo y el factor económico. Ellos no tienen un programa, y si lo tienen solo se basa en el deseo de volver al neoliberalismo. Al no tener una perspectiva ideológica programática que los articule siempre van a estar divididos. Eso nos beneficia, sin dudas, pero hasta antes de derrocar a Evo estaban unidos. Luego comenzaron las divisiones, sus propias traiciones, la demostración de los que realmente les interesa: el dinero. Pumari y Camacho estaban negociando las candidaturas por dinero. Camacho pidió 250 mil dólares y las aduanas de Oruro y Potosí. Y cuando la derecha gobierna sabemos que las aduanas son un botín, una caja chica para extorsionar, coimear a quienes ingresan sus mercaderías. Si no hay racismo, fascismo y dinero no se van a poder unir. Hay factores externos que pueden garantizar que a pesar de que no se quieren, se unan, y eso es Estados Unidos.
APU: La sensación es que Estados Unidos, al igual que hicieron en Venezuela, va a bajar mucho dinero para la oposición y va a intentar corromper y dividir al sector popular. ¿Cómo se sienten con los organismos y movimientos sociales, están unificados?
A. V.: Creo que hay que tomar en cuenta objetivamente este punto. Creo que ha habido antes del golpe una afectación de ciertos sectores a nivel de dirigencias. Me sorprende la actitud del primer ejecutivo de la COB, antes del golpe, pidiendo la renuncia de Evo; luego de 34 muertos, con la presión social, tuvieron que salir a condenar al golpe. Creo que ahí, y no solo en dirigentes, sino también en diputados y senadores, pudo haber o miedo o dinero, para que de alguna u otra forma asuman esta posición tan cambiante; pero claro, hoy se ha develado qué es lo que va a suceder si la derecha vuelve al poder: muerte, miseria, pobreza y privatización.
APU: ¿Se ha modificado el programa económico?
A. V.: Están en eso. Hoy BOA (Boliviana de Aviación) ha sido entregada a un CEO de una empresa privada de la competencia. ¿Cómo le vas a dar el queso al ratón para que lo cuide? SI le das el control de tu empresa estatal a una privada, lo que ocurrirá es que la vacíe, la destruya. Y encima, un ministro de la dictadura ha dicho directamente que quiere volver a las privatizaciones; de frente, sin eufemismos.
APU: Bolivia tenía un modelo económico que dio como resultado el crecimiento de entre un 4 y un 6 % del PBI en los últimos diez años, y demostrando que se podía crecer con inclusión y Justicia social, con uno de los mayores índices de desarrollo humano más altos del continente. ¿En qué se basa la oposición para querer cambiar ese modelo, por qué lo quieren modificar?
AV: Porque es lo que le sirve a Estados Unidos y es lo que le pide a la oposición boliviana. Además de los comunes que la aglutina: el odio hacia el indio, hacia la whipala, hacia la pollera, hacia el color de piel que uno tiene por sus orígenes. Estas elites, sumisas a Estados Unidos, quieren retornar al modelo neoliberal, creyendo que en ese sistema van a ganar más. Se ha demostrado que los mismos empresarios privados nacionales salen perdiendo. Los únicos que se benefician son los grandes consorcios transnacionales. Pero aquí hay un actor externo trascendental que le impone lo que quiere a la oposición. No podemos decir que el modelo boliviano ha fracasado; ¡es el más exitoso de la región!
APU: ¿Pero porque se concreta el golpe con un modelo económico exitoso?
A. V.: No fue por causas políticas y económicas, sino porque ha fallado la unidad del Estado en cuanto a sus fuerzas represivas: la policía y el ejército. El pueblo dijo en las urnas que apoyaba el modelo, el pueblo en su mayoría apoya este sistema, pero quienes tienen el control de las armas se impuso. La minoría se impuso a la mayoría con armas.
APU: ¿Se valora un poco más el programa Andrés Bello implementado en 1972 en Venezuela, que modificó el programa de estudios de las academias militares y que, a la larga, generó una FFAA alineadas con los intereses nacionales?
A. V.: Yo siempre les digo a los compañeros argentinos que miren con detenimiento al caso boliviano. ¿Cuál es el rol que van a jugar la policía y los militares si hay gobiernos democráticos, de izquierda o progresistas, sobre todo si EEUU volvió a mirar al sur? Es muy fácil coimear a las cabezas de los policías. Se han hecho cambios, pero con dinero en los líderes de las fuerzas armadas, se invalida lo que tanto nos ha costado a los bolivianos. FIjate lo que pasa en Chile, por más que haya represión, por más descontento que haya en la población, los militares y la policía siguen apoyando a Piñera. Y la dictadura mediática valida lo que hace el presidente chileno. El caso de Bolivia es un caso paradigmático de la gestación de golpe militar tanto de manera interna y externa, pero sin el apoyo de las FFAA y los policías, no lo hubieran logrado.
APU: ¿Cuál cree que será el rol de las iglesias evangélicas y pentecostales?
A. V.: Apoyar a la derecha, desde ya. Cumple un rol de ideologización religiosa desde la derecha. La mayoría de la población en Bolivia es católica. En Bolivia es muy fuerte la fe. Pero al utilizar la biblia, el nombre de dios y apelar a una temática que nos habita desde nuestros orígenes familiares, lo que buscaban era encontrar un discurso homogeneizador en el que ellos son el bien y nosotros encarnamos el mal. Ahí está Añez, hablando de civilizados y salvajes. Pero eso es falso, yo soy católico. Pero utilizaron ese discurso para sumar sectores conservadores y de clase media citadino para lograr respaldo social y poder consolidar el golpe. Algunos sectores de esas iglesias –no todas– tienen un rol conservador y tendiente a destruir todo principio democrático.
APU: Vamos a suponer que no hay cambio de gobierno como acaba de confirmar el Tribunal Constitucional Plurinacional. Van igual a elecciones
A. V.: Te doy mi opinión no como militante, sino como sociólogo. Yo creo que va a haber malestar social. El gobierno de transición fenece cuando termina el mandato estipulado. Aunque haya salido una resolución del TCP, ya está generando rechazo. Los sectores sociales, culturales, no lo van a aceptar. La gente, además de que ha sido reprimida, no se siente representada, pero esta ampliación del mandato va a generar resistencia, y ellos van a mantenerse con balas y represión. ¿Cómo va a haber elecciones con un gobierno que sale a matar al pueblo? Ya lo dijo el ministro de Defensa, Fernando López Julio, las fuerzas armadas van a hacer lo que tengan que hacer para mantenerse en el gobierno.
APU: ¿Cuáles son los funcionarios fuertes de este régimen?
A. V.: Bueno, el mencionado ministro de Defensa, el ministro de facto Arturo Murillo y la canciller, Karen Longaric. Son los que impulsan a incurrir en irregularidades y en hacer lo que crean por más que violen la ley. No les interesa más que tener el aval de arriba, de EEUU.
APU: Supongamos que hoy es 3 de mayo. Se vota. ¿Es optimista? ¿Los va a respaldar el pueblo en las urnas?
A. V.: Sí. Por lo menos en los sectores populares, que son mayoritarios en Bolivia, va a suceder algo similar al 2003, con la guerra del gas. Los bolivianos y bolivianas se dieron cuenta de que sin un cambio económico no había futuro. El pueblo se dio cuenta de que la derecha va a reprimir e impondrán un gobierno diferente, que conculque conquistas sociales. No vamos a ganar con el 60% como en otros tiempos, pero los sectores populares han despertado y van a respaldar con mucha fortaleza, pero como verás, el escenario va cambiando día a día. Hoy por hoy en todas las encuestas, aún sin candidato, vamos primero. Cuando haya candidato y el gobierno de facto siga mostrando su verdadero rostro, la diferencia se va a ampliar. Todos se han dado cuenta que la estabilidad y el crecimiento se dan de la mano del MAS.