Como siempre, Alemania
Por Matías Fabrizio
En líneas generales, Alemania hizo mejor las cosas, particularmente con la pelota. El mediocampo francés casi no tuvo contención, quedó muy solo Yohan Cabaye, y ahí los alemanes se abusaron. Cada vez que recuperaban, con sólo un puñado de toques llegaban al área de Hugo Lloris. Para hoy, Löw cambió un poco el esquema: paró un 4-3-3 marcado, con Miroslav Klose de 9 y Thomas Müller y Mesut Özil abiertos. Así, ocupó todo el ancho del campo y puso a jugar mano a mano a los laterales franceses. Además, Blaise Matuidi y Paul Pogba no ayudaban a Cabaye para marcar a Toni Kroos y Sami Khedira.
La apuesta de Didier Deschamps tenía que ver con cerrarse, con Mathieu Valbuena bajando de 8, esperar que Alemania no pueda romper sus líneas, y salir rápido. Lo primero falló, como se dijo antes. Lo segundo no. Al igual que frente a Argelia, la defensa alemana estuvo muy en línea, y ahí atrás caían los pelotazos cruzados para Valbuena o Antoine Griezmann. Entre la imprecisión para el último pase de los franceses, y la calidad de Matt Hummels y Manuel Neuer, fue suficiente para impedir que llegue el gol.
A los 13’ llegó el único tanto del partido. Kroos tiró un centro a la altura del área chica, contra el segundo palo, y Hummels, elegido como Jugador del Partido, le ganó con mucha facilidad a Raphael Varane y puso la pelota muy cerca del ángulo izquierdo de Lloris.
En la segunda mitad, los franceses se activaron un poco más. Se pararon más adelante y Alemania decidió jugar de contra. Claro, los contraataques de los germanos son de cinco o seis jugadores, mínimo, mientras que los de Francia eran de dos o tres. Lo mejor del equipo de Deschamps se vio por la banda izquierda, cuando se empezó a soltar Matuidi. Como venía de atrás, generalmente llegaba al ataque sin marca, y así explotaron una zona en la que Griezmann no podía hacer nada.
A raíz de Matuidi, crecieron los aportes de Patrice Evra y de Valbuena, que cambió de lateral. No obstante, a pesar de acercarse al área y llegar, la defensa alemana casi nunca pareció desacomodada. Francia arriesgó con el ingreso de Loic Remy por Cabaye, que sirvió para revitalizar la banda derecha, en la que Mathieu Debuchy no subía y Pogba estaba apagado.
Alemania no pudo liquidarlo de contra, por la impericia de Andre Schuerrle, quien entró para eso, para terminarlo, para ampliar la ventaja en alguna corrida. Francia intentó hasta el final, en cada jugada que Karim Benzema podía hacerse con un pequeño lugar para rematar, pero en la mejor que tuvo, una de zurda con el tiempo cumplido, Neuer despejó el bombazo con una mano.
Por cuarto Mundial consecutivo, Alemania jugará la semifinal, aunque desde Italia 1990 no logra ser campeón. Sea Brasil o sea Colombia su rival, si algo ha demostrado esta Selección es que se adapta a cualquier contexto. Tiene la pelota, se retrasa y sale de contra, ataca por afuera o toquetea por adentro. Alemania, como siempre, sigue en carrera.