Crónicas quemeras: perder
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Por Juan Ciucci
El Pueblo Quemero llegó en gran número al Estadio Único de La Plata (extraño el escenario elegido, complicado para llegar y volver). Copando la tribuna que le asignaron, llevando trapos, bombos y hasta uno de los telones, acompañó y alentó al equipo; que le brindó una oportunidad que hace unas fechas parecía imposible, y que dejó todo en la cancha para lograr el ascenso.
El partido fue más intenso que preciso, y siempre fue Huracán el que propuso juego, ante un Independiente temeroso que llegó de contragolpe. El primer gol fue una desafortunada jugada, luego de un gran tiro libre del Pity Martínez (el mejor del Huracán, jugando y recuperando pelotas, con mucha personalidad y entrega). El Globo ejecuta el córner que luego del rechazo cae en pies de Pisano, a quien Capurro no supo parar. El jugador de Independiente corrió media cancha, remató al arco, Díaz (de gran partido nuevamente, figura de este año en el Globo) ataja, y el rebote cae en los pies de Zapata, quien abre el marcador. Con eso sólo, creyó el Rojo que le alcanzaba para esperar a que termine el partido.
En el segundo tiempo el Globo fue con todo para adelante, y tuvo varias chances de gol. Hasta que llegó otro fallo arbitral que en una final perjudica a Huracán, ya van tantos que lastima recordarlos (aún seguimos sufriendo los últimos partidos dirigidos –pura casualidad- por Brazenas y el Sargento Giménez). Buena jugada de Caruso, excelente centro y buena definición de Ábila marcando un 1 a 1 que, con el miedo que tenía Independiente, parecía asegurar el triunfo quemero. Pero Esquivel levantó la mano, y se acabó el asunto. ¿Nadie lo ayudaba al Rojo, no? El segundo fue en el marco del ataque total desplegado por Huracán, Pizzini entró solo y definió el partido.
El Pueblo Quemero despidió con aplausos a sus jugadores (que se acercaron a saludar, disculparse y tirar sus camisetas a la popular) y al equipo técnico, que sin dudas seguirá en el próximo torneo. Otra jornada triste, otra vez toca perder. El temple de los de Parque de los Patricios se construye en estas jornadas, siempre a la espera de aquellas gloriosas que fortalezcan los estandartes que llevamos a la victoria. Como siempre, volveremos y seremos millones.