El arco del local
Por Juan Ciucci
El partido estuvo a la altura de las expectativas (no así el otro de cuartos, el choque de potencias Alemania-Francia), donde los equipos suramericanos jugaron como se juega un Mundial y fue mínima la distancia entre ambos. Si fuera por juego, uno diría que la ventaja debía ser para Colombia.
El partido arrancó para el local, con un gol tempranero de corner en una desatención imperdonable de la defensa cafetera. Y con un arbitraje pésimo, con una afección por no sacar tarjetas, que benefició al local para imponer su juego brusco. Así fue cansando al rival, y logró contener al explosivo James, que tuvo otro partido de consagración. Imperdonable para esta Copa no verlo jugar a este nivel dos partidos más.
El desarrollo del partido fue encontrando a un Brasil replegado en su campo, que sólo estuvo tranquilo un breve tiempo luego del baldaso de agua fría que significo el golazo de David Luiz. Fue un equipo cuyos goles no nacieron de jugadas, de las que careció; y Neymar estuvo escondido, poco conectado con el juego del equipo. Para colmo, salió con un golpe preocupante, que sufrió en el marco del juego brusco que propuso la verdeamarella.
Colombia demostró actitud y juego, y estuvo muy cerca de superar a un Brasil que se exhibio exhausto, y que a 20 minutos de terminar el partido reventaba la pelota sin dirección. Sin dudas es un modesto equipo el local, y que superó a los dirigidos por Pekerman por los beneficios de su condición de localia. Veremos ahora cuánto los beneficia al enfrentar a Alemania.
Vimos a una Colombia que quedará en la historia, con un heroico Yepes y un deslumbrante James. Es una selección a temer en el futuro cercano, con jugadores que sin dudas han crecido muchísimo. Veremos como llegan a Rusia.