El Patón Bauza y El Tomi Müller
Por Tomás Müller
No me pregunten el año, es la eternidad visible, inesperada, poderosa y brillante como el perfecto destello en el limpiaparabrisas del autobús. Cabecitas soñadoras bajo el sol esperando su turno en la historia. Corazones latiendo que se cruzan alguna vez en la vida. Rosarinitos que no aguantaban más los pantalones cortos y querían ser gigantes desde pibes. Gigantes de Arroyito. Quién te dice que ahí no estaba palpitando en mis sienes Polenta con pajaritos y en la sienes de Edgardito Bauza la Dirección Técnica de la Selección Nacional de Fútbol. Por lo pronto, en el picado que jugamos en la calle frente a aquel hotelito de Córdoba, perdieron los de mi lado como cuatro mil a cero, obvio, en el otro jugaba un tapado al que todavía no le decían el Patón, pero ahora que me doy cuenta y veo el cartel que dice El Zapato, a lo mejor lo bautizamos ese mismo día. La foto todavía es en blanco y negro, pero yo me acuerdo perfectamente que esa tarde era azul y amarilla.
Suerte, Patón, acá dice mi amigo el Conejo que aunque ganes o pierdas no me importa una mierda.
En la foto, de izquierda a derecha, señalados con un círculo, el Tomi y el Patón