"Maradona siempre decía: 'Al que está con la guardia arriba, le pego; al que está en el piso, lo ayudo”
Por Ernesto Castelnovo
El periodista argentino Rashid Alí García que trabajó junto a Diego Maradona en el Al Wasl durante su estadía en Emiratos Árabes cuenta lo que se siente ser compañero del Diego. Anécdotas, vivencias y el detalle del día a día con el mejor jugador de la historia.
APU: ¿Cómo fue que llegaste a trabajar en Dubai con Diego?
Rashid Alí García: Yo vivía en España y tenía un proyecto vinculado a redes sociales para clubes de fútbol. Primero intenté en Argentina y nadie me dio bola. Lo que hice después fue agarrar la compu y mandar el proyecto a los emails genéricos de los clubes. No quedó país sin que le haya enviado. Hasta que de un equipo chico de Barcelona, el Hospitalet, me invitaron. Y ahí arranqué: España, Grecia, Arabia. Poco antes que llegue Diego al Al Wasl en Dubai, un amigo bien informado me avisó y me mandé. Vine con la carpetita debajo del brazo y les dije que necesitaban redes sociales en español si querían tener repercusión internacional. Después, en una reunión que Diego tuvo con ellos, sin conocerme, pidió que yo sea parte. Y pasé un año completo con él en el día a día.
Creo que en Emiratos fue donde mejor estuvo en los últimos años, encontró un momento de paz. Podía ir al super, caminar por la calle, manejar tranquilo sin que lo jodan. Hacía vida tranquila.
APU: ¿Cómo era tu relación con él?
Rashid Alí García: Mi relación fue profesional 100%, pero con mucha confianza. Siempre traté de no estarle encima. Pero él te abría las puertas, hablábamos de fútbol, él me pedía que analice equipos rivales y escuchaba mi opinión. También me preguntaba por mi vida, mi familia, por cuánto ganaba. Y no era solo conmigo, con todo el grupo de trabajo. Se preocupaba mucho por saber cómo vivían los trabajadores del club y si les alcanzaba la plata. Si tenías algún conflicto y no se lo decías se calentaba. Tampoco quiero decir que era el tipo más bueno del mundo. Era un tipo común y corriente, ni tan tan ni muy muy. Pero si era muy generoso. Gracias a él pude entrevistar a Ronaldinho, por ejemplo.
Estaba en Dubai y yo ni sabia. Diego me avisó y me dio el teléfono. Fui, le hice una hora en el hotel, vendí la nota a varios lugares y eso me acomodó el mes, y eso él lo sabía. Siempre decía “al que está con la guardia arriba yo le pego, al que está en el piso yo lo ayudo”. Yo veía como miraba de costado a un jeque que venía a proponerle un negocio millonario y como ayudaba al fotógrafo del club para que su laburo salga bien.
APU: ¿Qué se siente tenerlo al lado?
Rashid Alí García: Es una energía increíble, te motiva sin decirte nada. Te cuento una anécdota. Diego entrenaba y yo solía cubrirlo desde una tribunita que estaba ahí al costado. Un día aparece un tipo de la nada, muy bien arreglado. Era argentino y se me puso a hablar. Me empieza a contar que era ingeniero industrial de caños, trabajaba en petroleras. Me cuenta su vida y empieza a despotricar contra Diego, del modo más violento que te puedas imaginar. Y termina con una frase: “es el cáncer de argentina”. Yo me levanté y me fui para la cancha y veo que el tipo me sigue y se para al lado de Diego. Yo estaba por llamar a seguridad. El tipo se pone nervioso, me agarra el brazo, me da el teléfono y me dice “por favor sacame una foto”. Se fue todo emocionado. El que habla mucho habla de lejos pero cuando lo tenés al lado creo que es imposible decirle nada.
APU: Imagino que el nivel futbolístico en Dubai no era muy bueno, ¿cómo era su relación con los jugadores?
Rashid Alí García: Se enojaba más con los extranjeros que sabía que podían dar más. El nivel de los jugadores locales es muy bajo, llegan tarde a los entrenamientos, no les gusta entrenar demasiado. Pero igual se llevaba muy bien con todos. El día de la presentación los jugadores le empiezan a decir los nombres y Diego no entendía nada. Fue poniéndole apodos a todos. Majed Nasser, que era el arquero pasó a llamarse Magia todo el año, al arquero suplente que era alto y morocho le puso Dida, y es el día de hoy que lo relatan por televisión y le dicen así. Una vez que Diego los bautizaba ya les quedaba el apodo, incluso entre ellos. Fue una experiencia muy intensa, pero la verdad es que nos divertimos mucho.