¿Quién es quién en las semis?
Por Ulises Castaño
A simple vista uno podría pensar que con los partidos entre Brasil y Alemania por un lado, y Argentina y Holanda por otro, estamos ante unas semis cantadas. Y en cierta forma así es. Aun cuando Holanda es la única que no tiene copa, las cuatro selecciones integran sin dudas el grupo de las consideradas grandes.
Pero también es verdad que cada una llega en un momento bastante particular respecto de su historia y tradición futbolística, así como respecto de lo que hasta acá se esperaba de ella, como es el caso de la selección argentina.
Estas semifinales tienen suficientes atractivos, tanto futbolísticos como de los otros, como para obturar un panorama, que no por contradictorio, resulta menos rico. Especialmente, el atractivo de tener a dos representantes por hemisferio, y así reeditar la eterna puja entre europeos y sudamericanos. De modo que dependiendo de los resultados, podríamos tener tanto una final en la misma linea norte-sur, como una final hegemónica.
Sin embargo, a la hora de afinar la vista en lo futbolístico, encontramos ciertos elementos que podrían relativizar el cliché histórico sobre lo que esperamos ver.
Por un lado, podría pensarse en una Holanda como la mas sudamericana de las selecciones europeas, relacionada históricamente a cierto jogo bonito como tal vez ninguna otra selección de su hemisferio, acaso la Brasil europea; y por el otro, una Alemania que desde un juego asociado de gran técnica y una evidente renuncia a la cuestión de la altura y la fortaleza como único modo, dista bastante de ser solo el equipo aguerrido y ordenado del pasado. Aunque esto ultimo lo siguen siendo, claro está.
Por el lado sudamericano, encontramos a un Brasil que no solo dista muchísimo de ser el inventor del jogo bonito -más aún sin el jugador que encarnaba como ninguno esta característica-, sino que además tiene la presión de ser el local; y a una Argentina que no ha conseguido plasmar grandes actuaciones como se esperaba teniendo al mejor jugador del mundo, una delantera temible y una de las zonas mas accesibles.
Javier Mascherano, líder natural dentro de la cancha y representante del coraje y la garra sudamericana en el seleccionado de Sabella, declaro: “no nos perdonaríamos no estar a la altura de las circunstancias”. No hay frase que pinte mejor este momento y lo que desde el sur, al menos desde Argentina, se espera de este tramo final. Lo que dice Mascherano es lo que vamos a ver. En el caso de Argentina casi con total seguridad, hay demasiado hambre por obtener la copa y haber llegado hasta acá predispone especialmente al espíritu criollo para lo que queda. En el caso de Brasil no está tan claro que así sea por tradición, pero si por la presión de ser el local y reafirmar en propia tierra su poderío mundialista.
Las estadísticas dicen que cada vez que Argentina jugó una semifinal, llegó a la final. Fueron cuatro (Uruguay 1930, Argentina 1978, México 1986 e Italia 1990) y de ellas, conquistó dos (Argentina 78 y México 86). Evidentemente, el camino recorrido en un mundial envalentona e incluso puede llegar a dotar a un equipo de aristas y virtudes insospechadas. Después de 24 años Argentina llega a una semi. Y mas allá de las estadísticas, venga como venga, algo es seguro: en la cancha son once contra once. Y a volar.