René Houseman: elogio de la locura

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René Houseman: elogio de la locura

19 Noviembre 2014

Por Jorge Hardmeier

Los datos y las estadísticas, tan caras a esta época, no interesan en este caso.

A René Houseman le bastaron cinco años de brillo futbolístico casi inigualable para transformarse en un mito.

Confeso hincha del club Excursionistas, debutó profesionalmente en el rival del barrio: Defensores de Belgrano. La leyenda afirma que el joven Houseman fue a probarse a Excursionistas y, a pesar de su actuación brillante, no fue tenido en cuenta por “villero”. Luego, “El loco” fue fundamental para el ascenso de Defe. La mirada sagaz de César Luis Menotti provocó que “El Hueso” Houseman recalara en Huracán. Allí brilló y formó parte de uno de los equipos más esplendorosos de la historia del fútbol argentino. 1973.

La gambeta indiscernible de Houseman era muy coherente con su vida: una gambeta desordenada, caótica, escasamente televisiva. Un jugador de potrero, no de Play Station. Apilaba rivales que no entendían qué era lo que estaba haciendo ese tipo.

Houseman: nuestro Garrincha.

Fue campeón mundial con la Selección Argentina: Mundial 78, ese mundial. Su carrera, por entonces, ya declinaba.

El mito afirma que, una tarde de 1977, borracho - no existían controles de alcoholemia en las canchas -  convirtió un gol memorable; el arquero no era otro que el Pato Fillol. "Una sola vez jugué borracho, borracho. Contra River, por el Metro 77. Me fui a la madrugada de la concentración al cumpleaños de mi hijo y volví borracho a las 11 de la mañana. Metí el gol, pedí el cambio y me fui a dormir. No daba más".

Houseman: antihéroe no recomendable para estas épocas de fútbol tecnologizado.

Houseman: villero. Había nacido en La Banda, Santiago del Estero, pero, desde muy pequeño, vivió en la villa – ya no existente – del Bajo Belgrano, su lugar en el mundo. Allí creció y aún vive en el barrio. Bajo Belgrano, talento ascendente. “Bajo Belgrano, amor ascendente es ella quien te busca donde vos no estás y es que toda tu canción persistirá siempre, siempre y hasta en el turbio río...” En 1973 los dirigentes de Huracán le alquilaron una casa en el barrio de Parque de los Patricios, con el objetivo de controlarlo y alejarlo de las “compañías indeseables” de sus amigos villeros. Houseman sólo soportó veinte días y regresó a su barrio de siempre.

Luego de pasos fugaces y sin mucha gloria por Colo Colo de Chile, River e Independiente, recaló en el club de sus amores: Excursionistas, ese que lo había rechazado años atrás por su condición de “villero”. Una reparación histórica, tal vez. Jugó un solo partido y anunció su retiro. 1985.

“Sobre la hora cuando los flojos lloran y está cerquita el fin, quiero ver sobre la cancha aquellos que se bancan tener alma de win”, canta Ariel Prat en “Sobre la hora”, canción dedicada a “El loco”. ¿Que cómo se llama la banda de este músico? Houseman René Band.

En 2000, por merecido y para paliar su difícil situación económica, se realizó el partido homenaje en el estadio en el cual brilló: el Tomás A. Ducó. Un equipo estaba formado por glorias quemeras: Brindisi, Babington, Morresi. El otro, por un combinado de estrellas: Fillol, Kempes, Bochini, Marangoni. “El loco” salió en el entretiempo. Volvió a ingresar para saludar a la gente. Y entonces, lo no planeado: una de las puertas del lado sur se abrió y todos los hinchas invadieron la cancha para abrazarlo y subirlo en andas.

En 2006, durante el transcurso del Mundial de Alemania, se realizó un homenaje a los campeones mundiales de la historia del fútbol. Houseman fue en su condición de campeón mundial de 1978. Los organizadores le habían dado unos zapatos que le apretaban, entonces decidió usar traje y corbata, como el resto de la delegación, y zapatillas. Después, durante la ceremonia, se prendió un pucho.

Todos los días se encuentra con sus amigos en el bar de Libertador y Echeverría. Solamente toma café.