Riquelme perdió más que Angelici
Por Enrique de la Calle
“Crónica de un adiós anunciado”, pudo ser el título obvio de la noticia referida al alejamiento de Román Riquelme de Boca Juniors. Finalmente, el 10 jugará en Argentinos, en el Nacional B. El jugador no tuvo ganas de ceder frente a la dirigencia xeneize, a la que supone, con válidos argumentos, su principal adversario.
En este artículo no se analizarán detalles de la negociación ni se expondrán hipótesis sobre el final anunciado. El autor, ferviente hincha de Boca, prefiere soportar el dolor por la partida del 10 en silencio. A excepción de un solo aspecto, sobre el que sí volverá: ¿Quién pierde más con la decisión?
Vayamos por las partes involucradas. Por un lado, está Daniel Angelici, el hombre de los casinos y presidente del Club. Nunca quiso demasiado a Román y siempre intentó dejar en claro que no cedía ante los supuestos caprichos del 10. Mauricio Macri, dirigente a quien refiere, también está entre los críticos de Riquelme.
¿Pierde Angelici? Creemos que ya perdió mucho en este tema, a tal punto que fue varias veces insultado en la Bombonera (y en las redes sociales, y en las calles, y en los bares…) por esta razón. Sin embargo, esa derrota ya está, en buena medida, amortizada. No le quedaba mucho para perder entre los riquelmenianos y sí podía ganar algo entre los hinchas / socios que cuestionan al jugador. Eligió la segunda opción. Del equipo actual de Bianchi, de sus victorias (o derrotas), dependerá el tamaño de la mancha que quedará en su currículum como dirigente de la institución. En definitiva: hizo poco para retener a uno de los máximos ídolos de toda su historia.
¿Y Román? Sostenemos que él cedió más en esta disputa que su adversario. Además de plata, arriesgó el afecto que las masas xeneizes tienen por él. No caerá en la estima de los hinchas, pero no serán pocos lo que le critiquen el paso dado. En definitiva, le recordarán que como buen hincha de Boca debió poner al club de sus amores por encima de cualquier otra cosa. Incluso, del maltrato dirigencial. Llegado el momento, los fanáticos se ocuparían de poner en caja a esos desalmados hombres que no respetaron al Capitán. Prefirió la peor de las opciones.
De este modo, Boca se quedó sin su principal símbolo. El responsable de tantas alegrías. Retorna el hincha xeneize al texto, con un mensaje a su ídolo: a pesar de la picardía, ¡gracias por tanta magia!