Se fue Riquelme (gracias Román)
Por Matías Fabrizio
“Para mí el fútbol es controlar, elegir bien”. Hablar de Riquelme como “el último diez”, lejos de ser un lugar común, es una realidad que define una manera de ver el fútbol. El fútbol como juego. El que disfruta una asistencia como un gol, que si un gol puede ser más lindo hay que hacerlo más lindo, por más que siga valiendo uno. El diez de la pelota al piso, de la pared, de la habilitación siempre al compañero mejor ubicado, el que con un par de gestos ordenaba al equipo. ¿Alguien piensa que algún DT tacticista entiende mejor que JRR cómo debe moverse en el campo un grupo de jugadores? Un 10 que ya no se verá en ningún lado, porque 10 hay varios, hay uno por equipo, pero diez como Román no. Hay otros 10, está el que se para más cerca del 5, el que espera la pelota más adelante para definir la jugada, que gambetea en el mano a mano. Riquelme es otra cosa, es el que entiende todo, no para qué lado eludir sino todo, lo que pasó antes, lo que va a pasar después. Es el creador, el enganche, el inventor, el organizador, el genio. De esos, ya no hay.
“Me tocó jugar en el mejor equipo de la historia de Boca”. Llegó Carlos Bianchi a mediados de 1998, y, entre otras decisiones que tomó apenas tomó el cargo, le dio la 10 a Riquelme. Aquel equipo aguerrido y con corazón, súper campeón, y que estuvo 40 partidos sin perder, jugaba al ritmo de ese muchacho de 20 años recién cumplidos. Al hilo llegaron dos campeonatos locales, más tarde dos Libertadores y un título mundial con las estrellas del Real Madrid que no podían sacarle la pelota. En total, fueron once títulos en Boca (seis locales y cinco internacionales), más un Mundial sub 20 en 1997 y los Juegos Olímpicos del 2008 en Beijing. Suele repetir, Román, que pudo jugar con el mejor arquero de la historia de Boca (por Oscar Córdoba), el mejor 2 (el Patrón Bermúdez), el mejor 4 (Ibarra), el mejor 9 (Palermo), etc etc. No hay dudas de algo: Riquelme fue el gran jugador de la historia del Club, el más influyente, el que levantó tribunas con caños y pisadas. El mejor.
“Tuve la suerte de jugar con Aimar, ojalá le vaya bien ahora”. Con Aimar, con Cambiasso, con Markic, Romeo y tantos más, en aquel Mundial juvenil en Malasia en el año 97. Si bien en 1995 la selección de Ibagaza, Sorín y Pena también fue campeona, la que vino después tuvo un nivel altísimo, de lujo. Se hizo tradicional que la gente madrugue y deje de hacer cosas por ver a los Juveniles de Pekerman. Tal vez desde la época de Maradona a fines de los 70’ que no se daba este fenómeno popular. Estos primeros seleccionados de José, en el que Riquelme fue un jugador determinante, fueron el puntapié para una seguidilla de años y años en los que planificar la semana en función del partido de los juveniles, fue moneda corriente. Con fútbol, educación y compromiso, Román y sus amigos marcaron una época.
“Queríamos ir al Mundial 2010 con Basile, pero no pudimos”. Tal vez el momento más negativo fue cuando, por segunda vez, renunció a jugar en la selección, esta vez al mando de Diego Armando Maradona. Ni él ni el Coco contarán nunca demasiado. Rumores y versiones las hay, y variadas. Mientras la mayoría se deshizo en críticas e insultos, él mantuvo el secreto, con frases y explicaciones de ocasión para justificar su decisión. Algunos apuntan a que algo tuvo que ver la interna en la salida de Basile de la Selección, y la llegada del Diego. Quizás nunca se sepa con certeza. Lo que sí se sabe, es que esta situación también define a Riquelme, en este caso desde sus valores personales. Unos años más tarde, Román y el Coco se cruzaron en Boca, en la segunda etapa del entrenador, sin demasiado éxito.
Riquelme, de quien decían que jugaba cuando quería, vivía lesionado y demás mentiras, se está retirando con 388 partidos oficiales (más 92 goles) en Boca. Es el 6to con más PJ en la historia del Club, y quedó a 38 de Roberto Mouzo, el primero. 38 es, exactamente, una temporada. ¿Con una dirigencia que se preocupe por hacer las cosas bien, lo hubiera pasado? Seguramente que sí. ¿Volverá como DT? Difícil. ¿Cómo dirigente? Tal vez. Cuesta imaginarlo fuera del campo, donde hacía jugar a su gusto no sólo a sus 10 compañeros, sino a los 11 rivales también.
Cuando me preguntan por los mejores tres que vi, yo digo cuatro: Messi, Ronaldo (el Fenómeno), Zidane y Riquelme. Muchos futboleros sub-80 hablan del “Charro” Moreno como el mejor de todos, superior a Maradona. Otros ponen ahí a Distéfano. Dentro de 30 o 35 años, cuando los números de Messi y Cristiano sean insuperables y haya nuevos cracks en el mundo, será el turno de los que tenemos entre 25-40 de hablar de Riquelme, de ese gran crack, distante a veces, de semblante frío e inexpresivo, pero que con una naturalidad sorprendente se hacía amo de la pelota, la cancha el partido y las tribunas.