El caso Soto: biografía de un desaparecido en La Matanza
Por Alejandro Enrique
Este libro, El Caso SOTO. Biografía de un desaparecido en La Matanza, nació desde una pregunta que ronda en la mente de miles: ¿Por qué La Matanza es peronista? Allá por 2011 me puse a trabajar con la tarea de dar fundamento histórico a aquella sentencia que se ratifica elección tras elección. Caudillos territoriales, héroes de la Resistencia Peronista, fundadores de la JP, dirigentes sindicales y militantes de bases comenzaron a dar testimonio de cómo se palpaba la identidad del pueblo matancero con Perón. En ese recorrido, apareció la figura de Delfor Santos Soto quien había tenido un breve pero intenso protagonismo en los últimos años de los años 60 y los primeros de la década siguiente.
Su historia personal me cautivó y su destino marcó la clave para empezar a reconstruir su vida. Soto había sido arrancado de su domicilio en la ciudad Ramos Mejía la noche del 21 de agosto de 1976. Sí, se lo llevaron por la noche, como les gustaba actuar a aquellas patotas que ejecutaron la mayor tragedia de lesa humanidad que recuerde nuestro país.
¿Pero quién fue Soto? Fue personaje de la cultura y del ámbito político de La Matanza. Su recorrido, el nacimiento del Peronismo en La Matanza, su actividad literaria, su militancia política y otros temas forman parte de esta reconstrucción histórica que a lo largo de cuatro años buscó echar luz sobre los años más tormentosos de nuestra patria.
Para explicar al personaje se hace necesario empezar a conocer los orígenes del peronismo en La Matanza, a la que muchos consideran un bastión impenetrable. Uno de los aspectos políticos que aborda este libro es conocer por qué en La Matanza el movimiento creado por Juan Domingo Perón alcanza tal predicamento en amplios sectores sociales. Por qué esa construcción y ese vínculo es una materia insoldable que identifica a los matanceros con el Peronismo. En el libro se dan los primeros pasos para encontrar algunas respuestas al interrogante; no se podría atrever a pensarlas como definitivas, pero sí suficientes.
Delfor Soto es parte de esa construcción donde el trabajador de campo, las familias de los centros urbanos, los empleados de comercio, los jóvenes con inquietudes intelectuales y los adultos experimentados, los hombres y las mujeres, el obrero y el profesional sienten que las figuras de Juan y Eva Perón son las que aseguran una patria grande y un pueblo feliz.
El protagonista de la biografía nació en el año 1935 en una zona rural de La Matanza llamada Querandí, donde algunos años más tarde se iba a construir Ciudad Evita. A poco de nacer, su familia se instaló en el entonces pueblo de San Justo que por entonces no llegaba a tener 4 mil habitantes.
A los 20 años el destino lo iba a poner en un lugar que lo marcaría para el resto de sus días. Era 1956 y mientras cumplía con el Servicio Militar Obligatorio en el Regimiento de Campo de Mayo ocurrió la sublevación del general Juan José Valle. Aquel levantamiento de cívico-militar, ocurrido el 9 de junio, buscaba terminar con la dictadura que había desalojado a Perón de la presidencia y que daría comienzo a su largo exilio. Pero la revuelta del general Valle fracasó y la orden de los dictadores Rojas y Aramburu fue fusilar a los que habían participado de aquel alzamiento. Soto fue uno de los conscriptos elegidos para ejecutar la orden marcial. Pero terminó confinado por varios meses en los calabozos de Campo de Mayo luego de resistirse a formar parte de aquel improvisado pelotón de fusilamiento.
Ese episodio, el fusilamiento de los militares a manos de jóvenes conscriptos y esos meses en el calabozo por resistirse a ser parte de la barbarie, le hicieron ver la crueldad con la que la oligarquía y los sectores antiperonistas perseguían al peronismo.
Soto fue un hombre interdisciplinario que transcurrió por las actividades sociales, deportivas y culturales. Asombrosamente en todas lograba destacarse. Pero su incursión en las disciplinas literarias le valió algún reconocimiento más. En su juventud fue autodidacta y empezó a ejercer el periodismo como se hacía en la vieja escuela donde la única academia era la redacción del diario.
Sin embargo, no pudo escapar a la ola militante de fines de los 60 y de principio de los 70. Aquella efervescencia juvenil y revolucionaria que contagió a varias generaciones, también lo involucró. Soto pertenecía a la generación intermedia que luchaba por la vuelta de Perón, ni la vieja guardia de la Resistencia ni tampoco de la “maravillosa juventud”, sin embargo no escapaba al entusiasmo revolucionario que impregnaba a las masas que ingresaba a la discusión pública por un mundo mucho más justo. En ese camino fue fundamental su relación con Gustavo Rearte, fundador de la JP y hombre de estrecho contacto con el General Perón, quien ya estaba radicado en Madrid en su residencia Puerta de Hierro.
La perspectiva revolucionaria de Rearte, creador del MR17, empujó a Soto a participar en forma activa del proceso final para la vuelta de Perón a la Argentina luego de 18 años de proscripción. Esa participación le valió ser parte de las listas del FreJuLi en calidad de candidato a concejal por La Matanza en la elección de 1973. No sólo que ingresó al Concejo Deliberante, sino que, por su verba y preparación, fue una de las espadas más importantes de la bancada oficialista.
Pero a poco de ingresar, y especialmente luego de la muerte de Perón el 1° de julio de 1974, Soto empezó a ser víctima del enfrentamiento intestino que por aquellos años vivió el peronismo. Esos acontecimientos lo obligaron en 1975 a renunciar a su banca y a “exiliarse” preventivamente en las sierras de Córdoba.
Finalmente, y con la instalación del Proceso de “Reorganización” Nacional encabezado por el dictador Jorge Rafael Videla, fue secuestrado la noche del 21 de agosto de 1976 por los Grupos de Tarea. Compañeros de cautiverio lo vieron por última vez en el Centro Clandestino de Detención “El Campito” que funcionó en Campo de Mayo. Las paradojas de la Argentina lo ponía nuevamente a Delfor, 20 años después, en ese lugar donde cumpliendo el Servicio Militar había tenido aquel acto de arrojo contra las órdenes de la Dictadura fusiladora.
Con más de 30 horas de entrevistas realizadas por el autor, consultando diarios, revistas y periódicos de la época; basándome en los Diarios de Sesiones del Concejo Deliberante de La Matanza y en diversos documentos, El Caso SOTO… es un relato en el que el método de evidencia científica para demostrar los hechos no se divorcia de una narrativa amena que busca acercar al lector a una historia que lo llevará a las tinieblas de la Dictadura. Soto forma parte de la misma historia que otros 30 mil argentinos padecieron, hoy seguimos pidiendo Memoria, Verdad, Justicia.