"El lanzamiento formal de la UTEP significa un paso más en la institucionalización del nuevo conflicto social"
Por Santiago Asorey
El Presidente de la Federación de Cooperativas de Trabajo Evita y dirigente de la UTEP (Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular), Gildo Onorato, dialogó con AGENCIA PACO URONDO y se refirió al lanzamiento del sindicato de la economía popular.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Qué implica el lanzamiento de la UTEP y esta nueva fase de formalización para el espacio sindical?
Gildo Onorato: El lanzamiento formal de la UTEP significa un paso más en la institucionalización del nuevo conflicto social. El conflicto social organizado abarca la realidad comunitaria y territorial, y la generación de trabajos en actividades que no están amparadas por los convenios colectivos representa un camino para canalizar la nueva realidad de aquellos que fueron quedando excluidos.
Esta formalización también establece una nueva realidad social instituida en la Argentina para los trabajadores y trabajadoras que se inventan su propio trabajo, generando una diferenciación entre el empleo y el trabajo. Es decir, se plantea una nueva realidad en el derecho laboral y, por sobre todas las cosas, una conquista que es solamente un escalón más para seguir peleando por trabajo con derechos, que es lo que en el fondo anhelamos, esto es: integrar a la realidad productiva de nuestro país a aquellas actividades no amparadas en la vieja realidad de los convenios colectivos. Por esta razón, entonces, ha sido un paso más que relevante.
APU: ¿Cuáles son los objetivos de la UTEP en la conquista de derechos laborales para los trabajadores de la economía popular? ¿Qué objetivos puede traer esta herramienta gremial? ¿Cómo se lograrían?
G. O.: El principal objetivo en esta primera etapa es lograr una gran sindicalización de una realidad que es muy numerosa en Argentina, y que se estima por encima de los 5 millones de trabajadores y trabajadoras del sector. Desde agosto de 2020 hasta el día de hoy tiene registrados 2 millones de trabajadores en el Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (ReNaTEP). Esto significa que una numerosa masa de habitantes de nuestro país se volcó a la generación de actividades para sobrevivir, asociándose y organizándose de manera colectiva y comunitaria para dar peleas sustanciales. Entre ellas, se pueden mencionar la realización sanitaria, la organización del abastecimiento alimentario, de la infraestructura social y de la producción de alimentos, y ese es el camino para seguir conquistando derechos.
No solamente queremos ser reconocidos como trabajadores y trabajadoras, también queremos que ese trabajo sea con derechos y con dignidad. Para eso entendemos que el 30% de la población económicamente activa que existe en la economía popular tiene que realizar una alianza económica y social profunda, estable, y de forma estratégica con el mutualismo y el cooperativismo tradicional que producen el 10% del producto bruto. En tanto logremos generar esta alianza sostenida, garantizada con abastecimiento local, con reserva de mercado, con planificación federal y con economías circulares en un federalismo popular, y no el federalismo de las élites, vamos a poder generar trabajo, como también los pasos primarios para la transformación del aparato productivo y, por sobre todas las cosas, vamos a generar crecimiento económico en nuestro país de abajo hacia arriba. Esto también encierra la realidad de nuestro sindicato: pelear por una Argentina diferente, con derechos para sus trabajadores y, sobre todo, con la perspectiva de contribuir a un desarrollo de país que no deje a nadie afuera.
APU: En este marco, ¿cómo cambia la relación de la UTEP con la CGT y las estructuras del movimiento obrero organizado, más tradicionales? ¿Cómo analiza la evolución de esa relación?
G. O.: En una de las mociones de nuestra asamblea constitutiva, votamos a favor de iniciar todos los trámites políticos y administrativos para integrarnos plenamente a la Confederación General del Trabajo (CGT), es decir, a la clase trabajadora tradicional. Ello porque entendemos que la unidad de nuestra clase trabajadora, en sus distintas formas y sectores, es fundamental para plantearnos la construcción de un país que enfrente los privilegios de unos pocos.
También sabemos que la Confederación General del Trabajo es el instrumento de mayor poder que tienen los trabajadores, tanto en Argentina como en toda Latinoamérica, ya que, junto a otros sectores, fue el factor que permitió frenar las sucesivas intentonas de modificar las leyes laborales de nuestro país para generar flexibilización y, de esta manera, generar ventajas en un capital que busca explotar, destruir y anular la organización sindical. Nosotros tenemos que organizarnos con el conjunto de la clase trabajadora para establecer pautas donde no se pierdan derechos y, sin ir más lejos, ganar derechos para aquellos que aún no los tienen.
APU: La situación de la pandemia genera un escenario complejo de desafíos en lo sanitario y lo económico. ¿Cómo observa este panorama general de la situación social y el rol que han tenidos los movimientos sociales?
G. O.: No hay ninguna duda que la realidad social ha empeorado. El crecimiento de la pobreza y de la indigencia significan el desarrollo de más y peores desigualdades en nuestro país. Los movimientos populares estuvimos a la altura, sufriendo como el conjunto de nuestra población, pero aun así estuvimos en la primera línea, en el aislamiento comunitario, en el desarrollo de políticas sanitarias, extendiendo nuestras redes comunitarias para facilitarle el rol al Estado, para complementar los brazos del Estado con los brazos de las comunidades, y transformarnos en una experiencia de comunión que intenta resolver los problemas concretos.
Los movimientos populares tenemos una política muy firme en el abastecimiento alimentario, pero necesitamos fortalecer y tender aún más los puentes con nuestros hermanos y hermanas porque todavía hay mucho padecimiento. Sabemos que hay que inyectar recursos y que necesitamos ingresos para que no falte el pan en la mesa de ninguna familia. Por eso entendemos que nuestro rol ha sido decretado como esencial en los sucesivos decretos presidenciales desde el 20 de marzo hasta el día de la fecha. Además de esenciales, las compañeras de los comedores ha sido un personal estratégico, y por eso interpretamos que es fundamental que, junto con otros trabajadores estratégicos, tengan prioridad en la vacunación. Hemos perdido muchas heroínas como Ramona por ponerle el techo a la pandemia, por enfrentar a este virus, tendiéndole la mano a aquellos que necesitaban un abrazo o una caricia. También por acompañar a los pibes para que no abandonen el colegio, a los viejos para que tengan posibilidad de acceder a sus medicamentos y a las familias que no tenían recursos.
Entendemos que nuestro rol es el que necesitó y necesita nuestro país. Fuimos un factor de estabilidad, un factor que intentó fortalecer la democracia, y por esto queremos contribuir con las autoridades nacionales y provinciales para que esta pandemia tenga la resistencia organizada que necesita nuestra sociedad para salir adelante. Estamos muy orgullosos de haber articulado con el Gobierno Nacional y con el gobierno de la provincia de Buenos Aires. Entendemos que este es el camino, ocupamos un rol que no es mejor ni peor, ni más ni menos que los otros, sino que es el que la realidad nos ha impuesto y hemos estado a la altura, por supuesto que con errores y con desaciertos, pero siempre poniendo el bien común y la estabilidad democrática como la prioridad para salir de esta pandemia. Tal como dijeron el Papa Francisco y nuestro presidente Alberto Fernández, “Nadie se salva solo”.
APU: ¿Cree que la figura del Papa Francisco fue importante en los avances logrados por los movimientos sociales a nivel local?
G. O.: El Papa Francisco ha sido una inspiración para los movimientos populares. Nos ha dado un reconocimiento universal, nos ha incluido en el rol de poetas sociales porque inventamos y creamos. A la vez, muchos de los trabajadores de la economía popular nos sentimos interpelados por su evangelio, porque encontramos en su voz, en sus palabras, en sus encíclicas, la voz que intenta contrapesar al capital financiero y al capitalismo tecnocrático que devora todo en su avance en función de generar ganancias. El Papa Francisco es fundamental en la realidad de los movimientos populares, por ello nuestro sindicato tiene una Secretaría de Culto de la cual se harán cargo los misioneros de Francisco, que son grupos de jóvenes laicos que profesan la fe cristiana y que están decididos al encuentro interreligioso de los trabajadores como un camino para construir también unidad donde muchas veces es difícil construirla.