Facundo Pastor: “Este libro sobre Walsh es una provocación para que aparezcan sus cuentos”
Por Federico Tártara
Un periodista inserto en los medios hegemónicos (América 2, La Red) se sumerge en la vida de Rodolfo Walsh. Eso ya es todo un dato. Claro que no se sumerge en toda su vida sino en sus últimos minutos, primero, y luego en todo los hechos concatenados que posibilitaron el asesinato y desaparición del cuerpo de uno de los mejores escritores de la Argentina de los últimos tiempos. ¿Dónde está Rodolfo Walsh?
El libro "Emboscada" reconstruye el grupo de tareas que lo asesinó, y lo desapareció; y también su círculo íntimo de militancia, quienes fueron secuestrados en los meses previos a su caída. El otro dato importante: los cuentos salieron de la ESMA, en algún lugar están. “Es una tarea incompleta”, asegura Facundo Pastor a poco de la entrevista, y sentencia: “Este libro es una provocación para que aparezcan los cuentos”.
Agencia Paco Urondo: ¿Cuál es el hecho distintivo de tu libro? ¿Qué es lo nuevo sobre Walsh?
Facundo Pastor: El libro se puede ordenar en dos partes. La primera es la reconstrucción de cómo termina cayendo Walsh. Ahí es inevitable seguir el hilo, o la línea de una serie de caídas concatenadas, que es el concepto que utiliza la fiscal en la megacausa ESMA. Caídas en serie, había una cacería en pos de encontrarlo a Walsh. Y, por otro lado, aparece como novedosa la búsqueda de los cuentos inéditos. Se habló mucho, es verdad, pero se profundizó poco sobre su recorrido. Cuando todo hacía pensar que se perdieron en el laberinto de la ESMA, “Emboscada” viene a echar un poco de luz sobre ese misterio.
APU: Hay una línea temporal desde mediados de septiembre del `76 hasta marzo del 77 en que desaparece, donde tenemos a un Walsh que vive perseguido, pero es quizás su momento más lúcido: crítica a Montoneros, Carta a la Junta Militar…
FP: Sí, te agregaría su deseo de volver a la literatura. Y esos meses finales retocando uno de los cuentos que se buscan: “Juan se iba por el río”, y la decisión de firmar la carta poniendo abajo, el cierre: “Rodolfo Walsh, escritor”. Me parece que ahí hay algo que él intentó decir. Respecto del contexto, de la línea temporal, desde mediados de 1976 en adelante me parece que el poder de fuego de las organizaciones guerrilleras estaba muy diezmado, muy en jaque, y esto tenía que ver con la cacería desplegada pero también con la información que los grupos de tarea ya manejaban de los organigramas de Montoneros.
El Walsh que se despliega en “Emboscada” es un Walsh acorralado, pero también solidario yendo en búsqueda de compañeros que estaban en una situación de mayor vulnerabilidad que él. Por esos meses escribe textos siempre al servicio de la denuncia, al servicio de la verdad, que es una constante, incluso, en la obra de Walsh.
APU: Y a finales de diciembre, salen también los documentos, “Los papeles de Walsh”...
FP: Respecto a los documentos me parece que se despliega en la crítica que él hace hacia la conducción, y hacia Montoneros, sobre todo en la crítica al aspecto más militarista y está esta idea que desarrolla el concepto de un repliegue estratégico que él mismo estaba haciendo con su propia vida al irse a San Vicente. Me parece que ahí también muestra el nivel de lucidez como analista de la realidad, como un tipo que hasta último momento podía olfatear y palpar lo que estaba pasando, no solamente por el nivel de información que manejaba por las fuentes que tenía, ya en este momento, sino por su avidez y por su empatía para poder justamente analizar lo que estaba pasando en el país.
APU: Por muchos años, la desaparición de Walsh estuvo relacionada a la Carta a la Junta Militar. En tu libro hablás muy poco de la carta. ¿Por qué?
FP: Primero, hay una cuestión temporal que hace que sea prácticamente imposible que desapareciera por la Carta. Básicamente porque él arroja las primeras copias de la carta en los minutos previos a ir a esa emboscada en Entre Ríos y San Juan. Esto ya estaba saldado en algún otro trabajo de investigación: existe un libro muy interesante que se llama “Oración'', de María Moreno, donde se esclarecen algunas de estas cuestiones.
No tuve la intención, claro, de pasar por alto un texto tan luminoso y esclarecedor como la Carta, sino entendiendo que hay aspectos de Walsh que están abordados en otras obras. No me propuse hacer una biografía sobre Walsh, no lo hubiera hecho nunca, no me atrevería. Simplemente me propuse reconstruir lo que fueron las horas, o los días o los meses o las semanas previas a su desaparición, poner todo eso en contexto e iniciar también una búsqueda de los papeles que le robaron, y entre ellos sus cuentos inéditos. Claro que siempre supe que se iba a tratar de una investigación incompleta, porque de alguna manera es un libro que queda abierto, abierto en tanto su cuerpo no está y tampoco su obra, por lo menos hasta ahora.
APU: En el prólogo hablás de que te surge escribir sobre Walsh durante los días de confinamiento por la pandemia. Te lo pregunto: ¿Por qué Rodolfo Walsh?
FP: Tengo una respuesta bastante sencilla: creo que es una historia que vale la pena ser contada. Y la verdad que durante mucho tiempo recorrí parte de esta historia sin un destino de libro y quizás en la pandemia me decidí a combinar toda la información que yo tenía, esta suerte de reconstrucción en un libro. Creo que es un propósito suficiente para escribir un libro o emprender una investigación o escribir un artículo. A veces en el periodismo -y no quiero generalizar, ni tampoco levantar el dedo- perdemos de vista que tenemos que contar historias, que las historias tienen que ser interesantes, en tanto a la construcción de una memoria colectiva de lo que vivió este país no hace muchos años.
APU: Partiendo de la metáfora del rompecabezas a la hora de escribir “Emboscada”: están los hechos de que Walsh concurre a las citas ya envenenadas (Salgado, María Cristina Bustos de Coronel), es imposible dilucidar porque termina yendo…
FP: Me propuse trabajar este libro pisando más sobre interrogantes que sobre certezas. Veo que por estas horas se escriben muchas cosas de Walsh con un nivel asombroso y pavoroso de certeza, como si existiera información: o que uno no maneja, o como si algunas cuestiones vinculadas a Walsh estuvieran contadas por protagonistas que nosotros no conocemos. Se establecen certezas. En cambio preferí trabajar sobre algunos interrogantes y, por otro lado, intenté manejar -espero haberlo logrado- con mucho respeto todo lo que pudo haber sucedido en cuanto a un militante que haya caído y que haya quedado en manos de un grupo de tareas y sometido a la tortura.
APU: Sí, se nota en la escritura, “Emboscada” es un libro al que no le sobra información…
FP: Fuí tratando de volcar toda la información que iba recopilando para también plantear algo que, por estas horas, varios colegas me han preguntado: ¿Por qué un libro sobre los `70? ¿Por qué un libro sobre Walsh, un personaje tan grande? Creo que hay una oportunidad de seguir escribiendo parte de esta historia, en tanto, seguir trabajando sobre la memoria colectiva y que esos textos están hechos también por periodistas que claramente no convivimos con esa tragedia argentina. Que generacionalmente nacimos alrededor de esos años oscuros y que quizás 45, 46 años después, nos permita seguir investigando y escribiendo con una distancia que hace que, por ejemplo, podamos escribir en este caso sobre Walsh sin entronizarlo, sin santificarlo, pero tampoco sin condenarlo. Y me parece que es necesario seguir haciéndolo y que hay una oportunidad de que otras generaciones lo cuenten de otra manera, más sintética o basada en la fuerza de las reconstrucciones, en las fuerzas de los datos y no tanto en la bajada de línea que permanentemente vemos sobre la época.
APU: El Pelado Diego (Nelson Latorre), y Mirta Castro: dos militantes montoneros. Los dos mueren en el exilio, y ya en democracia. ¿Te hubiese gustado tener su palabra? Dos voces claves: ¿Qué te pasa con eso?
FP: Sin duda. Con uno de ellos soñé mucho y sigo soñando porque parece que en el caso del “Pelado Diego”, por la investigación que realicé, habría sido el último poseedor de los cuentos de Walsh, o de los documentos de Walsh, que sacó de la casa que Massera había armado en las inmediaciones, en las afueras de la ESMA.
En el caso de Mirta Castro, también, ella seguramente se llevó mucha información y muchos secretos, pero creo que que como muchos otros personajes en la época también uno los analiza desde el punto de vista del interrogante.
Creo que en el caso del “Pelado Diego” es importante remarcar que él ha tomado un camino que -está reconstruido por muchos de sus compañeros- fue colaborar con la Marina. No lo juzgo, pero sí describo lo que en muchas entrevistas aparecía. Creo que había determinados momentos donde muchos de los militantes no podían elegir, muchos fueron obligados al trabajo esclavo intelectual, pero, en el caso del “Pelado Diego”, ya cercano a la culminación de la dictadura cívico-militar, durante la Guerra de Malvinas, él colaboró abiertamente con la Marina.
Está el caso de lo que fue la operación Algeciras de la Inteligencia Naval, con la intención de llevar un poco lo que estaba sucediendo en el Sur a Europa, planificando un atentado con explosivos en una embarcación de la marina Británica en Gibraltar. Y ahí creo que tuvo la posibilidad de demostrar que no iba a colaborar con la Marina, y sin embargo avanzó. Eso me llamó la atención.
APU: ¿Y Salgado?
FP: Y Salgado lo planteo en el libro: es una incógnita, pero no una incógnita en cuanto a lo que pudo él haber dicho, contado, te repito, trabajé con mucho respeto todo ese capítulo que tiene que ver con lo que sucede… como las aberraciones que se cometieron dentro de un centro clandestino y con lo que vivieron los militantes que entraron a estos ámbitos. Salgado me resultó una incógnita prácticamente porque su vida fue incógnita, porque calculemos que es un un pibe que sale de la escuela a los 18 años y termina muriendo en manos de los marinos o de los policías federales que inventan un operativo y arrojan su cuerpo en plena Capital Federal. Tenía 22 años, con lo cual su recorrido dentro de la organización es una nebulosa, no hay mucha gente que haya querido hablar sobre él. Básicamente porque era un chico muy jovencito. Su rol jerárquico dentro de Montoneros era muy menor.
APU: ¿Ese comisario Serra que llama, pudiste averiguar sí existió realmente?
FP: Creo que era el apodo que utilizaba uno de los marinos que más estaba obsesionado en descular el ámbito de la militancia donde estaba Walsh. Era García Velazco.
APU: ¿Cómo fue hablar con las fuentes militares, cuando tenías el objetivo de recuperar los cuentos?
FP: Hablé con muchas fuentes y no en su mayoría del ámbito militar. Te diría que todavía hay una resistencia muy grande, un secretismo muy grande y, sí se quiere, un pacto de silencio alrededor de cada información. Sí pude conversar con uno de los integrantes del operativo, que formó parte de la emboscada, pero me encontré con vacilaciones. Muchos prefieren no recordar, y otros respondieron de manera negativa al requerimiento periodístico.
APU: La historia de Rodolfo Walsh, de Mariana y Pablo, de Salgado, militantes montoneros que luchaban contra la dictadura: ¿Te pasó de romantizar sus historias?
FP: Esta distancia de la que hablamos en tanto lo generacional, también es una oportunidad para separarse de la época, sin dejar de tratar de pintar un clima de época. Yo hice más de 70 entrevistas, en ON y en OFF. Es inconsciente lo de pintar un clima de época, pero siempre basándome o amparándome en la fuerza de los datos, la información, para la reconstrucción.
APU: ¿Qué faltó? ¿Qué línea te hubiese gustado seguir investigar?
FP: “Emboscada” es un libro incompleto, una historia abierta. Estoy convencido que los documentos de Walsh alguien los tiene, y no es un convencimiento optimista. No soy la única persona que sostiene esto porque gente muy cercana a Walsh también lo sostiene, y me baso para esta hipótesis en el comportamiento que el grupo de tareas desarrolló con la documentación saquearon de su casa en San Vicente. Todo el archivo de Walsh, y las cajas con sus documentos, con sus artículos periodísticos, con sus cuentos, fueron a parar a la ESMA. Los marinos que entraron las cajas, las clasificaron, las catalogaron; primero con un criterio de inteligencia castrense para ver si en esa información podía traer alguna otra caída, producir otro operativo instantáneo y, después, cuando se daban cuenta que estaba frente a documentos internos o frente a Literatura (sí es que lograban saber que lo que tenían frente a sus ojos era Literatura), y todo esto lo cuenta de manera muy valiente varios testimonios de prisioneros en la ESMA que se toparon con este material en distintos lugares: en el sótano, en la pecera.
Cuando todo parecía que quedaba ahí, en el laberinto de la ESMA, esta investigación logró determinar que salen de la ESMA, y van a parar a esta casa. Los vieron prisioneros que habían sido llevados a ese lugar para trabajo esclavo. Entre ellos “El Pelado Diego”, Mercedes Ines Carazo “Lucy”, ellos dos vieron los documentos de Walsh.
Y finalmente el testimonio de Carazo, de que el Pelado le confiesa que sacan los documentos de ahí. Estoy convencido de eso. Este libro también es una provocación para que quien lo lea, quien escuche, quien lea esta entrevista… sí sabe algo se acerque a la familia y se devuelvan esos cuentos porque son tesoros literarios.
APU: ¿Por qué te decidiste por titularlo como "Emboscada"?
FP: Sí, es efectivamente una emboscada. Walsh iba camino a encontrarse, a realizar encuentros políticos y se encuentra con una emboscada que depende del grupo de tareas 3.3.2. Después sí, yo hice mucho hincapié, estaba muy interesado en que el libro tuviera una bajada respecto a sus cuentas inéditos, que es lo que mayor esperanza genera… de poder encontrar algo más.
Al libro lo cerré, pero la investigación no la cerré. Sigo buscando y hay mucha gente que se sumó, incluso muchos lectores que se enganchan mucho con esta parte del libro que es la búsqueda justamente de estos cuentos inéditos que muchísima gente daría mucho por leerlos.