Murió impune la criminal de guerra Margaret Thatcher
La exprimera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher, falleció este lunes tras sufrir un infarto cerebral, según informó su portavoz Lord Bell a la prensa británica. Thatcher, conocida como la Dama de Hierro, estuvo en el poder entre 1979 y 1990. Bell dijo que Thatcher falleció a los 87 años de edad, “en paz” y que “fueron Mark y Carol Thatcher” quienes informaron sobre el deceso.
De acuerdo con agencias de noticias, Thatcher mantenía un bajo perfil público desde que sufrió una serie de accidentes cerebrovasculares en 2002. Hace cuatro meses fue operada de un tumor en la vejiga y sufría demencia desde hacía varios años.
Thatcher, conocida en el mundo por su rígida línea neoliberal, fue la primera mujer europea en convertirse en primera ministra y fue quien decidió lanzar en 1982 las Armadas y tropas británicas contra las islas Malvinas y tomó la decisión de hundir al crucero argentino General Belgrano que se encontraba fuera de la zona de exclusión.
Documentos clasificados que salieron a la luz hace dos semanas, revelaron que un grupo importante de consejeros de la ex líder conservadora estuvieron en contra de ir a la guerra en 1982.
Una serie de notas preparadas para la “Dama de Hierro” tras la recuperación argentina del 2 de abril, expusieron que hubo una división interna en el seno del gobierno británico de la época, que en público siempre mostró un sentido de unidad ante Malvinas.
Otros documentos dejaron en claro que la decisión de atacar el Crucero General Belgrano el 2 de mayo fue tomada por Thatcher y su gabinete, durante un encuentro en Chequers, la casa de campo que tiene el primer ministro del Reino Unido.
Allí se decidió “flexibilizar” la zona de exclusión y realizar lo que para el mundo, salvo para Londres y sus aliados, fue un crimen de guerra.
Desde su victoria en 1979 la conservadora Margaret Thatcher preconizó el retorno a los valores victorianos, exaltando el esfuerzo individual y esperando de las prácticas liberales un enderezamiento de la economía británica, según ella deteriorada por el intervencionismo estatal.
Durante su gobierno tomó medidas de fuerte corte neoliberal como la disminución de impuestos para favorecer la inversión y estimular el mercado, junto a un amplio programa de privatizaciones que amputó al sector público más de la mitad de su patrimonio en sectores como el petróleo, los transportes, las comunicaciones, la aeronáutica y el automóvil, así como la supresión de más de un millón de viviendas sociales.
El Estado decidió clausurar las empresas no rentables, en particular el sector minero. Las protestas de las Trade Unions fueron respondidas con dureza por la “Dama de Hierro”, que consiguió hacer fracasar la gran huelga de mineros de 1984-1985 y acabar con el poder sindical pues se reformaron los sindicatos y prácticamente se les despojó de poder, se impulsó la flexibilidad laboral y se redujo el gasto público.
Con las políticas impulsadas por Thatcher aumentó el crecimiento de las desigualdades y fenómenos de marginación en los suburbios urbanos del Reino Unido.
Estado Unidos y Gran Bretaña fueron los países que pusieron en marcha en primer lugar y con mayor intensidad las políticas neoliberales. El triunfo de Thatcher y Ronald Reagan evidenciaron no sólo el apoyo de los poderosos intereses capitalistas a su programa, sino también el descontento de las clases medias ante la crisis del Estado de Bienestar y su pérdida comparativa de estatus social.
Thatcher y Reagan compartían su animadversión por el comunismo y juntos dieron comienzo al fin del Estado de Bienestar conquistado por los ciudadanos durante décadas.
El tercer mandato de Thatcher fue el más difícil porque su política fiscal no tenía el respaldo de la población, además su rechazo de una integración más activa en el marco de la comunidad europea provocó tensiones entre los conservadores.
Tras conocerse su muerte el primer ministro, David Cameron, dijo: “he conocido con gran pesar la muerte de Lady Thatcher. Hemos perdido a una gran líder, una gran primera ministra y una gran británica”.
Las exequias de Margaret Thatcher recibirán el mismo estatus de los que tuvieron la Reina Madre o la Princesa Diana, pero sin la participación del Estado, según lo expresó la misma exprimera ministra en sus últimos deseos.