“Occidente miente y falsifica para desatar guerras”
Horacio Raña, enviado especial de la agencia, fue recibido en el Palacio del Pueblo, sede de Gobierno en Damasco, donde se realizó la entrevista de casi una hora y media de duración y en la que se tocaron todos los temas referidos a la crisis, a las acusaciones que pesan sobre el jefe de Estado sirio, el rol de las potencias occidentales y la posible conferencia de diálogo impulsada por Estados Unidos y Rusia.
Entre otras precisiones, Al Assad no descartó que Occidente prepare una guerra contra su país, descartó dar un paso al costado como condición para que avance el diálogo y reiteró que los insurgentes son terroristas que no tienen autonomía porque son armados y enviados por otros países como Turquía, Qatar y Arabia Saudita.
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Periodista: Una de las acusaciones más fuertes en su contra esgrimidas por EEUU y aliados, es que tienen pruebas de que está usando armas químicas contra el pueblo. ¿Usted puede demostrar lo contrario?
Bashar al Assad: Las armas químicas son armas de destrucción masiva y si fuesen usadas sobre una ciudad o suburbio con un saldo de diez o veinte víctimas ¿sería creíble? No, porque su uso significaría la muerte miles o decenas de miles de personas en cuestión de minutos. ¿Quién puede ocultar algo semejante?
P: ¿Teme que con esas denuncias estén preparando el terreno para una intervención militar directa en Siria?
BA: Es probable, como ya hicieron en Irak. Occidente miente y falsifica para desatar guerras, es su costumbre y nosotros no podemos descartar esa posibilidad. Es una gran probabilidad y suponemos que en algún tiempo puede producirse algún tipo de intervención militar directa, aunque sea limitada.
P: ¿La política exterior de Barack Obama para la región es similar a la de Ronald Reagan o George W. Bush?
BA: Las administraciones estadounidenses son parecidas en la mayoría de las cosas y las diferencias son mínimas. Lo que cambió (con Obama) fue el discurso y eso no tiene ningún valor, lo importante son los hechos sobre el terreno.
P: ¿Por qué razón Occidente apoyaría un gobierno extremista como el que proponen elementos salafistas (fundamentalistas islámicos del wahabismo sunnita) que están combatiendo con los insurgentes?
BA: A Occidente le importa tener gobiernos leales como los que existían en América Latina, que explotaban a los pueblos para entregar sus bienes. Y si son extremistas, los usan ahora y los combaten después. Aunque Afganistán lo refutó: apoyaron a los Taliban y el 11-S pagaron un precio altísimo. En Siria tenemos un islam moderado y por eso resistimos al fundamentalismo con todos los medios.
P: ¿Cuál es la cifra de muertos en esta crisis? La ONU habla de más de 70 mil.
BA: Primero hay que preguntar a quiénes plantean esas cifras, sobre sus fuentes y la credibilidad que tienen. Muchos de los muertos de los que hablan son extranjeros que vinieron a matar al pueblo y hay muchos sirios desaparecidos, por lo tanto no podemos dar una cifra precisa.
P: ¿Hubo un uso desproporcionado de la fuerza por parte de las tropas sirias?
BA: ¿Cómo definir si hubo uso de fuerza excesiva o no? ¿Cuál es la fórmula? Es poco objetivo hablar desde este ángulo porque uno responde según el tipo de terrorismo que enfrenta. El ejército y las fuerzas de seguridad tienen la obligación de responder garantizando limpiar la zona y al mismo tiempo proteger a los civiles.
P: ¿Existía la posibilidad de alcanzar un diálogo en Siria para impedir que se produjera una interferencia extranjera y la persistencia de la crisis?
BA: Las demandas al principio eran reformistas, aunque este planteo era un disfraz porque nosotros habíamos hecho reformas y ante cada paso que dábamos se incrementaba el terrorismo. ¿Qué relación tiene un terrorista checheno, iraquí, libanés o afgano con las reformas en Siria? Se calcula que hay terroristas de 29 nacionalidades combatiendo en Siria, es ilógico. La base de cualquier solución política es lo que quiere el pueblo sirio, y esto lo rigen las urnas. No hay otra forma. El terrorismo golpeó a EEUU y Europa, sin embargo ningún gobierno dialogó con los terroristas.
P: ¿Cómo evalúa la posibilidad de una conferencia de diálogo entre distintos países planteada por EEUU y Rusia?
BA: Apoyamos cualquier gestión que conduzca a una solución política, pero creemos que muchos países que apoyan al terrorismo no la quieran efectivamente.
P: ¿No la quieren los opositores o las potencias?
BA: Es que son una sola cosa, porque en la práctica esas fuerzas opositoras viven fuera de Siria y están vinculadas a otros países, por lo tanto no tienen una decisión propia. Por eso, el aspecto básico a tratar es detener el flujo de dinero y armas a Siria y el envío de terroristas, quienes vienen básicamente a través de Turquía y con financiación qatarí y de otros estados del Golfo como Arabia Saudita. La base de cualquier solución política es lo que quiere el pueblo sirio, y esto lo rigen las urnas. No hay otra forma. El terrorismo golpeó a EEUU y Europa, sin embargo ningún gobierno dialogó con los terroristas.
P: ¿Evalúa la posibilidad de dar un paso al costado para solucionar la crisis tal como plantean ciertas potencias como condición en la conferencia de diálogo?
BA: Que alguien diga que el presidente sirio tiene que irse porque lo quieren EEUU, otros países o los terroristas, es inadmisible. Fui electo por el pueblo y el pueblo sirio decidirá mi permanencia y las urnas serán el árbitro en las próximas elecciones de 2014. Además, el país ahora está en crisis y cuando el barco se encuentra en medio de la tormenta, el capitán no huye. Y renunciar sería huir.
P: ¿Cómo cree que evalúan la situación de acá los 15 millones de descendientes sirios que viven en América Latina?
BA: Siempre miramos a la numerosa colectividad siria de Argentina y América Latina como un puente cultural entre dos regiones alejadas. Por tal razón, esos pueblos entienden lo que ocurre en nuestra zona mejor que los europeos que viven tan cerca del mundo árabe. Esas comunidades son las más capacitadas para entender este asunto y transmitir la imagen correcta allá.
P: ¿Se hace alguna autocrítica por toda esta situación en la que está inmerso su país?
BA: Hay que hacer autocrítica a diario, pero es ilógico hacerla antes que finalice el proceso. Cuando uno se autoevalúa no puede ser neutro y tal vez sea difícil ser objetivo en cuanto a las responsabilidades, ya que la evaluación correcta viene de los ciudadanos.