Polémicas declaraciones de un Obispo de Villa María sobre la Dictadura

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Polémicas declaraciones de un Obispo de Villa María sobre la Dictadura

12 Agosto 2014

Por Yael Crivisqui

El Obispo de Villa María, Córdoba, Samuel Jofré aseguró que “los juicios son discutibles porque en la Justicia se nombraron infinidad de cargos puestos a dedo que le hicieron perder credibilidad al Poder Judicial”. Agregó: “Hay voces serias, bien plantadas que hablan de juicios políticos, no lo sé”. Así, legitimando la teoría de los dos demonios sostuvo que: “los militares no fueron los únicos culpables” y que la amnistía “tiene sentido para la reconciliación”.

Por otro lado manifestó que “el que mata por sus ideas es un asesino, no un idealista” y consternado hizo énfasis en que “la represión hoy es una mala palabra”, por lo que según él se la debe justificar para “terminar con el desorden, sino está la cancha libre”, aunque “racionalmente”.

En relación a las declaraciones de Jofré, La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Villa María inmediatamente sacó un comunicado en repudio. Por su parte se sumó a las críticas Ve­ró­ni­ca Vi­vó, referente del Partido Justicialista local. Así mismo, ante la cantidad de cuestionamientos recibidos por el Obispo, no solo por organizaciones de Derechos Humanos y partidos políticos, sino también por sociedad civil, el mismo Samuel Jofré, titular de la Diócesis de Villa María, envió un comunicado al diario local en su defensa, desmintiendo sus dichos.

No hay que olvidar que Córdoba viene de una larga historia de complicidad de la Iglesia Católica con el terrorismo de Estado. Las denuncias, testimonios y pruebas sobre la relación del cardenal Raúl Primatesta, fallecido en el año 2006, con el ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, abundan. Basta con remitirnos a cuando Adolfo Pérez Esquivel y la abogada María Elba Martínez, presentaron en el año 2004 ante la Justicia Federal y Provincial, elementos de dos casos de trabajadores de la morgue, que comprometían a varios estamentos del Estado, en aquellos tiempos, y la tortura de cinco sacerdotes católicos.