Denuncia de Nisman: El kirchnerismo, la orgánica y los vende humo
Por Horacio Bustingorry
La denuncia del fiscal Alberto Nisman es llamativa por varias razones. Su tono dramático, el exagerado uso de ironías, la insistencia en calificar el atentado a la AMIA como el peor de la historia argentina, cuestión que nadie pone en duda, pero que nada prueba sobre su denuncia; todos estos aspectos le dan una tónica peculiar a su escrito. Sin embargo, estas características formales son problemas menores cuando se las compara con dos graves falencias que presenta su informe: el convencimiento de la veracidad de los dichos de Luis D’Elía y Jorge Khalil, y la manera ingenua en que analiza el kircherismo como espacio político.
Los vende humo
Respecto al primer punto, sorprende que Nisman de por ciertas todas las afirmaciones que realiza D’Elía. Más, cuando en la foja 220, reconoce que el dirigente del MILES afirmó poseer pruebas sobre la inocencia de los imputados iraníes, para luego retractarse cuando fue citado a prestar declaración testimonial. Sin embargo, cuando en las escuchas D’Elía afirma haber hablado con Oscar Parrilli, la denuncia da por sentado que conversó con Parrilli. Cuando afirma que habló con Julio de Vido, es una prueba de que conversó con De Vido. Y si D’Elía se arroga la capacidad de conseguir tierras para Khalil (foja 224) es porque efectivamente puede hacerlo. Lo mismo cabe para Khalil. Cuando el dirigente comunitario se jacta de ser quien puso al embajador iraní en Argentina (foja 237), es una evidencia del poder descomunal de Khalil en el país.
Quien suscribe considera que D’Elía es un gran dirigente político y social. Pero como la mayoría de los militantes, seguramente presume de contactos que no siempre tiene y se jacta de conversaciones que no necesariamente mantuvo. Esto en política se llama vender humo. Entonces, que D’Elía diga que tuvo conversaciones con el gobierno, no quiere decir que estas necesariamente hayan ocurrido. Esta verdad de Perogrullo está ausente en toda la denuncia de Nisman.
La Orgánica
El segundo punto es más grosero todavía. La concepción de Nisman del kircherismo como una orgánica, donde todos sus integrantes están articulados entre sí, parece más la visión de un ignorante cacerolero que de un fiscal federal de la Nación. Sólo así puede creerse en la existencia de una diplomacia paralela donde D’Elía ejecutaba las órdenes que Cristina le ordenaba a través del “Cuervo” Larroque. Aunque el dirigente del MILES y la presidenta de la Nación pertenezcan ambos al kirchnerismo, no existe una orgánica K que englobe a todos sus integrantes. Entre un dirigente de base y la presidenta media un abismo.
La puerilidad analítica de la denuncia no es por falta de conocimientos en ciencias políticas sino por la carencia de algo que al fiscal le sobraba: capacidad de rosca y contactos importantes. Por eso, cuesta creer que alguien acostumbrado a frecuentar la Embajada de Estados Unidos para dar información y recibir instrucciones haya sido tan torpe a la hora de interpretar la realidad. Y si lo de D’Elía es absurdo, lo de Fernando Esteche es directamente grotesco. El líder de Quebracho ni siquiera forma parte del kirchnerismo y, aunque lejos está de los planteos petardistas de la izquierda, mantiene una importante distancia crítica del gobierno. Esta es la razón por la cual Esteche cultiva una estrecha relación con un dirigente territorial como D’Elía, pero casi con seguridad nunca haya cruzado palabra con De Vido.
Los vende humo, la orgánica y la teoría política
Justamente, Esteche es más inteligente a la hora de formular conceptos útiles para pensar la política. En una entrevista brindada a “La Patria Transpirada” sostuvo que “seguramente la elucubraciones de Nisman están sustentadas, y esto lo descuento, sobre alguna jactancia en una conversación telefónica de uno u otro personaje. Cualquiera que conozca el paño de lo político puede darse cuenta de que se trata sólo de jactancias y no de revelaciones reales”. Lo mismo afirmó en diálogo con Radio del Plata: “Seguramente hay mucho de fanfarronería en esas escuchas. Seguramente vas a encontrar gente que dice que habla con tal o con cual o que representa a tal o cual y que no son otra cosa que jactancia y fanfarronerías inconsistentes”.
En el mismo programa, Esteche explicó con suma claridad el funcionamiento de los espacios políticos. Ante la pregunta por una reunión con un operador de la Jefatura de Gabinete, acerca de si su palabra era la voz oficial del gobierno, Esteche contestó: “de un sector del gobierno. Nunca hay una unidad monolítica en ningún lado, ni en un gobierno, ni en una organización.” A renglón seguido diferenció entre los dirigentes políticos que son militantes y los que son funcionarios. Dicha distinción no parece existir en la denuncia de Nisman, distinción que explica por qué Quebracho mantiene una buena relación con militantes como D’Elía y está completamente alejado de otros sectores del kircherismo. En este sentido, Esteche es mejor teórico político que quién escribió la denuncia.
Una vez llegado a este punto cabe preguntarse, ¿pudo haber sido tan ingenuo Nisman para elaborar y creer tremendos desatinos? ¿O habrá llegado a la conclusión que su denuncia era un disparate?