Modelo de seguridad inglés: ricos en los estadios, pobres en los pubs
Por Juan Ciucci
APU: ¿Cuál es la importancia de los casos europeos como parámetro para la solución del problema de la violencia en el fútbol?
Fernando Segura M. Trejo/Diego Murzi: La importancia de los casos europeos radica más en su diversidad que en la consideración de algún caso como paradigma. Si bien el modelo inglés es el más citado, existen enfoques diferentes. Algunos se han inspirado mucho del inglés y otros han combinado elementos de prevención e inclusive negociación con grupos ultras para generar marcos de derechos y obligaciones. Entre estos últimos destacan Holanda, Alemania y Bélgica. Estudiar sus parámetros, incluidos los parámetros del modelo inglés, permite distinguir hipótesis, enfoques y herramientas. Los modelos de Holanda, Alemania y Bélgica envuelven la hipótesis que se puede dialogar y negociar con los grupos ultras, los cuales tienen reconocido su derecho de alentar de la manera que ellos quieren, estar parados detrás de los arcos, en vez de la política de todos los espectadores sentados del fútbol inglés, pero tienen también obligaciones, compromisos y sanciones en caso de alteración del orden público en episodios de violencia. Las sanciones se aplican también para cualquier expresión racista. Es decir, que la violencia que se controla no es sólo física sino también la verbal y la simbólica. Lo interesante de estas herramientas es pensar cómo fueron construidas, cómo se aplican y qué tipo de efectos han generado. No con la idea de copiarlas, pero sí con la apertura de pensarlas y encontrar pistas para otros contextos. Cada contexto tiene que considerar sus propias características.
APU: ¿Cuáles son las características del caso inglés? ¿Por qué se habla como resultado de una "experiencia más controlada y menos popular"?
FT/DM: El caso inglés consistió en una trasformación tanto de las formas de vivenciar el espectáculo futbolístico como de la organización general del fútbol a nivel institucional. Las condiciones de aforo mejoraron, tanto en lo referido a la infraestructura de los estadios como en los dispositivos de control de los hinchas. Pero fundamentalmente el cambio mas sensible se operó en la esfera institucional: la creación de la Premier League supuso un salto cualitativo en la difusión televisiva del fútbol y con ello un aumento significativo de los ingresos económicos de los clubes. La liga inglesa se potenció y se convirtió en un gran espectáculo televisivo, y en consonancia con eso el valor de los tickets subió considerablemente, dejando afuera a buena parte de la clase obrera que era tradicionalmente el publico que iba al estadio. Además, las nuevas medidas de seguridad (fin de la venta de abonos colectivos, prohibición de permanecer de pie en el estadio, etc.) dificultaron la continuidad de las prácticas tradicionales de los hinchas, como por ejemplo concurrir en grupo al estadio. Los estadios fueron dejando de ser lugares de creación y reproducción de lazos sociales para convertirse en espectáculos controlados más próximos al show business.
APU: ¿Cuál es el modelo de espectador-consumidor que el caso inglés impone como tendencia?
FT/DM: Es un modelo que establece jerarquías en base al poder adquisitivo de los simpatizantes, y cuyo sujeto deseable es el consumidor pacífico que va al estadio el domingo de la misma manera que el sábado va al cine o al teatro. En la evolución del fútbol espectáculo, los clubes, al igual que las marcas, intentar atraer a espectadores que sean redituables económicamente, y que además de pagar una entrada cara también compren merchandising o productos del equipo. Esto implica darle la espalda a los sectores con menos poder adquisitivo, que fueron el tradicional público del fútbol durante todo el siglo XX, y convertir a los estadios en modernos espacios que satisfagan las necesidades de los nuevos hinchas-clientes. Inglaterra fue el primer país en avanzar en ese modelo, y hoy un abono para ver por ejemplo al Arsenal de Londres vale 15 veces más que en 1990. Este proceso generó que los sectores populares comenzaran a alejarse de los estadios y se replegaran en los pubs o en otros espacios. El ejemplo más drástico de este cambio de paradigma se pudo ver en el Paris Saint Germain cuando fue comprado por inversores quataríes pocos años atrás: de una temporada a otra el club canceló muchos abonos de sus hinchas tradicionales (amparados en cuestiones de seguridad), subió sensiblemente los precios de las entradas y realizó campañas y acciones para atraer al estadio a familias y a mujeres.
APU: ¿Cuáles son las características sobresalientes del caso belga?
FT/DM: El caso belga es interesante porque surgió de un diagnóstico de muchos años de investigación y de la coordinación de propuestas por parte de las universidades, donde la universidad pública tuvo un papel importante. Se estudiaron diferentes clubes y se entrevistaron a sus aficionados. Se trabajó con ellos y se llegó a una serie de propuestas para crear un marco de acompañamiento social. Surgió así el denominado Fan Coaching, apoyado sí por las instituciones de gobierno tanto en su financiamiento como en su promoción. Se dio apoyo a los clubes para crear espacios de diálogo y proporcionar asistencia social. Esto ha funcionado parcialmente, en algunos clubes mejores que en otros. Con resultados diversos, pero ha permitido modificar conductas, reducir los niveles de violencia y crear puentes entre diferentes generaciones de aficionados.
APU: ¿Por qué hablan en el caso argentino de operativos que convierten al hincha en un "criminal en potencia"?
FT/DM: La concepción de los operativos de seguridad en los estadios de Argentina es que todos los espectadores son potencialmente peligrosos. La multiplicación de los controles, los cacheos, los vallados, la separación del público o la prohibición de los visitantes son todas medidas que trabajan sobre ese supuesto: el publico del futbol no puede recibir un trato civilizado o no puede convivir en el espacio porque irremediablemente cometerá disturbios. Y así, todos los espectadores reciben un trato que los considera a priori como sujetos peligrosos. En lugar de trabajar bajo la hipótesis lógica de que hay diferentes tipos de publico en el estadio, algunos mas propensos a las practicas violentas (la barra por ejemplo) que otros, y a partir de eso generar diferentes dispositivos de control, los operativos de seguridad en Argentina piensan a todos los espectadores de la misma manera.
APU: ¿Qué papel le toca a los hinchas en los pasos que hay que dar para intentar terminar con la violencia en el fútbol argentino?
FT/DM: El papel de los hinchas está en la búsqueda de modificar el contexto de sentidos otorgados a la violencia. En defender sus derechos para asistir a una fiesta, cantar e incluso poder colocar banderas como parte de una identificación y de una estética. En resguardar elementos coreográficos como también son los elementos musicales presentes en las tribunas, en una cultura que deje de lado la violencia física, los cantos xenófobos de algunas hinchadas y el odio al "otro". El odio al otro hincha, del equipo rival, que no es más que un par que asiste como los demás a alentar a su equipo. Se requiere un fuerte trabajo de asociativismo y participación cívica. Algunos de estos elementos ya existen, sólo que se ven opacados por otras expresiones de violencia y de lógicas de poder. Cuando los hinchas se manifiestan para celebrar su pasión, para acompañar al equipo en días de preparación, para pintar tribunas o instalaciones del club, o para organizar viajes a otro país, mucho de este espíritu está presente. Justamente es esa fuerza para hacer cosas, que puede poner un freno y decir NO, a las expresiones de violencia, a los aprietes, a los cantos de muerte que a veces se entonan y permitir que las nuevas generaciones puedan gozar de un fútbol con pasión y con menos violencia.