“CELAC debe reemplazar a la OEA, que hoy es más anacrónica que nunca”
Discurso del Presidente de Ecuador, Rafael Correa:
“Nos encontramos en la Latitud 0, en la Mitrad del Mundo. Como habrán visto uno de los lugares de mayor luminosidad del planeta. Estamos en el edificio sede de Unasur, cuyo nombre es Néstor Kirchner, en su honor. Él junto a Hugo Chávez fueron impulsores esenciales de la integración de nuestros pueblos. Este edificio concebido como un cóndor a punto de alzar el vuelo simboliza nuestra América. En el centro está la obra Las Manos de Oswaldo Guayasamín, son las manos de pobreza, impotencia, son parte de la Edad de la Ira colección pintada en los 1ños 60 en medio de conflictos bélicos y grandes conflictos sociales. Debemos cambiar esas manos por manos de alegría, solidaridad y de esperanza.
Eje 1: Reducir la pobreza extrema y las desigualdades
Apoyamos al presidente Santos en la búsqueda de la paz en Colombia. La paz no es solo ausencia de guerra, debe ser presencia de justicia, dignidad, de oportunidades para todos. En la búsqueda de la justicia se requiere acción colectiva de la voluntad explícita de las sociedades. Las políticas son conocidas por todos, primero un sistema tributario progresivo en el que más tiene pague más.
América Latina tiene 22,7% de sistema tributario. Ese ingreso tributario debe financiar igualdad de oportunidades como educación y salud. El tamaño del Estado medido como gasto público alcanza el 29% en América Latina. Se trata de gobernar los mercados en función de los objetivos sociales.
Es necesario gobernar el mal llamado mercado laboral porque el trabajo no es una mercancía. No es un medio de producción, es el fin mismo de la producción. El salario es un fundamental instrumento de distribución, justicia y equidad. Necesitamos políticas laborales. Se requiere una adecuada distribución dentro del acervo público y privado.
En Ecuador los recursos naturales y sectores estratégicos pertenecen al Estado. La distribución de la riqueza es un problema político duro por el poder de las élites y los medios de comunicación. Estamos luchando contra las herencias y las excesivas plusvalías. Como manifestó el papa Francisco el gran reto de nuestro mundo es la globalización de la solidaridad y fraternidad.
Eje 2: Fortalecer la educación, ciencia, tecnología e información
Debemos reducir la brecha del conocimiento. No tenemos ninguna universidad latinoamericana o caribeña entre las 100 del mundo. Deberíamos al menos colocar 12 entre las mejores del planeta. Nuestra región invierte 0,4% en investigación y desarrollo. Debemos duplicar esto en los últimos años. El conocimiento puede ser compensado por los Estados. La ciencia y tecnología no tienen rivalidad en el consumo, mientras más personas los utilicen es mejor para todos. Esto en Ecuador lo llamamos Economía del conocimiento.
Eje 3: Generar consensos en relación al medioambiente y al cambio climático
La Celac llevó a parís la voz unida de los 33 Estados miembros. De los millones de personas que viven en extrema pobreza. Lamentablemente, desde que frente que a la nada todo parece mucho, el Acuerdo de París no garantiza una meta clara de reducción de contaminación global. París refleja un pacto social en el que se reconozca los derechos de la naturaleza y se establezca una corte para juzgar las faltas a los derechos de la naturaleza. Nada justifica que tengamos tribunales para proteger inversiones y no para defender a la naturaleza. La inmensa mayoría de los indígenas no rechaza la modernidad. El desafío es superar la pobreza y vencer la inequidad.
Eje 4: Gestionar el financiamiento para el desarrollo con énfasis en infraestructura y conectividad
La Cepal dice que se debe invertir en infraestructura el 6,2 del PIB regional. En el último decenio solo se invirtió menos de la mitad. Mucha de la infraestructura no la proveen los sectores privados. Por ello la inversión pública es fundamental. Demasiada inversión de corto plazo genera déficits externos. Es la trampa del subdesarrollo que debemos superar. No tenemos productividad por no temer cómo invertir.
Mientras Latinoamérica y El Caribe tiene depositados USD 1 billón de nuestros recursos en el primer mundo, seguimos dependiendo de préstamos externos y de cooperación sin ningún impacto estructural. Estamos trabajando en una nueva estructura financiera regional, compuesta por un banco de desarrollo, un fondo común de reservas y un sistema der compensaciones para el comercio internacional.
Administrar nuestras reservas constituye un imperativo del sentido común. Se observan absurdos como considerar a la inversión como un gasto más. Solo se registra la deuda adquirida para una hidroeléctrica. Así, la inversión genera déficit. Esto nos lleva a suponer que todo ha sido pérdida y es una trampa ideológica para satanizar el gasto público.
Adecuada inversión extranjera es altamente deseable para la región, pero dentro de una relación entre Estados y transnacionales, justa y equilibrada que beneficie el respeto mutuo, el respeto de los derechos humanos y de la naturaleza.
Otra propuesta es la creación de centros de arbitraje para nuestra región, que eviten ese atentado a nuestras soberanías que constituyen esos tratados bilaterales de inversión, donde todo está en función del capital y no en función de nuestros Estados. Los tribunales están vinculados a las propias transnacionales.
Eje 5: Desarrollar y potenciar nuestro papel como bloque regional
Este eje lo considero el más importante. El mundo del futuro será de bloques. Ecuador no tiene temor a pensar, proponer, soñar e incluso equivocarse. Creemos que Celac debe reemplazar a la Organización de Estados Americanos, OEA, que jamás funcionó adecuadamente pero que hoy es más anacrónica que nunca. Fidel (Castro) la llamó el ministerio de las colonias.
Necesitamos un organismo latinoamericano y caribeño capaz de defender los interese soberanos de sus miembros. La OEA nos alejó de ese propósito reiteradamente. Por ejemplo, cuando expulsó a Cuba de su sede en 1962, o 20 años después en la Guerra de Las Malvinas en 1982, cuando se destrozó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR, que exigía una respuesta continental frente a una agresión militar externa a uno de los miembros de la OEA.
Por qué tenemos que discutir nuestros problemas en Washington. Cómo se puede sostener la irracionalidad de que la sede de la OEA esté en país del criminal bloqueo a Cuba, bloqueo que incumple la carta interamericana de la OEA.
Necesitamos un nuevo sistema interamericano. Debemos entender que las Américas al norte y sur del río Bravo son diferentes y debemos conversar como bloques. La Celac debe ser el foro en el que se discuta las cuestiones latinoamericanas y caribeñas y la OEA debería convertirse en el foro, que como bloque, Celac y América del Norte procesen sus conflictos.
También necesitamos un sistema nuevo de derechos humanos latinoamericano y caribeño, sin dobles estándares. Como es posible que la sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos esté en un país que no ha ratificado ninguno de los instrumentos interamericanos de derechos humanos, ni siquiera el Pacto de San José. Se financia con países que no han ratificado la Convención Interamericana y por organismos de esos mismos países. Es decir, pagan para controlar a los demás. Eso tiene un nombre, neocolonialismo, es inaceptable.
La CIDH está dominada por países hegemónicos. Está dominada por el capital detrás de los negocios dedicados a la comunicación. Todo está listo para el nuevo sistema. Somos los países de América Latina los que ratificamos el Pacto de San José y nos sometemos a la Corte-IDH.
Queridos amigos y amigas. No olvidemos que el desarrollo es un problema político y depende de quién manda en una sociedad. Las élites o las grandes mayorías. El capital o los seres humanos. El mercado o la sociedad. Nuestra América vive no en una época de cambios, sino un verdadero cambio de época, donde el poder de las élites que siempre nos dominaron se debilita y derrumba para dar paso al poder popular.
Siempre será más lo que nos una que lo que nos separe. Existe una coincidencia entre todos nosotros en torno a los principios que defendemos. La primacía del derecho internacional, la democracia y la autodenominación de los pueblos, la defensa de los derechos humanos, la búsqueda del desarrollo humano sostenible. La unidad de nuestros pueblos, como decía Cristina Fernández de Kirchner, en la inauguración de este edificio, empezó hace miles de años con nuestros pueblos ancestrales, con Abya Yala.
Hoy, enfrentamos tiempos difíciles. La tecnocracia dice, en el ciclo de los comodities, después de una década extremadamente exitosa, la región tiene más dificultades para crecer, generar empleo, disminuir la pobreza, garantizar derechos, pero hay grandes capacidades acumuladas. Contamos con los más valiosos recursos, la voluntad de nuestros pueblos y la unidad. En la demora está el peligro decía el gran Eloy Alfaro. No hay tiempo que perder. Bienvenidos y que esta IV Cumbre de la Celac sea todo un éxito”.