"Promover un peronismo sin fracturas ni domesticación hacia la variante de centroderecha funcional"
Por Redacción APU
APU: ¿Qué le pareció el encuentro de intendentes peronistas en Resistencia? ¿Qué expresó?
Adán Duca: Toda iniciativa para analizar por qué una Alianza de derecha de base neoliberal se consagró con apoyo de la mitad de la ciudadanía del país y que pretenda reformular estrategias asumiendo claramente el rol de oposición nacional asignado por el pueblo, es positiva.
Podríamos sintetizar el encuentro en la demanda por una justa distribución de los recursos coparticipables desde Nación a provincias sin el manifiesto castigo a los distritos no oficialistas y -desde ahí- en esa sintonía a los municipios y todo lo expresado en el documento final, hasta la convocatoria para conformar la mesa de conducción del Bloque PJ de la Federación Argentina de Municipios (FAM) el 10 de marzo en Formosa.
Como impresión anecdótica agrego que tuve una buena señal de lo ocurrido hace unos días en Resistencia con la reacción de varias terceras líneas del massismo acusando el golpe mediante chicanas y recreaciones. Nadie alude a lo que no le importa ni ignora lo que le preocupa.
APU: Uno ve al peronismo y rápidamente encuentra tres espacios: uno más dialoguista con el macrismo (Massa y Urtubey), otro más kirchnerista (pienso en los intendentes bonaerenses más cercanos a la ex presidenta) y uno que plantea diferencias con el macrismo mientras mantiene su autonomía en relación a CFK. ¿Coincide con esa caracterización?
AD: A grandes rasgos, sí. Ahora, catalogar a Massa como peronista dialoguista es casi como hacerlo con Emilio Monzó, uno de tantos peronistas que profugaron del FPV -por elección personal o por aislamiento gerencial- que en los últimos tiempos se encargó del armado de Macri en diversas provincias y hoy preside la Cámara de Diputados de la Nación.
Por otra parte, en esta circunstancia me resulta confuso aludir a la dualidad kirchnerista o autónomo de CFK cuando la expresidenta no mostró intenciones de conducir el PJ. Creo que es hora de mirar los roles sobre el escenario y soslayar la opinión de quienes juegan desde afuera con más o menos hilos, sean Massa de Galmarini o Fernández de Kirchner. Ni hablar de la Unidad Básica de Macri en Davos, que no está registrada por no disponer los necesarios 50 avales de afiliados al Partido Justicialista.
APU: ¿Qué rol está jugando Coqui Capitanich? ¿Podrá presidir el PJ o tiene un perfil muy cercano a CFK, como para ser garante de la unidad?
AD: El rol parece apropiado en la búsqueda del perfil del peronismo desde su propia esencia movimientista de centroizquierda nacional, popular y desarrollista para la inclusión social recostada en la tercera posición. Mientras, la corriente de Urtubey y Bossio -apadrinada por Massa desde afuera- reconoce apuntar a la “refundación del peronismo” sin kirchnerismo, lo que suena a oxímoron.
Tal vez soy un poco ingenuo pero, que yo sepa, el PJ no echa ni pide renuncias a la afiliación. Quienes expulsan e indultan y candidatean según coyunturas son a quienes les cantaban en “la revista dislocada” de Delfor Dicásolo y Aldo Camarotta en las vísperas de la Fusiladora.
Asimismo, creo oportuno decir que la antítesis camporista del anticamporismo díscolo tampoco me resulta pertinente. La mesa del PJ sin los llamados peronistas federales, sin el movimiento obrero y sin los intendentes y gobernadores de UNA, toca el zócalo electoral histórico del 38%. Y si encima a las líneas las bajara el kirchnerismo duro en discurso hegemónico, esa fracción del peronismo -no obstante con aliados- perforaría ese piso.
Por todo ello evalúo apropiado sostener que es la hora de dar un debate fuerte promoviendo la unidad sin fracturas ni domesticación hacia la variante de centroderecha funcional. Con todas las vértebras sin amputaciones, evitando escoliosis así sea encorsetando y luego contar las costillas.
APU: Otra posibilidad pasa por un perfil como el de Gioja, con diálogo con los diferentes sectores. Qué le parece esa posibilidad?
AD: No me animo a plantearlo como otra posibilidad. Prefiero pensar que si realmente se asume que esta parte importante del peronismo es oposición, y no socia ni satélite del oficialismo, se buscará priorizar la unidad en una mesa representativa y con base ancha. Si bien es cierto que las elecciones mediante el voto de los afiliados son provechosas porque movilizan y decantan legitimando conducciones, no es menos cierto que de no haber lista de unidad participarán varias opciones (según expresaron Capitanich, Urtubey y Moreno, entre otros), lo que podría debilitar la fuerza del PJ diseminado en diversas vertientes. Es un nudo gordiano y, por lo tanto, existe la tentación de cortarlo con la espada como el macedonio Alejandro Magno.
APU: Esta semana se dio el quiebre en el bloque de Diputados. ¿Cree que esa va a ser la lógica que va a primar en este tiempo? Es decir: la aparición de diferentes espacios peronistas que negocien por su lado con el macrismo.
AD: Es posible que se susciten algunas negociaciones individuales, sin embargo no considero adecuado delinear al peronismo a través de la mirada de esta suerte de Alianza gobernante y, menos aún, hacerlo funcional a ella. Viendo estos dos meses no caben dudas del signo dado a esta delegación presidencial de las corporaciones nacionales y transnacionales. Quien se quede pegado a lo que viene, no lo hace por cándido sino por coincidir ideológica y mercantilmente con la restauración conservadora con mayorías excluidas y pocas castas privilegiadas. Como no hay mal que dure 100 años ni luna de miel que subsista uno, infiero que tanto el bloque del FR-UNA como el sector díscolo que armó bloque aparte del PJ-FPV más temprano que tarde dejarán de levantar las manitos de manera incondicional a lo que baje el Ejecutivo.
Al día de hoy, el bloque del FPV cuenta con 83 diputados peronistas y 17 aliados, UNA suma 28, el nuevo bloque justicialista tiene 15 y otros 13 legisladores provenientes del PJ se reparten en 7 bloques más chicos. Es decir, sin contar a aquellos justicialistas que conforman el PRO, el peronismo en sus diversas corrientes supera el 60% de los miembros de la cámara baja y, entre los 43 senadores del FPV y los 11 de otros sectores justicialistas, alcanza el 75% de las bancas de la cámara alta. De ahí el interés del oficialismo operando para ampliar la disgregación preexistente. Habrá que ir viendo como se acomodan los melones con el andar del carro y, por ello, es particularmente importante el modo en que se resuelvan las autoridades del Consejo Nacional del Partido Justicialista y cada instancia provincial y departamental.