El establishment va por recambio con Villarruel y proscripción
La hora del acecho
La criptomoneda, la falta de dólares y el saqueo con los que fugan, el drama de Bahía Blanca y la protesta del pueblo, acechan al poder. El desgobierno sin ley acosa su propio final en la histeria de sus pasos arrebatados. La salida intempestiva de Sinley en su fracasada presentación en Bahía Blanca, las palabras a veces confusas, ebrias de pasos en falso, de la ministra de Seguridad Bullrich, las desgarrantes imprecisiones del jefe Franco y Adorni vocero, explican que hay una etapa política nacional que se derrumba como un barranco bajo la lluvia incesante. Caputo a todo esto, va por suculentas comisiones, como lo señala el ex ministro Martín Guzmán: “¿Cómo alguien le puede creer a Caputo? ¿Cómo confiar en alguien que ya se timbeó u$s 45.000 millones y le dejó al pueblo argentino la deuda? Es cantado que van a lo mismo”. Es necesario aclarar que ese dinero fue a las arcas globalistas de Black Rock en particular. Si se le suma a este clima, el desastre de Bahía Blanca, y la represión en las marchas de jubilados, la caída económica del pueblo argentino, las provincias, la educación, la salud, etc., es evidente que ahora es el gobierno el que hace aguas en el desgobierno y la improvisación.
Con el fondo tocando fondo
En la debilidad del conjunto del arco político, las instituciones y en general las organizaciones de todo tipo, es un fragmento del poder económico y el maltrecho político oficialista en pedazos, el que se reúne para urdir una movida institucional que desplace a sus ex elegidos, con la venia norte no muy explícita pero evidente. La filtración de los dichos de Kristalina en el FMI, que pide a los Sinley que no le pongan 100 mil personas en la calle para repudiarlos, una vez que “arreglen” con el fondo, indica que puede haber detrás de todo esto, una aprobación no explícita del mundo Trump. El repentino e improvisado apoyo de la colisión que lidera la Carrió, al DNU que anuda el pedido de auxilio al FMI, parece indicar que el mundo Black Rock lo enfrenta en las sombras.
Pichetto, Schiaretti, el gobernador de Salta, Sáenz y otros, se alistarían para la movida institucional, detrás de la vicepresidente de la Nación, Victoria Villarruel que juntaría algunos contactos uniformados y algo del Comando Sur para desplazar, vía Comisión Investigadora parlamentaria como corresponde al matiz institucional que tendría un desplazamiento de los hermanitos Sinley que busca un orden sustitutorio sin mayores estridencias. No es posible asegurar un estado de paz en una ruptura, pero al menos es el sentimiento que embarga a quienes trazan el mapa de una nueva etapa. No faltarían en este esquema, contactos sindicales, radicales y de fuerzas menores. Con respecto a Mauricio Macri, actor que acudiría al “democrático” llamado a restaurar un modelo herido, cabe exponer que para adherir estaría evaluando cuánto se pide. Y su aprobación tendría cierto hedor a petróleo: una parte de una YPF que podría volver a ser privatizada para no deslucir el capítulo de la entrega que presenta el armado que sobrevendría a la partida sin ruido de los hermanitos.
¿Por qué, por qué…?
La razón que empuja a la “movilización institucional” tiene un motivo central: la estimación que tienen el círculo rojo, actores internacionales y dirigentes de esta parte del mundo, respecto de un posible triunfo combinado de frentes de base peronista, en las elecciones de medio término que se iniciarían en mayo próximo, en particular en provincia de Buenos Aires y CABA. Ante esta perspectiva, el rejunte que lideraría Victoria Villarroel sacaría del juego a los hermanitos. Y en virtud de un estado de cosas que se calificaría en términos dramáticos, matarían dos pájaros de un tiro, sacarían de juego al PJ, Cristina, Kicillof, y aliados, Santoro, para hacer un juego un tanto más abierto, llevar los términos de la problemática a lo institucional, y suspender hasta 2027, el pronunciamiento del pueblo en las urnas. En otras palabras, proscripción.
El poder del establishment (Roca Techint a la cabeza) pretende recuperar una de sus mañas históricas: la proscripción del peronismo. Sin embargo, en este caso, contaría – no es nuevo- con al asentimiento de alguna dirigencia hábil entre bambalinas, adicta a la entrega. Es el caso del Charango Pichetto o del Gringo Schiaretti Socma y algunos otros quienes, junto a radicales estilo Luis Juez o De Loredo, bien podrían sumarse a la movida con olor a comando Sur.
El gobierno, con el drenaje de dólares por el negocio Caputo, la caída pronunciada en la mirada social en todo el país, en Córdoba es notario el descenso de la imagen del gobierno e incluso del Pro, la falta de respuesta ante hechos como las inundaciones que destruyeron Bahía Blanca, no puede resolver su destino político a través de la ex montonera, radical, macrista y ahora mileísta, que cada vez reúne el rechazo que llegó a las hinchadas de fútbol. Si Argentina es siempre una caja de sorpresas, el fútbol genera una de las más contundentes manifestaciones de rechazo político y social al gobierno. La represión que no excluye el asesinato, tiene ahora en las palabras de la diputada Lemoine, una expresión clara de la política de exterminio que lleva adelante la Bullrich. Lemoine dijo que “puede haber muertes” y aclaró, “no se puede hacer un omelette sin romper huevos”.
El clima que viven el oficialismo y algunos de sus aliados, es propio de una etapa que presenta síntomas de derrumbe institucional. Amalia Granata, diputada por la provincia de Santa Fe, acaba de revelar a Daniela Ballester en C5N, lo que era un secreto a voces en redes sociales: dijo que Maximiliano Pullaro, gobernador de esa provincia y aliado del gobierno nacional, en un juego de ruleta rusa, mató en su adolescencia a un amigo de su edad. Si bien la información circulaba en redes corporativas de uso social, no había sido registrada en los medios. La estridente Granata, sin proponérselo, deja ver que en el gobierno del saqueo, hay más de uno que juega a la ruleta rusa sin contar con las consecuencias.
Todo esto es parte de un estado de cosas, que rodea a esta intencionalidad de producir una movida institucional de sectores del establishment industrial y financiero, junto a sectores políticos y que conduciría a una nueva proscripción del peronismo. Por eso, al peronismo y los sectores populares, Frente Renovador radicales como los que lideran tanto Santoro como Ricardo Alfonsín, izquierda cercana, les cabe profundizar de inmediato la unidad como fuente de acuerdos que observen la compleja situación económico social que sufre el pueblo argentino. La unidad es superior al conflicto, suele decir el Papa Francisco y es necesario observar esa reflexión como aquella que explica la realidad mejor fluye de la periferia al centro.
Votos, fuga y esperpentos
Si bien el gobierno paga a un conjunto de encuestadores para que “mantengan” a rajatabla la imagen de Sinley en torno a los 50 puntos de imagen, un poquito menos, un poquito más pero ahí, lo cierto es que cuando aparece un encuestador fuera del circuito de los que cobran, en su entorno se ponen nerviosos. Es el caso del sociólogo Pablo Romá, de la Universidad Nacional de la Plata, quien desde la consultora en la que es el líder, Circuitos, estableció una medición que tensa las miradas en lo alto del poder y a su vez, impulsa el proyecto del establishmen para sacar del medio a los hermanitos y sus laderos.
La encuesta de Circuitos, establece en una medición sobre 1282 casos de muestra de residentes mayores de dieciséis años que pueden votar votar de la provincia de Buenos Aires, un 41,6 no le tiene confianza en absoluto a Sinley en su desgobierno, un 15,9 poca y magro 31, aún la mantiene. Esa cifra se considera en el segundo año de la gestión, como escasa en grado sumo para una etapa electoral. Patricia Bullrich sería una de las más afectada por el abandono del apoyo que tenía. Los arrepentidos por otra parte, crecen como la mala hierba. Según la encuesta, mirando a cara de perro las legislativas de octubre, observando por formación política, el peronismo aparece por sobre la sigla oficial LLA por 39 a 30. El Pro alcanza en ese conteo, sin pena ni gloria, a los 10 puntos. La Bullrich según la encuesta, solo alcanzaría a contener un 27 por ciento de los votos logrado en 2023. Su imagen cae en picada. En tanto Espert, tiene ante sí, un derrumbe estrepitoso de su intención de voto. La provincia por lo visto, se les esfuma en medio del saqueo y la crisis.
En Córdoba, se adelanta un destino semejante. Le encuestadora Delfos, estableció que la aprobación del gobierno nacional fue de 50 a 33 en febrero. Por su parte, Zuban Córdoba, adelantó resultados de su inminente medición, según la cual, la imagen presidencial tiene un diferencial negativo de 17 puntos.
En el peronismo en serio, toda unidad es convicción, resguardo que ofrece siempre el pueblo, que precisa de respuestas de unidad y rechazo a los apetitos personales, cosa que señaló Sergio Massa con razón en su discurso del sábado 15. Hay señales justamente en la provincia, de que se abre un camino a la unidad, pero también, vía a la movida que apura el núcleo que tiene en vista a Victoria Villarruel, a la proscripción. Y en esos dos puntos, en donde debe situarse la mirada de la reconstrucción movimientista en una gesta de unidad por dentro y por cercanía. Capital y provincia tienen que ser un eje que se mire en el espejo del conjunto del país, los pueblos, las ciudades, las provincias porque se reitera aquello de que se construye de la periferia al centro.
Un andar paso a paso, sin incomodar a los errores que comete el gobierno, en un tiempo de trabajar en gran medida hacia adentro. Como la iglesia, en ocasiones, hay que caminar sin hacer ruido, fortaleciendo el abrazo común, ese saber de tigres, que se entienden con la mirada, porque nada más que el abrazo común en una causa, abre los cauces de la resurrección. Así, fortaleciendo el adentro, el afuera florecerá en una etapa en la que hay que replantear lo nacional en lo regional, sin perder de vista que el mundo está convulsionado en transformación. Allí está la oportunidad para poner de pie al país y a su pueblo.