Selena, la reina del tex-mex
Por Eliana Verón
Bulliciosos y descontrolados la avivan con gritos y aplausos. Ella mantiene una amplia sonrisa, respira profundo y entona las primeras frases de su canción insignia Como la flor. Hace una pausa, los saluda con una mano, se lleva el dedo índice a los labios y un silencio profundo se apodera de su auditorio. (Selena, la película, 1997)
Así fue representada en la escena del recital al aire libre en Corpus Christi en 1993, donde una Selena temerosa, interpretada magistralmente por Jennifer López, cuando aún no era conocida en el mundo de la música ni del cine de Hollywood, sube a un escenario precario ante más 100 mil personas y da inicio a la leyenda. A 21 años de su asesinato Selena continúa siendo la Reina del Tex Mex.
Conocida popularmente como "Selena", fue catalogada como una de las artistas latinas más influyentes de todos los tiempos, se le acredita catapultar la música latina al mercado internacional. Nacida en Texas, de familia de origen azteca, creció en un ambiente humilde e inició su carrera como artista siendo niña en la localidad de Corpus Christi. Junto a sus hermanos conformó su primera y única banda creada por su padre. En la adolescencia, durante los primeros años de “Selena y los Dinos”, comenzó a desplegar un carisma arrollador sobre cada uno de los escenarios de los bares, ferias o en pequeños eventos donde se presentó. Para 1984 el grupo grabó su primer disco de tex-mex, como se conoce en Estados Unidos a este estilo musical del norte mexicano, y su popularidad empezó a crecer.
Selena tenía una voz inigualable que la llevó a conquistar un mundo tradicionalmente dominado por artistas masculinos. Fue la primera mujer que desafío los prejuicios machistas arraigados en la cultura texana consiguiendo 36 trofeos en los Tejanos Music Awards y nueve veces consecutiva ganó en la categoría de Mejor Vocalista Femenina. Según la prensa internacional, que se interesó en su historia al cumplirse el vigésimo aniversario de su asesinato en el 2015, contaba con un talento extraordinario y un físico escultural que lucía con “atrevidos atuendos”. Muchos medios inclusive la llamaron “la Madonna mexicana”, ya que era conocida por sus sexys y brillantes vestuarios, entre los que destacaban diseños propios como los bustiers con cuentas de cristal. Una especie de corpiño similar a los de la cantante norteamericana. Pero no sólo derribó esas barreras culturales en una sociedad donde la imagen de mujer texana estaba asociada a la madre de familia, que viste camisas y pantalones de jeans, y su único rol es acompañar al hombre viril que la subyuga, sino que demostró seguridad y convicción ante la sumisión femenina de la época. También se expuso ante la barrera idiomática venciendo a su lengua nativa -inglés- y arriesgándose a un castellano precario. Tuvo todo lo necesario para ser rechazada a ambos lados del río bravo: para el norte era una latina y para el sur, mujer.
Selena fue la reina de la música texana que incorporó en sus canciones otros estilos como la cumbia, la salsa, el disco o el pop. A principios de 1995, la confirmación de su éxito llegó con el Grammy que la consagró como la primera artista texana en conseguirlo dentro de la categoría mejor disco de música mexicano. Su popularidad trascendió el mercado hispano de EEUU y se expandió hacia el Sur de América donde penetró en las entrañas del norte argentino, entre otros lugares.
A los poco meses de ese momento de gloria, la presidenta de su club de fans y administradora de sus boutiques, Yolanda Saldívar, la asesinó de un disparo que impactó en el hombro inferior derecho, rompiendo una arteria y causando una pérdida masiva de sangre. Selena tenía 23 años.
Su trágica muerte hizo que se convirtiera en un ícono popular. Al igual que Gilda, Selena despertó pasiones que continúan en el presente. ¿Por qué sigue aún vigente? Una respuesta posible es la lógica misma del mercado que crea la necesidad: la industria de la música vendió millones de discos desde que falleció en 1995. Y siempre encontró la manera de fomentar el negocio a causa de la conmoción popular que causó su muerte y el fanatismo de sus seguidores que hacen de todo por mantenerla eternamente viva. Otra, puede hallarse en los recovecos de la cultura como matriz de entendimiento de las vivencias colectivas. Toda su historia trasunta en la mística que envuelve a este tipo artistas y reverbera sobre las bases de la cultura popular. Pasiones desatadas y religiosidad se mezclan sosteniendo nítidamente la imagen de sus ídolos. El furor que originaron sigue siendo la potencia de su vigencia más allá de la muerte misma. Como afirma Martín Barbero, es en los modos de sentir, de percibir, de amar donde se materializa cultura popular. La empatía que provocaron y provocan se despierta así cada vez que un video se reproduce infinitamente; cada vez que sus canciones suenan en la radio o en una fiesta. Tal vez, eso fue y es lo que nos atraviesa a aquellos que aun nos conmovemos o nos movemos al son del ritmo de su cumbia.
A 21 años de su asesinato, Selena Vive!