Si te gusta el durazno bancate la pelusa, entrevista a Laura Ros
Por Jorge Hardmeier
Laura Ros editó “Del Aire” (2005), “Buri” (2009) y “Tres” (2013), previamente a su flamante disco, “Atar”, que presentará el 24 de noviembre en el Teatro del Viejo Mercado Lavalle (Lavalle 3177). A Laura la llaman Buri, desde niña. Esas caricias familiares. Es parte de una genealogía musical que incluye, entre otros/as, a su padre Antonio Tarragó Ros y por lo tanto al mítico chamamecero Tarragó Ros, al jazzista Ken Hamilton, su abuelo materno, a su hermana Irupé y siguen las connotaciones musicales. Laura es compositora, cantante y guitarrista. Reside actualmente en Hurlihgham y, debido a lo avanzado de su embarazo, pactamos una entrevista vía mail. Suelen preguntarle a Laura sobre su familia y cómo influyó esa circunstancia en su carrera musical. Sin embargo existen otras influencias, otras vertientes, cuando se sale de ese ámbito. Supongo que en una familia de músicos, pasa un poco como en cualquier familia. Hay una parte que nutre desde adentro de la casa, y otra que nutre desde afuera. En general con los amigos que fui haciendo en la vida, desde muy pequeña hasta ahora, fui descubriendo cosas. Vivir en una ciudad como Buenos Aires te pone en contacto permanente con todo tipo de expresiones artísticas. Y eso es muy enriquecedor.
Una década transcurrió desde el debut discográfico de Lura, la Buri, hasta este “Atar”: Y… pasaron muchos años entre uno y otro. Tal vez “Del Aire” es más dulce, tiene un color más suave desde el punto de vista de los arreglos, las canciones y hasta mi voz. En “Atar” (aunque desde tan adentro es difícil verlo con claridad) hay un juego un poco más filoso, una exploración hacia la intensidad que vengo desarrollando en mis sucesivos trabajos. Eso es lo que busco al menos. Aumentarle el volumen a la intensidad y bajarle el volumen al “cuidado”
El título del disco no es azaroso. Una mano encadenada puede atar… Cuando un barco quiere naufragar una soga fuerte lo alcanza… Sujetarte, abrazando la pared… En las letras de “Atar”, el disco, se suceden imágenes sobre este concepto: Tiene múltiples significados, algunos contrapuestos, a lo largo del disco. Atar de unir, y atar de estar pegado. Atar de sostener y atar de no dejar ser. Probablemente, pienso, esto está enlazado con la maternidad, el proteger y el dejar ser. El cordón umbilical.
Otro concepto que se repite en las letras de “Atar” es la idea de la verdad. Siempre me gustó la verdad (…) ay cuando emerja fuerte el grito de la verdad… etc. ¿Qué es la verdad para Laura Ros? En cada caso algo diferente, pero puedo decir que lo que tienen en común todas esas veces que “nombro” esa palabra, es que prefiero la incomodidad de lo cierto. Lo que es cierto para mí, que tal vez no sea cierto para vos. Desde la elección estética que hago a la hora de grabar un disco hasta el intento de mirarse a uno mismo y bancarse la pelusa. Laura me responde, amable, ante mi insistencia en las asociaciones letrísticas de sus temas: Me parece interesante que le encuentres hilos conductores a las letras entre sí. No es para nada adrede. Evidentemente cuando uno escribe en un marco temporal determinado, aparecen las luces y sombras que nos moldean en esos momentos. Laura proyecta su idea de verdad al ámbito musical: Me crié con el rock, el folklore, el jazz… y mucho más, crecer en una ciudad tan grande te da acceso a muchas cosas que nutren sí o sí lo que hacés. Eso también tiene que ver con la “verdad” esa de que hablábamos. Lo verdadero en mi música, es que convivan y se amen Atahualpa, Faith no More, Peteco Carabajal y Charly García.
Volvemos a “Atar”, el disco, en el cual Laura Ros despliega todos los matices de su voz - Mi voz siempre fue mi instrumento. Desde chiquita que me expreso cantando. Con los años fui curioseando y aprendiendo, sobretodo de las y los grandes cantantes que admiro. - Un disco cuidado, “Atar”, con una producción de excelencia: Convoqué a Juan Manuel Ramírez y Lucas Caballero de Guauchos para hacer el disco conmigo. Los tres sentimos que nuestras cabezas generaron algo nuevo para todos nosotros. Cada uno por separado hubiera hecho un disco muy diferente a éste, pero nosotros tres generamos “Atar”. La pre producción tal vez fue la parte más enriquecedora; los chicos me iban trayendo ideas de arreglos para las canciones, que se iban moldeando con las mías y entre amor y algunos tironeos propios del momento creativo, aparecieron cosas interesantes.
Laura es parte de una camada de músicos argentinos que cultivan la mixtura, el desprejuicio, la no atadura a los géneros: Veo que hay muchísimas bandas interesantísimas que con distintos ingredientes van saborizando lo que conocen. Puedo decir que considero que formo parte de un colectivo de artistas que nos permitimos esos juegos. Podés salir bien parado o no, pero eso depende en gran parte de cuán honesto (otra vez la verdad!!) sos con tu propuesta.
Necesito un epilogo. Pero el mismo está en la respuesta que Laura Ros me da sobre lo que representa su último disco, “Atar”, para ella misma: Por ahora sólo puedo decir que representa mi presente con todo lo que eso implica. Aciertos y errores. Pero como cada nuevo disco, espero que me proyecte al siguiente paso de la creación y que me empuje a nunca estancarme en la comodidad.