Marcha contra Lewis: El Bolsón no es porro, paz y amor
Por María Fernanda Rezzano. Foto de Gabriela Julia Rezzano
Pueblo chico infierno grande, dicen todos aquellos que saben que vivir en un pueblo es un tema de cuidado. Sucede que la información corre como una llama en reguero de pólvora y en ocasiones profundamente distorsionada. “Para quedarse en la Comarca hay que pasar el invierno”, “las relaciones atraviesan su prueba de fuego”, “es un paraíso sin conflictos”, “todo es paz, porro y amor”, son algunas de las grandes mitologías que envuelven a la localidad.
Hay pocos lugares en el mundo con tanta conflictividad y disputas políticas a flor de piel como la Comarca Andina del Paralelo 42. Quien diga lo contrario de alguna manera omitió el vendaval informativo que logró vencer el cerco mediático e hizo llegar un reclamo de décadas a los grandes medios. Es un reclamo que encadena a varios momentos de la historia local, porque sus habitantes advierten desde hace décadas cómo el “desinteresado padrinazgo” del magnate Joe Lewis y el discurso del “progreso” vienen arando lentamente el terreno. Solamente los mejores empresarios saben que lo mejor es “crecer lentamente”.
La cita fue en la Plaza Pagano, sede de la Feria Artesanal, parada de colectivos y principal punto de comercio de El Bolsón. Los citados fueron puntuales, contrario a los tiempos que se manejan en el valle al pie del Cerro Piltriquitrón. Hubo que llegar a tiempo porque la última vez las fotos aéreas fueron tomadas temprano y muchos de los medios locales se olvidaron de retratar a las 5 mil personas que llegaron después de las primeras quinientas para manifestarse contra la entrega de tierras y agua a precios espurios.
Los al menos diez mil citados se encolumnaron a lo largo de las extensas cuadras de la Avenida San Martín, la principal de la ahora ciudad, otrora pueblo, de El Bolsón. La marcha la abrieron los principales afectados por la eventual existencia de un complejo turístico de las proporciones pensadas para la Pampa de Ludden, en la localidad comarcal de Mallín Ahogado: los productores locales, con sus tractores, caballos y maquinarias. Numerosas familias a bordo de sus herramientas de trabajo y medios de transporte con carteles que explicaron que la producción podría complicarse sin agua.
Más atrás se ubicaron los representantes de la Comunidad Mapuche local, con sus atavíos típicos, cantos y expresiones propias. Un cuerno rompía el silencio cuando bajaba la intensidad, para recordar que la tierra no debería ser propiedad.
Luego llegaba la bandera de Soberanía Popular trasladada por familias, en su mayoría habitantes de la zona de Mallín Ahogado. Llevaban carteles que pedían “basta de corrupción” al intendente Bruno Pogliano e invitaban a Lewis en su propia lengua a volver a su casa.
Las gotas de agua de un celeste fuerte fueron regadas en la cartelería y en los cuerpos de todos los presentes, que antes de salir dedicaron horas de preparación a plasmarlas en todo aquel que tuviera ganas de portar el reclamo en la piel. En esa columna los chicos en hombros fueron tantos como los carteles, los mates y allí muchos locales se encontraron y se abrazaron con alegría. La marcha fue un gran encuentro, entre los que se reconocieron en la misma vereda pese a las diferencias, los rostros se encontraron con gusto muchas veces a años de no coincidir en el mismo lugar. Ex compañeros, ex docentes, ex parejas, todos en el mismo lugar por la misma causa. El sol se iba yendo, porque el cielo se abrió excepcionalmente para la ocasión. En un enero que más bien parece junio, la lluvia era una posibilidad por los nubarrones negros que desde Chile ya rozaban la Loma del Medio.
Cuando el cielo se cerraba la caminata ya promediaba la Sarmiento, la anchísima ruta de acceso para quienes llegan desde Bariloche y en la que los presentes lograron dimensionar la enorme cantidad de adherentes al reclamo.
Iban llegando a la mitad de la marcha los centros de estudiantes y las organizaciones estudiantiles de la Universidad de Río Negro, el Instituto e incluso los colegios comarcales. Iban encabezados por murga, música y la alegría propia de luchar por lo que se cree justo.
Los últimos estudiantes se mezclaban con los miembros de la Feria Artesanal, que iban despacio , charlando entre sí como si lo hicieran de puesto a puesto.
Más atrás iba UNTER, el sindicato de trabajadores de la educación que protagonizó gran cantidad de luchas de la provincia, como siempre codo a codo con ATE. La Biblioteca Popular y los partidos políticos se iban mezclando con una algarabía inusual para el final de una columna marchante.
Es que el cierre de la marcha no era tal, sino que se acoplaba al menos una cuadra de manifestantes por la Diversidad que, atentos a la realidad local decidieron unificar las fechas e incorporar los reclamos por el derecho a la vida, derecho que se suma a los vulnerados por la sociedad patriarcal capitalista. El color tiñó el día gris, los cuerpos estuvieron desnudos pese al frío y los cantos mezclaron el derecho a vivir una sexualidad plena con la defensa del Agua y la Tierra.
La llegada al acampe “frente al ACA” -que ya lleva largo tiempo pese a la inusual inclemencia de enero- marcaba el fin de la marcha y la división física de las marchas. La Radio Abierta de Alas, principal vocera de la comunidad en tiempo de medios amigos de los gobernantes, se dispuso a recordar los principales hitos del conflicto desde el año 2005.
La multitud se descomprimió, las coloridas fotos dieron la vuelta al mundo en las redes sociales. El país entero miró a un pueblo que una vez más logró vencer al cerco mediático y dañar la máscara de paraíso natural en permanente concordancia.
Los foráneos preguntan qué es lo que se logró, si semejante marcha tuvo sus logros. Es que pocos saben que esta marcha es del día después, es consecuencia del ninguneo, del atropello político, de la deslealtad de aquellos que llegaron a gobernar declamando que jamás venderían su tierra a los extranjeros (aunque se desempeñaban como contadores de sus fortunas). El principal logro de la marcha fue llegar a aquellos que creen que el mundo se termina en la General Paz; el segundo gran logro, desmentir el discurso de la Comarca despolitizada.
A fines de noviembre, antes siquiera de conocer el estudio de impacto ambiental solicitado a la universidad de Río Negro, el Concejo Deliberante señalaba con el dedo a los “violentos” que reclamaban contra el loteo mientras con la otra firmaba el regalo definitivo de cientos de hectáreas a una empresa que está íntimamente relacionada con el magnate Lewis, amigo de Mauricio Macri, destinadas a un turismo VIP en el Cerro Perito Moreno.
Por ahora las cartas están echadas. Quizás la masividad del reclamo y la perseverancia de los que luchan permitan barajar para dar de nuevo.