"Meten preso a Lula y este país se prende fuego"
Por Santiago Gómez
Desde Florianópolis – Brasil
El llamado a declaración indagatoria a Luiz Inácio Lula da Silva reunió en la ciudad de Curitiba a los principales dirigentes políticos de este país. Entre las diversas personalidades que fueron a dar apoyo al ex Presidente estuvo João Pedro Stédile, líder del Movimiento de Trabajadores Rurales sin Tierra (MST). El dirigente analizó las cuatro hipótesis sobre escenarios posibles, el deseo de que Temer renuncie, los proyectos del Frente Brasil Popular y la convicción de que “si meten preso a Lula este país se prende fuego”.
“El MST está compuesto por más de 350.000 familias que consiguieron tierra luchando organizadas”, dice el portal del movimiento. La reforma agraria es su principal bandera y una deuda del gobierno del PT. Este movimiento tiene claro que el agronegocio no es sólo su enemigo, sino el enemigo de todo el pueblo brasilero. En su discurso desde el palco Stédile afirmó “en el país mandan los bancos, las multinacionales y el agronegocio, el resto no cuenta”.
Stédile es de Rio Grande do Sul, gaúcho, tiene las cálidas formas de un gringo que trabaja la tierra. Economista, marxista de formación, Stédile se caracteriza por la simplicidad y el orden para la transmisión de conceptos. Fue bien claro para contarles a los manifestantes que estaban en la Plaza de la Democracia esperando las palabras del ex mandatario, cómo fue el momento en que junto a quinientos militantes, dirigentes, legisladores, acompañaron a Lula a declarar: “llegamos al juzgado y le dijimos a la policía que nos respeten, que respeten la ley, porque si no lo hacían vendrían los 50.000 que estaban en la plaza”.
Antes de que Stédile subiera al escenario a dar su discurso tuvo la amabilidad de conversar con APU. Cuando nos presentamos afirmó "qué bien escribía Paco Urondo".
APU: Después de la caída de Dilma quedó clarísima la capacidad de movilización social que tiene el MST para poner su fuerza en las calles. Lula en la previa al Congreso del PT señaló que el partido debía dar más importancia a los movimientos sociales. ¿Cree que quedó claro que el MST todavía es una de las fuerzas más importantes del país?
João Pedro Stédile: No queremos reivindicar ningún protagonismo, el papel del MST es construir el Frente Brasil Popular, donde hay más de ochenta movimientos populares. Lo que defendemos es que la única manera de encontrar una salida para el país es el re ascenso del movimiento de masas, de la lucha de masa. Felizmente, el gobierno golpista aceleró con sus medidas al pueblo, aún más, sus contradicciones. Eso hizo que el pueblo se de cuenta que le golpe no fue contra Dilma, fue contra ellos. Ellos están buscando aplicar un plan que ponga el peso de la crisis económica sobre las espaldas del pueblo. La contradicción es que el pueblo que no se movilizó en defensa de Dilma ahora se está movilizando contra Temer, por eso tiene 8% de apoyo.
APU: En las calles hay una juventud que salió a partir de las manifestaciones de junio de 2013, que se reconoce de izquierda, pero todavía no se organiza. ¿Qué les puede decir el MST a esa juventud que va a la calle sin organización y sin trabajo de base?
JPS: Tienen que vincularse con la clase trabajadora, la juventud en todas las sociedades del mundo, en Argentina también, es una especie de termómetro de la lucha de clases, cuando sale a la calle revela las contradicciones latentes que hay en la sociedad, es la primera que comprende eso, pero la juventud no consigue alterar la correlación de fuerzas, de clase, porque no es una clase, por lo tanto, no actúa sobre la producción, la economía, la política. La juventud más consciente, militante, necesita vincularse a algún movimiento, sea de la clase trabajadora, movimiento cultural, pero no alcanza con quedarse en el individualismo. Ese es un proceso lento, no es de un momento para el otro y también no es un proceso partidario, no sirve querer traer esa juventud a los partidos, es otra generación que va a elegir otros caminos de hacer su militancia política. Lo que nos corresponde a los de la vieja guardia es comprender eso y valorizar las iniciativas que la juventud toma.
APU: ¿Cómo ve el futuro, considerando que existe la posibilidad de que proscriban a Lula de las próximas elecciones?
JPS: Brasil vive una crisis grave, económica, política, social. En todos los períodos históricos que tuvimos una crisis de esa profundidad llevó años para salir. Se sale de la crisis cuando una fuerza social se aglutina en torno de un nuevo proyecto. Lo que estamos viviendo ahora todavía son manifestaciones de la crisis. Lo que están haciendo con Lula es apenas la punta de la derecha que no quiere que sea candidato. A largo plazo, nosotros vamos a poner otro proyecto de país, que va a ser construido sobre el crecimiento del trabajo de base, con mucha lucha de base y aglutinando fuerzas en torno de ese proyecto.
A corto plazo, de acá a 2018, tenemos varias hipótesis de lo que puede suceder: la primera, Temer renuncia, asume Carmen Lucia (N.E. Presidenta de la Corte Suprema) y llama a elecciones para este año, eso aceleraría el debate del proyecto. Segunda hipótesis: Temer renuncia, la burguesía que ahora está dividida se recompone y pone un gobierno de transición hasta octubre, con una figura que les de unidad. Tercera hipótesis: el gobierno no renuncia y se va pudriendo en la corrupción, en la pérdida de legitimidad. En ese escenario llegan hasta octubre de 2018 y Lula gana las elecciones en primera vuelta y ahí podemos construir otro proyecto. Cuarta hipótesis: meten preso a Lula y este país se prende fuego. Se crea un clima de inestabilidad política, llevaría a la izquierda a negar las elecciones, llamar a votar a Lula, borrar el sistema electoral, lo que aceleraría el proceso y nadie sabe en lo que eso termina. Son cuatro hipótesis, nadie sabe qué va a pasar, pero todas son viables.
APU: Entrevistamos a José Dirceu y dijo que al volver hay que girar el gobierno más a la izquierda. ¿En qué no se puede volver a errar?
JPS: Creo que Lula maduró mucho y entendió que no es más viable un gobierno de conciliación de clases como fueron los tres mandatos. Y no es viable porque la burguesía no quiere más, la burguesía dio el golpe. La burguesía es Moro, la burguesía es O Globo. Lula está más maduro y está evolucionando en su discurso, señalando quiénes son los enemigos del pueblo, que hay que enfrentar el oligopólio de Globo, que la solución para la economía brasilera es el mercado interno, está madurando.
Pero independientemente de la cabeza de Lula, nosotros estamos construyendo desde el Frente Brasil Popular (FBP), desde el punto de vista programático, y eso va en dos direcciones: primero, vamos a presentar un Plan Popular de Emergencia para conscientizar al pueblo, un proyecto pedagógico, para decirles que el país está en crisis, nosotros hasta podemos elegir a Lula, pero es necesario adoptar un plan popular y el plan es este. Llevamos más de seis meses construyéndolo y ahora llegamos a un acuerdo entre todas las fuerzas.
Pero ese Plan de Emergencia es para el debate político, para que la población se de cuenta que el país está cayendo. Complementariamente, estamos construyendo, porque demora más, lo que llamamos Proyecto Popular para el País, ahí tenés que combinar: conocimiento científico, evaluación de la realidad, llamar a los intelectuales, investigadores, dirigentes de los movimientos y formular un nuevo programa que represente reformas estructurales a la sociedad brasilera.
Te doy un ejemplo, coyunturalmente la salida política es directa: elecciones ya. A medio plazo el proyecto es el marco, asamblea constituyente que reorganice el sistema político de Brasil. Eso va a demorar cuatro, cinco, diez años.
APU: ¿Podemos pensar que el próximo gobierno madureció lo suficiente y el MST va a estar en un ministerio?
JPS: Nunca reivindicamos ministerio ni secretaría para ningún gobierno, lo que queremos es organizar al pueblo, porque el pueblo es la única fuerza capaz de hacer cambios, no alcanza con tener gobierno. Por más que tengamos críticas a lo que fueron los gobiernos de Lula y Dilma, debemos comprender, claro que hubo errores, pero tenemos que entender que el consenso histórico que vivimos en aquel período, no hubo organización popular, ni movilización del pueblo, que presionase al gobierno para ir a la izquierda. Si no tenés lucha de clases, no tenés lucha de masa, si no tenés presión social, podés estar adentro del gobierno y sólo vas a predicar en la montaña.