La derrota correntina o los peligros de la unidad al tun tun
Por José Cornejo*
El análisis requiere incluir varios destacados. El más importante de todos es que Encuentro no es estrictamente una fuerza macrista. Es el frente del todopoderoso Ricardo Colombi, que desde 2001 gobierna a la luz o a las sombras la provincia. De cuna radical, ha sido oficialista y opositor según la ocasión. Coyunturalmente, aliado al Pro.
Segundo, la fuerza del intendente Ríos era un conglomerado de esos que promueven los de la unidad a cualquier precio. El primer concejal es massista y hasta La Cámpora acompañó las listas. Con zanahoria o con garrote, Ríos trató de obtener el armado más amplio posible. Naturalmente, todos no se iban a quedar contentos, y algunos se fueron.
¿Adónde se fueron? El poder judicial local falló a favor de que se presente el FpV en las elecciones. Una justicia adicta a Colombi le dio permiso a una fracción mínima del kirchnerismo para que divida los votos de Ríos. Así, Sonia López, aliada local de Martín Sabbatella, pudo convertirse en la tercera fuerza en pugna.
Cuarto punto. La lista de concejales que encabezaba el massista ganó en su rubro. Uno se queda con la poderosa sospecha de que cada integrante hizo campaña por sí mismo, desentendiéndose del resultado general. O en criollo: llamaron al corte de boleta.
Y lo más notable de todo, es que aún si se hubiera logrado la unidad perfecta (es bien sabido qué opinaba el General de lo perfecto) igualmente se hubiera perdido por 0,34%, o unos 600 votos. Claro que aquí se entra en el terreno de lo contrafáctico y no tiene mayor sentido llorar la leche derramada.
Pasando en limpio, se perdió la ciudad más grande de la Mesopotamia y la décima más grande de Argentina (314 mil habitantes) debido a una concepción de unidad abstracta, que no arrastra votos pero que abre todas las condiciones para una tormenta perfecta.
¿Qué nos enseña esto para las venideras elecciones porteñas o bonaerenses?
* Director Agencia Paco Urondo