CFK en Arsenal: el spot de campaña más barato de la historia
Por Jorge Giordano
Foto: Manuel Fernández
El cambio comunicacional fue notable. El Día de la Bandera otorgó el pretexto para usar sólo banderas argentinas, pero también aseguró la transmisión del evento en un día feriado que lo volvió absolutamente inevitable. Todos los canales de noticias debieron cubrirlo. Probablemente Cristina haya reconocido este potencial en la cadena nacional improvisada que se armó en ocasión de su discurso en Comodoro Py, el año pasado. Como si fuera poco, esta vez se prohibieron filmaciones particulares, y se daba sólo la posibilidad de levantar la señal "oficial". Aún frente a esta restricción, ningún medio se bajó del barco. Cristina mide en la calle y en la televisión. ¿Cuánto pagarían algunas figuras políticas por tener dos horas de transmisión así? El acto se constituyó como un spot que duró horas, en vivo, y con un contexto multitudinario, algo que Cambiemos nunca va a poder imitar. La militancia que no se compra ni se vende y la cadena nacional forzada produjeron una pieza de campaña que no tiene precio.
No confundamos: comunicar de manera más cuidada no significa duránbarbismo. Federico Sturzenegger, actual presidente del Banco Central, explicó claramente su accionar al contar una reunión con Durán Barba: "me dijo que no tengo que explicar nada, porque si empezás a explicar que la inflación es alta, tenés que decir que hay que hacer un ajuste fiscal, la gente va a perder sus trabajos y no podés decir eso. Cuando seas gobierno, hacé lo que tengas que hacer. Ahora decí que estás mirando los números, y hablá de tus hijos o de otra cosa". Cambiemos no sólo moderó el tono, cuidó detalles y buscó llegar a distintos sectores, sino que prometió y luego traicionó. Cristina lo caracteriza de manera precisa cuando habla de "estafa electoral".
En tren de aprovechar su centralidad, CFK planteó un pequeño escenario casi a nivel del campo, con la altura justa para que pudiera ser divisada por los presentes sin marcar distancias considerables. Así lo celebró en su cuenta de Twitter, horas después de terminado el acto: "Gracias por lo de hoy. Los sentí a todos y todas muy cerca mío". Otras dos cuestiones fueron notorias: la dirigencia fue ubicada a varios metros del escenario, en una tribuna, y Cristina no gritó ni chicaneó, sino que en todo momento buscó visibilizar las consecuencias del ajuste de Cambiemos.
Las personas "de carne y hueso" que Cristina invitó al escenario, aún sin hablar, contribuyeron al acto con historias conmovedoras. ¿Quién no quiere identificarse con lo que ve? CFK ofreció más de veinte ejemplos posibles: inmigrantes, científicas, pensionadas, docentes, remiseros. Y a diferencia de las reuniones de gabinete macristas, la ex presidenta decidió rodearse de una abrumadora mayoría de mujeres. Esta vinculación mediante las emociones y la identificación tampoco proviene de Durán Barba, sino que puede rastrearse en la campaña presidencial del 2011, que mostró historias similares bajo la consigna "la fuerza de todos".
La organización del acto, cercana al espíritu "nos cuidamos entre nosotros" del Indio, llamó todo el tiempo por los altoparlantes a evitar incidentes y procurar que nadie resulte herido. Este cuidado comunicacional implicaba que no debía desviarse la atención. Una frase textual de la anunciadora, pidiendo que algunos se bajen del alambrado, lo resume: "no les demos letra".
La "bajada del pedestal" simbolizada en el nuevo escenario pudo ser una, entre tantas razones, por las cuales no anunció su candidatura en Arsenal. Lo dijo en su discurso: quiere ser "una más", concepto que podía diluirse si se anunciaba con bombos y platillos. Por supuesto que la ingenuidad debe ser desterrada, y resulta obvio que Cristina sigue construyendo para llegar de la mejor manera al cierre de listas este sábado 24.
Varias imágenes mostraban brazos que se abalanzaban sobre el escenario, y las cámaras enfocaban rostros emocionados, totalmente expectantes. Las escenas recuerdan a las vividas en Comodoro Py, y por supuesto a imágenes ficcionales como las de la líder Khaleesi en Game of Thrones, figura para nada ajena a CFK. Esta similitud fue mencionada tanto por militantes que poblaron el césped como por otros que siguieron la jornada mediante las redes sociales. Existió también un juego de ida y vuelta con los presentes, que cantaron primero "Cristina senadora" y luego "Cristina presidenta", con respuesta de la propia Cristina negándolo. Esto evoca directamente el diálogo de Evita con los trabajadores, figura para nada ajena a CFK. Inclusive la omisión de banderas partidarias en la multitud generó una panorámica similar a la de las primeras concentraciones masivas del nacimiento del peronismo.
Las decenas de miles de personas que colmaron el estadio del sur del conurbano (y adyacencias) se desmovilizaron en una mezcla de confusión y alegría. El no-anuncio de la candidatura hace sospechar que el acto no estuvo centrado en los presentes sino en quienes siguieron la transmisión por televisión y otros medios. La militancia organizada y semi-organizada que se acercó a Arsenal se pondrá al hombro la campaña, buscando convencer a muchos de los televidentes cautivos de la cadena nacional informal.
En definitiva, la presentación en Arsenal combinó elementos del ricoterismo, tradición simbólica peronista y kirchnerista. Más Cristina que nunca, cuando todos esperaban el lanzamiento, se lo guardó. Como fue costumbre durante su gobierno, las decisiones importantes las conoce una mesa chica, tanto que en general no caben más que dos o tres banquetas. Lo va a comunicar cuando ella quiera, y probablemente nos tenga en vilo hasta la medianoche del sábado, cuando vuelva a ser noticia central en todos los medios. Según todas las encuestas, encabeza la intención de voto bonaerense, y el pragmatismo de varias figuras políticas que se encolumnaron detrás suyo parece confirmarlo. Una recordada pintada militante de los setenta afirmaba "Perón vuelve cuando se le canten las pelotas". Figura para nada ajena a CFK.