Poliladrón: de encarcelarlo a jugar fútbol juntos en prisión
Por Fransico Guglielmotti - Cristian Resquín - Daniel García - ETER
Gustavo G siempre fue apasionado por los deportes y tuvo una gran vocación por su trabajo. Fue parte de la Policía Bonaerense. Era Subcomisario de la Departamental de San Isidro, pero un hecho inesperado hizo que hoy esté preso cumpliendo una condena en el pabellón especial de la Unidad N° 21 de Campana.
La vida lo puso a prueba; el Penal, también. En 2003, apresó a Hernán Valenzuela por robo calificado y tentativa de homicidio criminis causa, según el expediente. “Se dedicaba al robo a mano armada. Quiso robar un auto, lo enfrenté y proseguí a detenerlo”, detalló en diálogo con ETER. Gustavo G comandó la investigación y el imputado fue llevado a juicio oral. Finalmente, fue condenado a catorce años de prisión. Un tiempo después, en agosto de 2012, el mismo Gustavo G fue detenido por una causa extorsiva. Tras un juicio oral, también fue condenado a prisión. En su caso, fueron nueve los años de sentencia. Lo ubicaron en la Unidad de Campana.
Cuando llegó al penal, tuvo la necesidad de realizar ejercicio físico para distraerse. “Me enteré que acá había una oficina de deportes. Me acerqué para averiguar qué se podía hacer”, relata. La Unidad dispone de una cancha de tenis de césped, fútbol y juegos de mesa, como ajedrez y damas. En un principio, Gustavo G se inclinó por el tenis, porque lo seguía bastante por televisión. Luego optó por el fútbol. Así se enteró del campeonato: cada pabellón forma un equipo armado con sus internos y juegan todos contra todos. “Es por puntos, pero dentro de un marco amigable. Hay mucha disciplina. No hay lesiones graves ni peleas porque la consigna es divertirse, recrearse”. Gustavo G explicó que los reclusos mismos se ponen límites por temor a una sanción que les prohíba seguir jugando.
La Dirección de Deportes de la Municipalidad de Malvinas Argentinas tiene mucho que ver con estas actividades. Se acercan periódicamente y llevan internos de otras Unidades y localidades. “Les hice la propuesta a los de la Secretaría para llegar a realizar estos encuentros, les pareció una buena idea y se concretó”, relató a pecho inflado. Llegaron a participar jugadores de las categorías del ascenso argentino y vecinos del barrio. Se arma incluso una especie de tercer tiempo, que incluye una comida. Ex jugadores ofrecían una clínica con sus experiencias y anécdotas en el fútbol. “Pronto salimos a jugar un partido fuera de la cárcel”, aseguró Gustavo G.
En unas de sus habituales caminatas por los pasillos del penal, Gustavo G se cruzó con otro interno, uno de tantos, pero cuando se miraron, se reconocieron. “Fue sorpresivo y encima el primero en emitir palabras fue él”. -¿Sabés cuántas veces te soñé? Gustavo G no imaginaba encontrarse a quien años atrás había metido preso: Hernán Valenzuela. No sabía cómo reaccionar. Su pensamiento era que le había “cagado” la vida, pero no fue así. -Bueno, ya está, ahora estamos los dos iguales.
Ese fue el primer contacto, pero no el último. Empezaron a cruzar palabras y, con el tiempo, el mate se sumó a sus conversaciones.
Llegaron a compartir equipo en el torneo de fútbol. “Él no estaba solo. Había muchos más, solo que el resto no me recordaba”. De todas maneras, en el Penal sabían que había sido policía. Existe un pabellón especial para los detenidos que fueron parte la fuerza. En un principio, Valenzuela estaba en el sector de máxima seguridad y Gustavo G en el de media; “Por su buena conducta y capacidad de reinserción, en dos años fue transferido al mismo pabellón y hasta compartimos la celda. Inimaginable”.
Deporte tras las rejas de la Unidad N° 21 de Campana no sólo se dedica al fútbol para ayudar a sus internos a reinsertarse en la sociedad. También hay rugby, ajedrez y tenis de mesa. Uno de los grandes precursores, fue la penitenciaría de San Martín con Los Espartanos como equipo de rugby. La provincia de Buenos Aires cuenta con 53 unidades, y en la actualidad 22 cuentan con un equipo también. A diferencia del fútbol, cada equipo tiene su propio nombre.
Actualmente, Gustavo G juega al rugby. “En el pabellón contamos con un mini gimnasio que hicimos nosotros mismos, con pesas de cemento”. Ellos mismos le pusieron nombre a su equipo: Los Templarios. Al campo en el que entrenan lo bautizaron La Catedral. Valenzuela recuperó la libertad a mediados de 2016. Tanto el Jefe del Penal como todas las autoridades que participan en estos programas de reinserción siguen trabajando para lograr que más internos participen de las distintas disciplinas deportivas. Así, confían en contribuir más a bajar la tasa de reincidencia en el delito.