Después de Canadá, el Foro Social Mundial volverá a Brasil en 2018
Por Sergio Ferrari (*)
Poco menos de dos años después de la edición precedente en Quebec, Canadá, el Foro Social Mundial (FSM) se auto convoca en Salvador de Bahía, Brasil. El próximo evento a realizarse entre el 13 y el 17 de marzo del 2018 incorpora desde ya enormes desafíos. “Los movimientos sociales deben estar en el centro, deben sentirse en su propia casa. El Foro debe reinventarse”, enfatiza Mauri Cruz (foto 2), del Colectivo Brasilero de organización. “Estoy convencida que una vez en marcha, la convocatoria adquiere su propia dinámica y es indetenible”, subraya por su parte Carminda Mac Lorin (foto 3), una de las responsables de la edición canadiense de 2016. Miradas cruzadas y complementarias sobre un espacio que algunos lo consideran agonizante y otros visualizan vivo, perfectible, y todavía esencial para la convergencia internacional de alternativas al sistema hegemónico.
“La población de Salvador espera y organiza el próximo Foro con especial entusiasmo. Muchos jóvenes están movilizados en torno al FSM”, explica Mac Lorin, quien vivió durante cuatro meses en 2017 en la ciudad bahiana y participó en el Seminario Internacional de octubre donde se lanzó oficialmente el Foro del 2018.
La fuerza popular de Salvador de Bahía
“Sentí en Salvador –reflexiona- una gran presencia de las comunidades quilombolas, así como de las más diversas iniciativas y organizaciones feministas, ecológicas, sociales y culturales. Hay una fuerza especial que se percibe en esa ciudad y en sus alrededores… Me hizo pensar mucho en el concepto de la ‘epistemología del Sur’, es decir una manera diferente de ver las cosas que en nuestros países del ‘norte’”, argumenta Mac Lorin, quien anticipa que al menos un centenar de canadienses que participaron en la edición 2016 viajarán para el próximo FSM.
“Intuyo que va a estar bien presente la fuerza de la revuelta histórico-popular de los movimientos sociales locales de éste que fue un lugar central en la historia esclavista de Brasil y de la humanidad”, agrega. Subrayando la fuerza con la que los movimientos sociales de Bahía están enfrentando al gobierno golpista y para contrarrestar el retroceso de la democracia en el país sudamericano.
Sin desconocer la crisis que vive desde años el Consejo Internacional - instancia facilitadora del Foro Social Mundial-, Mac Lorin, que hace parte del mismo, anticipa la necesidad de revisarlo profundamente. No esconde sus críticas a la caída de participación en dicho Consejo, a la representatividad relativa o escasa de algunos de los miembros, a la lentitud y una cierta burocratización del funcionamiento… En suma, al sentido de la existencia misma de esa instancia. “Mi crítica es al ente colectivo y no a las personas que lo integran, muchas de las cuales son muy valiosas”, afirma la joven militante altermundialista.
“Sin embargo, no podemos confundir el proceso del Foro con esa instancia obsoleta”, aclara. “He podido constatar también, en lo que experimentamos en el 2016 en Montreal, que, una vez que la convocatoria está en marcha nadie la puede detener. Cuando hay treinta mil o cuarenta mil o cincuenta mil personas reunidas, la fuerza participativa excede cualquier corsé organizativo, toma vida propia, y cada uno de los participantes se convierte en un protagonista del intercambio de experiencias y búsqueda de alternativas a este sistema hegemónico de explotación mundial. Nadie puede controlar ni apropiarse ese espacio amplio que adquiere un valor en sí mismo”.
“Por eso pienso que el de Salvador va a ser un Foro excelente. En particular, porque se va a realizar en una situación política mundial y regional de extremada gravedad. La ofensiva de las fuerzas neo-liberales, conservadoras, reaccionarias, se siente en todas partes del mundo y la convocatoria brasilera puede ser una bocanada de respiro para la militancia, un precioso espacio para oxigenarse, para potencializar su reflexión y práctica, para fortalecer su convergencia, para clarificar sus agendas comunes”, reflexiona.
Los desafíos del FSM “van más allá de Salvador”
“La situación mundial es cada día más compleja. Los dilemas mundiales no son los mismos que en el 2001, cuando el FSM nació en Porto Alegre. Los movimientos y actores sociales también han variado”, enfatiza a manera de introducción el abogado socioambiental Mauri Cruz, de la dirección de ABONG, miembro del Colectivo Brasilero de organización del FSM 2018 e integrante del Consejo Internacional.
Esta nueva realidad mundial exige también nuevas reflexiones y respuestas, explica el experimentado militante social que desde sus inicios ha tenido una relación estrecha con el proceso forista-alter mundialista. Fue uno de los promotores del Foro Temático de la Resistencia de Porto Alegre de enero 2017.
En ese marco, la particular y compleja coyuntura que se vive en Brasil desde el Golpe institucional de 2016, confronta a las organizaciones y movimientos sociales a constantes luchas diarias, explica el también columnista de Sul21. “El enfrentamiento y la protesta social se dan en todas partes y no es simple reunir a todas estas iniciativas en torno a una convocatoria como la del FSM 2018. Las prioridades políticas son acuciantes. Sin embargo, estoy convencido que es una cuestión de tiempo y que cuando nos vayamos acercando a marzo próximo, la convocatoria se irá ampliando”, subraya.
“El optimismo y el convencimiento de las fuerzas sociales bahianas es evidente. Su colectivo organizador reúne a los principales movimientos sociales de la región (entre ellos, la Vía Campesina del Noreste, por ejemplo). Con el apoyo logístico del Gobierno del Estado y de la Universidad Federal, estaremos en capacidad de recibir a miles de personas, incluso de América y de Europa”.
Mirando hacia atrás, el agudo balance crítico de Mauri Cruz desborda cualquier simplicidad de análisis. “Cuando recordamos los primeros foros, que fueron esenciales para aglutinar el pensamiento/práctica de izquierda, los principales promotores, en su mayoría, eran pensadores, intelectuales, hombres y blancos (sea latinoamericanos o europeos)… Hoy, el movimiento social mundial es muy diferente al de entonces y buena parte del mismo no se reconoce en el FSM”, enfatiza.
Hay una tarea esencial tanto para Salvador como para después, dada la enorme magnitud de la misma: “reinventar el FSM, con una metodología realmente horizontal y participativa, asegurando que esos movimientos se sientan en casa y sus temas sean prioritarios”, enfatiza Mauri Cruz.
¿Cómo lograr realmente esa centralidad efectiva de los movimientos sociales? La fluidez del análisis se dispara sin pausa. Las mujeres, su modo de pensar y actuar tienen que ser hegemónicos en el FSM, porque la sociedad nueva que pretendemos debe ser feminista. La mirada de los pueblos negros tiene que estar en el centro de la superación del modelo capitalista y el concepto de reparación y de las consecuencias de siglos de esclavitud debe estar en el centro de la construcción del FSM. Los derechos de los pueblos originarios, de los pueblos indígenas, de regularización de las tierras y culturas ancestrales, sus relaciones con la Madre Tierra tienen que estar también en la esencia del FSM.
De igual forma que las luchas urbanas, de los sin techo, de los sin trabajo, de los recicladores y de la población que vive en las calles, de las culturas de las resistencias de las periferias… Porque la mitad de la población humana vive en las ciudades. También debe ocupar un punto central, insiste, la economía solidaria, la agroecología, las resistencias económicas y de nuevas formas de hacer la economía, la nueva lógica de producción y de consumo.
Este proceso para reinventar el FSM parte de la premisa de reconocer la validez del mismo. A pesar de sus problemas y tensiones -propios de un espacio donde la lucha de clases no queda afuera-, “es el único, tan amplio y diverso, que sigue existiendo a nivel internacional para facilitar el intercambio de experiencias y búsqueda de alternativas”. Amplitud que, para el militante bahiano, no admite, sin embargo, una visión diluida. “Tenemos que combatir al capitalismo ya que sus consecuencias brutales para la humanidad y la tierra están a la vista. Aceptar una metodología horizontal, participativa, plural, no implica un autonomismo descomprometido”.
“Concebimos nuestra convocatoria para marzo 2018 como parte de un proceso donde el FSM retome el protagonismo mundial en la lucha por Otro Mundo Posible”, insiste. Reconociendo que desde Porto Alegre 2001 hasta ahora, solo han pasado escasos dieciséis años. Un periodo corto, si lo referenciamos al tiempo histórico universal. “Debemos reconocer también que los objetivos que nos impusimos no son tareas simples. Me refiero a reunir a la ciudadanía planetaria, de forma horizontal, para discutir sobre la derrota del capitalismo y la construcción de otro mundo alternativo, radicalmente democrático, ambientalmente sustentable y socialmente justo”, concluye Mauri Cruz.
Los que critican al proceso del FSM por falta de resultados en estos tres lustros, deben recordar que “estamos pensando y hablando de una revolución política, económica, social y ambiental. Dentro de la ética democrática, valor estratégico esencial de los movimientos sociales”, lo que significa un desafío enorme de construcción colectiva, concluye Cruz.
(*) En colaboración con E-CHANGER, ONG suiza de cooperación solidaria activamente implicada desde 2001 en el Foro Social Mundial.