Perdimos pero ganamos, por Manuel Saralegui
Hoy asume lo que venga
Sea para bien, o todo mal
La Vela Puerca
Entrado el 19 de diciembre a la mañana, se aprobó el choreo jubilatorio. La ley pasó y eso es un dato. Con aprietes a gobernadores y andá-a-saber-qué-banelcos-inventaron, lograron que opositores votaran a favor, se abstuvieran, se ausentaran o dieran quórum. Eso sucedió dentro del Parlamento, cristalizando ese 128 como el número de la infamia. Màs luego, el Presidente sale en conferencia de prensa y dice que todo bien todo legal. Pero sabemos que no fue eso todo lo que sucedió. Algo se quebró en el régimen, algo se fisuró, se resquebrajó.
Las últimas semanas han sido dramáticas. Dramáticas. Una sucesión de batallas donde hemos llorado de bronca y alegría, a veces con horas de diferencia. Vimos el salvajismo policial como nunca, el cinismo mediático a pleno, tuvimos miedo por momentos, nos indignamos descubriendo nombres de diputades ignotes. Pero también fuimos protagonistas de jornadas de lucha heroicas. Fuimos pueblo en la calle. Construimos un destello de pueblo, participamos de ráfagas de potencia transformadora, fuimos unidad de les trabajadores y al que no le gusta se jode, se jode. También aplaudimos opositores de todos los colores, celebramos coincidencias con massistas, troskistas, socialistas y mucha otra gente a la que supimos tildar de gorilas y traidores. Vimos a nuestra dirigencia representar mejor que nunca. Nos emocionamos con la CGT, luego la puteamos. Como les decía, días dramáticos.
Quizás baje la espuma, quizás no. Nuestro objetivo es que no baje. Algo se fisuró en el régimen y es nuestra tarea que aquello que se abrió no se vuelva a cerrar, que se abra cada vez más. Lo que está por delante es incierto, pero habrá que asumir lo que venga, sea para bien o todo mal. Si somos inteligentes, si le ponemos cabeza y corazón, hay condiciones para la construcción de una nueva mayoría. Dale que puede escampar, va a escampar.
Perdimos
Arranquemos por lo obvio. Perdimos la votación de la reforma previsional. Enfrentamos un adversario poderoso que cuenta para sí con la artillería más pesada de la que tengamos memoria. Lograron arriar los votos que necesitaban, mostraron fortaleza en una foto con 14 gobernadores, los medios hegemónicos sostuvieron el relato macrista hasta el final (con honrosas excepciones), y las fuerzas de seguridad están preparadas, parecería, para ir a la guerra contra la sociedad si así se los pide Patricia Bullrich.
También perdimos porque ni las movilizaciones sociales masivas, las organizadas y las espontáneas, ni el repudio social generalizado pudieron torcerles la muñeca. El jueves 14, cuando parecía que flaqueaban y sacaban DNU, pararon la pelota, reagruparon y volvieron a la ofensiva. No logramos quebrarles el quórum, ni hacer tambalear su pacto extorsivo con las Provincias. Mierda que intentamos, loco. Pero no se pudo.
Perdimos porque siempre perdemos cuando el régimen nos reprime y nos persigue. La cacería policial, la militarización del Congreso, las denuncias penales contra diputades del FpV, Macri diciendo que las protestas fueron "orquestadas", el periodismo patrullero pidiendo sangre sangre sangre. No olvidar que la fisura en el régimen comenzó a abrirse el jueves 7 (o tal vez fue el 29 de noviembre en la marcha de la Corriente Federal), cuando el infame fallo Bonadío suscitó rechazos plurales y heterogéneos desde la extrema izquierda hasta la ancha avenida del medio. Ya lo sabemos: el espiral de represión y persecución tan sólo va a aumentar. Seguramente habrá una nueva tanda de prisiones políticas en los días por venir.
Son tiempos difíciles, mamita. ¿Quién no tuvo miedo en algún momento estos días? Recordemos a García Linera hablando el año pasado en Sociales, que sirve:
Tocan tiempos difíciles, pero para un revolucionario los tiempos difíciles es su aire. De eso vivimos, de los tiempos difíciles, de eso nos alimentamos, de los tiempos difíciles. ¿Acaso no venimos de abajo, acaso no somos los perseguidos, los torturados, los marginados, de los tiempos neoliberales? La década de oro del continente no ha sido gratis. Ha sido la lucha de ustedes, desde abajo, desde los sindicatos, desde la universidad, de los barrios, la que ha dado lugar al ciclo revolucionario. No ha caído del cielo esta primera oleada. Traemos en el cuerpo las huellas y las heridas de luchas de los años 80 y 90. Y si hoy provisionalmente, temporalmente, tenemos que volver a esas luchas de los 80, de los 90, de los 2000, bienvenido. Para eso es un revolucionario.
Dice el compañero Álvaro: toca luchar. Luchar en tiempos difíciles es que te corra la policía. Es llevar limón y palestino en la mochila. Es leer listados de detenides buscando gente que conozcas. Es armar un cacerolazo en la esquina de tu casa y que termines en caravana con cientos de personas yendo al Congreso. Es marchar con los sindicatos aunque no estés afiliado (igual, dale, afiliate). Pero sobretodo, luchar es la constancia de militar todos los días haciendo laburo de hormiga, sabiendo que de repente acontece algo y todo lo que le pusiste parece plasmarse en una gran gesta. Como con la reforma previsional, que perdimos pero ganamos.
Ganamos
¿Ganamos o perdimos? Las dos. Pero permítanme decir que lo que ganamos es más importante que lo que perdimos. El choreo jubilatorio que se aprobó en la mañana del 19 es pésimo, es vergonzoso, es asesino. Pero, vamos, ¿fue realmente LO PEOR que hizo Macri desde que asumió? ¿Fue lo más tremendo que empujó? No, loco. Con Macri todo es tremendo y terrible. Cada día hay algo terrible en el Boletín Oficial. Entonces el choreo a nuestres abueles es una mierda pero es parte de una gran mierda donde nos toca nadar diariamente.
¿Qué ganamos? Ganamos el debate entre la gente. Ganamos que un ajuste que parecía que pasaba sin pena ni gloria, conmocionó a la sociedad. Conmovió centenares de miles de personas que a últimas horas, cuando parecía que todo estaba perdido, salieron con sus cacerolas primero a los balcones, luego a las esquinas, y empezaron a caminar. Ganamos que el triunvirato se animó a luchar, aunque sea tímidamente y un poquito. Ganamos que construimos una foto de unidad opositora que permite pensar en una contraofensiva, que podemos golpear en conjunto para seguir tabicando los ajustes que vienen.
En muchas conversaciones en estos días entre compañeres, aparecía esta idea de "ahora que meten las reformas la gente lo va a sentir y se va a dar cuenta de la mierda que es Macri", casi como diciendo ya fue, que aprueben todo. Pero no es por ahí mis queridas kukas. No es por ahí ni en pedo. Despertamos más gente estos últimos diez días que en dos años de macrismo. Para GANAR hay que querer ganar. Para construir una mayoría, hay que ir subiendo escaloncitos.
Hay que jugar siempre a ganar. Porque incluso cuando pierdas, si jugaste a ganar, algo ganás. Tres razones:
- Porque somos peronistas por tanto bilardistas. Sabemos que tenemos razón, pero también sabemos que con la razón no hacemos un choto. Conocemos de derrotas y aprendemos de ellas, pero medimos nuestras acciones políticas en función de cumplir objetivos. Siempre jugamos a ganar.
- Porque rechazamos la gilada de cuanto peor mejor. No flasheamos que cuanto más destruyan el país más cerca estamos de volver. No, loco. No somos socies del Club del Helicóptero. Creemos en la democracia, creemos en la paz. Pero sobretodo, nos duele la injusticia y la desigualdad. Jamás festejaremos ni permitiremos convalidar el dolor popular, incluso si eso facilita un clima antimacrista.
- Porque una nueva mayoría se construye ganando cosas. Aspiramos a enamorar al pueblo, a ser útiles para la gente. ¿Sabés lo que hizo la oposición estos días? Te cuidó el bolsillo del choreo, protegió a abuelos y abuelas, custodió la AUH. Te defendió a vos. Guerra de posiciones es esto. Ganar batallas que abran otras posibilidades, mostrarle a la sociedad que te hacés cargo, que bancás los trapos. Ir avanzando pasito a pasito, suave suavecito. Aunque después en la votación pierdas, ya ganaste. En este baile el gobierno perdió votos, y nosotres sumamos, no me cabe duda.
Lo que venga
Eso que se quebró en estos días puede repararse, puede volver a cerrarse, o se puede seguir abriendo. Desplazamos la grieta de K/AntiK a JUBILADES SÍ/JUBILADES NO. Eso ha sido un enorme triunfo popular. Es importante aprovechar el momento, empujar este diciembre, ver adónde nos lleva, sacar saldos. El gobierno intentará reagrupar y recalibrar la brújula, cambiar el eje del debate público. Encanando kirchneristas, seguramente, reforzando que la violencia es opositora antes que neoliberal. Por eso la importancia de ser inteligentes. Tres puntas en ese sentido:
1) Construir oposición. No es momento de bardear troskes, ni massistas, ni nadie que como nosotres también diga que NO a esta locura. Es momento de la unidad del NO. No puteemos a la CGT, pidámosle que luche. Acompañemos y fortalezcamos las posiciones combativas ahí adentro. Yo sé que tenemos como ganitas de decir: "vieron manga de giles que al final el kirchnerismo tenía razón". Es que claro, tuvimos razón desde el principio. La caracterización que hizo Cristina y el kirchnerismo sobre Macri se tornó hegemónica dentro de la oposición. Nació la oposición, se dijo estos días, pero nació sobre la base estratégica de nuestra posición. Decir que no, no conceder nada, no convalidar, no dar quórum. Hoy esa posición cobra sentido generalizado, en la oposición pero sobretodo en grandes franjas de la sociedad.
2) Organizarse. Hay ganas entre la gente de sumarse a la lucha. Si leés esto y no estás militando activamente, es el momento de sumarte. Hay que aportar un granito de arena todos los días, hay que fortalecer las redes políticas de oposición. Buscá una organización, la que más te guste, y sumate. O afiliate a un gremio y andá a las reuniones. Si no te gusta nada de lo que hay, todo bien, armá algo nuevo. Buscá a la gente con la que caceroleaste en la esquina de tu casa, y empiecen a tejer. Que no quede ahí. Ahora que vos y tu vecine se cruzaron en la lucha, no hay vuelta atrás. Conózcanse y organícense. La nueva mayoría empieza en cada esquina.
3) Aprovechar la coyuntura. Hasta al macrista más macrista le hace ruido el saqueo jubilatorio. Hay condiciones subjetivas y objetivas para salir a convocar y convencer gente. Rompé la grieta, tendé puentes. Hablale a tu tío gorila con el que no hablás hace años. Preguntale a tu abuela si sabe lo que se votó, aunque viva mirando TN. Metamos cartelitos, mandemos mensajitos, armemos conversaciones en el laburo. Que no les sea gratis, que sea un punto de inflexión.
No nos comamos la curva, no estamos al borde de la revolución bolchevique. El macrismo sigue juntando una montaña de votos, y seguramente Carrió volvería a sacar 50 puntos en CABA si las elecciones fueran hoy. El odio clasista y antikirchnerista sigue sosteniendo al gobierno, la UCR no se inmuta, Magnetto aporta lo suyo, y las ondas de optimismo zen deben seguir seduciendo gente. Pero algo se está moviendo. Que no se corte, que no decaiga, depende de vos.
RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs).