Salta: el testimonio de la hermana de una de las víctimas fatales en las inundaciones
Por Andrea Romero*
Nosotros vivimos acá, en El Paraíso, el más terrenal de todos, un barrio chiquito de Salvador Mazza, cerca de la frontera con Bolivia, donde un temporal me acaba de arrancar a mi hermana, luego de las crecidas que tuvieron los ríos Bermejo y Pilcomayo, crecidas que siempre llegan hasta los más vulnerables rincones de las provincias norteñas, aunque nunca lleguen a la televisión.
Tenía el futuro en sus manos, Dalma, 27 años y tres hijos hermosos que criaba sola, porque no le bastaba con ser una gran madre. Y le tocó ser un buen padre también. Convivía con su madre, la mía, en una casita humilde hecha de barro y varillas, hasta que los baldazos del cielo la derribaron. Apareció sin vida, este 31 de enero, ahora, recién, hace unos minutos, ahí, acá, debajo de los escombros, arriba de nuestros hombros. ¿Y saben por qué no lo escucharon?
Porque no lo publicaron.
Al silencio como política de Estado, sólo se sumo una visita varios días después, desde Defensa Civil, porque lógicamente el Presidente no podía: tenía compromisos mucho más importantes, como ese partido de fútbol que jugó en Jujuy. Miraron un rato, sacaron fotos y no volvieron más. Yo misma tuve que acercarme hasta la municipalidad el último viernes, para que Acción Social me prometiera volver esta semana… ¿Y mientras tanto? Agua, más agua. Los vecinos me están ayudando a refaccionar una piecita, porque hay tres criaturas que se quedaron sin techo, sin comida, sin colchones, sin ropa...
Y sin mamá.
Hoy, el riesgo continúa latente para las familias que viven en casas igualmente precarias, e incluso para quienes habitan otras casillas de madera, porque aparentemente su muerte no ha sido suficiente. ¿Saben cómo se siente? Estamos solos, muy solos, pero muy solos. Y apenas vuelva a llover de manera torrencial, la desgracia puede tocar otra vez nuestra puerta. O devorársela. No estamos exagerando y realmente ya no podemos seguir aguantando esta situación. Ni nuevas promesas.
Necesitamos, de verdad, traccionar del Estado.
Y que toda la sociedad deje de mirar para otro lado.
*Hermana de Dalma, fallecida por las inundaciones en Salta. Texto publicado en La Garganta Poderosa