Los cambios en el mercado de trabajo: entre el desempleo y la precarización
Por Brian Covaro *
Siempre los datos del mercado de trabajo nos dicen algo. En este momento, lo que se lleva todos los titulares es que el desempleo alcanzó el valor (9,6%) más alto en 12 años. Si bien es el parámetro sobre el cual se analiza la evolución del empleo, hay otros factores a tener en cuenta.
Primero, los datos del mercado de trabajo tienden a ser más rígidos (o más lentos en sus cambios) que otros tipos de datos sociales o económicos. Si miramos los datos de desempleo del mismo trimestre del año anterior, esta tasa subió un punto (que no es poco).
Luego, a partir de este trimestre se rompe cierta estacionalidad que venían presentando los datos; es decir, este trimestre debiera haber sido menor que el anterior, tal como se dió en el 2017, y es casi medio punto mayor. Esa modificación en al estacionalidad, demuestra una modificación en las condiciones productivas del mercado de trabajo.
Otro factor es que, si bien no es novedoso, el nivel de generación de empleo en este período (que obviamente impacta en la tasa), está sostenido por el empleo (anterior y en parte nuevo) autónomo. Tampoco es nuevo que los segmentos más castigados (duplicando y hasta triplicando las proporciones generales), son las mujeres y los jóvenes.
Sin embargo, lo más interesante que están mostrando los datos del mercado de trabajo es la transformación de su morfología por laos cambios en la estructura productiva. Para tomar un ejemplo: la estructura productiva actual prescinde gradualmente del empleo técnico industrial, por lo tanto decae la incidencia de la industria (rama que no paró de decrecer del 2016 a la fecha), lo que explica que decae el empleo en relación de dependencia formal y a su vez, explica que el GBA tenga 3 puntos más de desempleo que el total de aglomerados.
Otra variable que incide en reconocer estas transformaciones es el valor de trabajo informal, otro valor que sigue subiendo desde 2016. Para este trimestre es de 34 puntos, pero es de más de 50 para los autónomos (dato que el INDEC no publica). La paradoja es doble, en aglomerados donde la desocupación es más baja que en el total (como Cuyo, Nea o Noa), el empleo informal en asalariados supera los 40 puntos. Por otro lado, se trata de un modelo (el macrista) que estimula el emprendimiento autónomo, deposita en los trabajadores la responsabilidad de las erogaciones de sus cargas sociales, logrando dos objetivos: bajar los costos laborales e inflar el registro y la formalidad del empleo.
Por último, esta última serie insinúa que la tasa de desempleo va ser más elevada en el corto y mediano plazo, seguramente llegando a los 2 dígitos en la mitad de los aglomerados del país. En síntesis, la imposición estructural productiva impacta contra el sostén político y cultural de este modelo, la clase media. Si hay un sector (en términos de mercado de trabajo) que es perjudicado por este modelo productivo es la clase media. Es el segmento que tradicionalmente ha sido edificado en base a un empleo en relación de dependencia, registrado, con todos los beneficios sociales y con buenos salarios. Justamente este modelo económico apunta a reducir esa tradición.
* El autor es responsable del blog: La social información