Papel (Prensa) para pocos
Por Daniel Badenes* y Diego Rossi **
Otra vez, se trata de Clarín y La Nación. La semana próxima se tratará en la Cámara de Diputados una propuesta presentada el 9 de noviembre, que busca eliminar la principal regulación sobre el papel para diarios y su principal empresa productora, Papel Prensa, en la que -desde su apropiación en 1976- son socios el Grupo Clarín, La Nación y el Estado nacional. La iniciativa firmada por los diputados Bossio, Negri, Lavagna y Laspina -entre otros- deroga ocho artículos de la ley N° 26.736 de 2011, vaciándola de sentido. Es la norma gestada durante el gobierno de Cristina Fernández que declaró de interés público la fabricación, comercialización y distribución de pasta celulosa y diarios.
Al dejar sin efecto el artículo 20 -como pretenden- Papel Prensa ya no tendrá la obligación de informar su stock, capacidad de producción, ni “el precio único pago contado de venta de papel para diarios a la salida de planta”. Desaparece la idea misma de un precio igual para toda compra de más de una tonelada de papel. Es decir: se legaliza la discriminación -que hoy es un secreto a voces- por la cual algunos diarios obtienen el papel más barato que otros.
También quieren derogar el artículo 40, que establece que Papel Prensa debe operar “a pleno de su capacidad operativa o de la demanda interna de papel (cuando ésta sea menor a la capacidad operativa)” y ejecutar cada tres años “un plan de inversiones tendiente a satisfacer la totalidad de la demanda interna de papel para diarios”. Según los defensores del proyecto, hoy la planta tiene “capacidad ociosa” y necesita reconvertirse para salvar sus puestos de trabajo. Es un argumento falaz: nadie le impide producir cartón o insumos para embalajes, si quisiera. Lo que buscan es quitarle la obligación de producir el principal insumo de la prensa según las necesidades de todos los diarios del país.
La actual capacidad ociosa es deliberada y su contracara son numerosos periódicos que no acceden a la cuota de papel; como así también otros medios gráficos que optan por el papel Obra, cuyos valores también son privativos, pero quizás menos imprevisibles que el de diario. De enero a octubre de este año, el precio de la tonelada de papel prensa cobrado por la empresa radicada en San Pedro a medios cooperativos subió un 120%. Muy por encima de la devaluación del dólar y de la cifra de inflación en casi cualquier rubro. A esta desgracia se suma el alza de combustibles, que encareció el flete de las bobinas de papel hacia las imprentas de las provincias argentinas.
Al dictamen que llegará al recinto se arribó en muy pocos días, sin consultarle a nadie. La Presidencia de la Cámara giró el proyecto sólo a la Comisión de Comercio, pese a que la ley modificada había sido tratada originalmente también en las de Asuntos Constitucionales y Libertad de Expresión. El tratamiento fue apurado y sólo pudieron escucharse las objeciones de los diputados FPV-PJ. Si Papel Prensa tiene problemas financieros, qué les queda a las miles de empresas que están ahogadas por la crisis galopante, y sin ayudas estatales, cuestionaron. También exigieron que el director en la empresa designado por el Estado dé la cara e informe sobre esas presuntas dificultadas aducidas como causales del proyecto.
Las voces de PyMes, cooperativos y trabajadores
El martes 20, el Bloque de diputados del Frente para la Victoria – PJ recibió a referentes de pequeños medios gráficos y sindicatos de distintas regiones del país. Asistieron las autoridades de la federación de diarios cooperativos FADICCRA, de Diarios y Periódicos Regionales República Argentina –DYPRA-, de la Asociación de Revistas Culturales e Independientes de Argentina –AReCIA-, de APYME y de la Cooperativa Por Más Tiempo. También estuvo Omar Plaini, Secretario Gral. del gremio de los Canillitas, representantes de la Federación Gráfica Bonaerense, de SIPREBA, y de la Mesa Nacional Trabajadores de Prensa.
El diálogo con Agustín Rossi y diputados del bloque como la bonaerense Cristina Álvarez Rodríguez y el cordobés pablo Carro, llevó a varias coincidencias: la desregulación de la fabricación y venta de Papel Prensa llevará al cierre de pequeñas y medianas publicaciones en todo el país; el despido de trabajadores y la pérdida de puestos de trabajo en las producciones autogestionadas y a la censura indirecta y la restricción a la libertad de información que implica el cierre, discontinuación o condicionamiento de las voces independientes, aunque puedan migrar a versiones digitales de sus productos.
La crisis que atraviesan hoy las publicaciones gráficas es producto de una combinación de factores explosiva: la devaluación que impide acudir a la importación de una commodity en dólares; el creciente hábito de lectura de los portales informativos digitales; la caída del mercado interno y la pérdida del poder adquisitivo. Por esto último, se vende menos publicidad, bajan las tiradas y subir el precio de tapa puede ser un salto al vacío.
A ese panorama, el Estado agrega el retiro de pautas de publicidad oficial a periódicos regionales. Y si el proyecto de estos avezados jugadores prospera, legalizará la posibilidad de los grandes grupos de obturar a la competencia fijando precios discriminatorios en el insumo fundamental. Como en la dictadura -cuando un puñado de empresas con préstamos estatales se apropiaron de la empresa, la energía de la planta estaba subsidiada y se subieron los aranceles de importación-, el Estado vuelve a intervenir fuerte: no para garantizar la igualdad de oportunidades y la libertad de expresión, sino para promover mayor concentración. Una vez más.
* Profesor UNQ/UNLP
** Profesor UBA/UNDAv - @diegodrossi