"Solo en unidad podremos terminar con el neoliberalismo"
Por Comisión Memoria, Verdad y Justicia Zona Norte
Un hecho sintomático, hace dos años, el 16 marzo del 2017, el Presidente de la Nación visitaba la planta de Peugeot en El Palomar, en aquella oportunidad dijo: “Lo que estamos haciendo no es para crecer uno, dos o tres años y volver a caer…esta vez estamos haciendo las cosas de fondo, sin atajos, sin mentiras para crecer décadas porque esa es la única manera de rescatar a millones de argentinos de la pobreza” y que del mismo modo “puedan proyectar su vida con tranquilidad sin angustia”.
A comienzos de este mes, dos años después, la automotriz licencia a más de mil operarios del área de producción debido a la caída en el monto de las ventas. El relato macrista de la lluvia de inversiones y el aumento de los trabajos de calidad formaba parte de este Show en que nos vemos inmersos hace ya más de tres años, lo real, la verdad que no aparece en este circo de globos amarillos y es disfrazada o simplemente ignorada, son los casi 200.000 puestos de trabajo que se perdieron en el 2018. Para eso vinieron y, por eso, no se van a querer ir, para reducir los costos del trabajo como siempre pensó el empresario Sr. Presidente “…para ser competitivo hay que bajar los costos y los salarios son un costo más”.
Hace algunos pocos años atrás se discutía el monto imponible del salario para pagar el impuesto a las ganancias, hoy Metalpar, Peugeot, Nissan, Renault, Fiat, aumentan cada vez más la cantidad de obreros suspendidos a los cuales se les pagara el 75% del sueldo, ¿ésto no es una antesala del desempleo para los obreros del sector automotriz? ¿con los despedidos hasta la fecha y esta nueva ola de suspensiones se producirá el efecto buscado por Macri en el 1999 de bajar los costos? Políticas de destrucción del empleo son moneda corriente de esta administración y ya para comienzos de este año la pérdida de un 5% en la participación de la riqueza de los salarios de los trabajadores expresan con toda claridad la voluntad política de Cambiemos que los trabajadores cobren menos para que los elites económicas industriales y financieras ganen más.
Nos taladraron la cabeza con "el relato k", nos pasaron como alambre caído con la pobreza cero, la inflación no es un problema, no vamos a sacarles nada de lo que tienen, la lluvia de inversiones, volver al mundo, la independencia de los poderes, la República, la institucionalidad. El ingrediente principal: La corrupción K, se robaron todo…
A nivel de la gente común ha sido una carrera hacia el abismo: caída brutal del ingreso, escalada inflacionaria de los servicios e insumos básicos como alimentos, transporte, energía, agua, pérdida masiva de puestos de trabajo y cierre de comercios e industrias. El estado ha pasado de una situación crónica de escasez de divisas, pero con un endeudamiento bajo respecto al PBI, a un ahogo y ajuste del gasto drástico para garantizar el pago de la deuda externa monumental construida en sólo tres años a fuerza de usura parásita y fuga de divisas.
Ni hablar del vergonzoso servilismo a EEUU en temas como la crisis venezolana o la suspensión de la obra pública pactada con China.
¿Qué vivimos 12 años de fiesta y ahora hay que pagarla? Ellos vivieron, viven y vivirán de fiesta y la pagamos y pagaremos como siempre nosotros.
El acorazado Potemkin
A 50 años del Cordobazo los actores y las problemáticas son similares, pero el contexto ha cambiado: del fifty-fifty en la distribución de la riqueza y el pleno empleo, la participación en la ganancia empresarial y las luchas libertarias y antiburocráticas en gremios, universidades y escuelas llegamos, genocidio mediante y neoliberalismo del chicago boys a continuación, a hoy (en versiones que no son lo mismo, pero son igual)
¿Tiene que ser una muerte anunciada? ¿El guión es inamovible y fatal? ¡NO!
Argentina es un país que tiene riquezas naturales y potencial humano. Lo han hipotecado y enajenado los miembros del Círculo Rojo, los herederos de la vieja oligarquía terrateniente que vacacionaba en Europa y tiraba manteca al techo mientras el pueblo se hacinaba en los conventillos, y los nuevos ricos del mundo financiero y las corporaciones que transformaron todo en mercancía, en bienes transables sin que importe la gente que queda en desamparo como vimos en la película Wall Street.
Pero no hay un solo camino, hay otros, la resistencia puede y debe gestar una salida que proteja a las mayorías y a las generaciones venideras de esta codicia, que mercenarios como Jorge Lanata atribuyen sólo a quienes con aciertos y errores nos dieron muestra comprobable de que nuestro rumbo no es fatal.
Hay muchísimas voces autorizadas, que no son sólo del kirchnerismo, que nos vienen marcando lo que se hizo bien en ese tiempo y lo que habría que corregir para obtener mejores performances. Estas películas ya las vimos y no es cuestión de meritocracia y cuentapropismo lo que nos permitirá sacarnos los grilletes del FMI y recuperar para el soberano lo que nos pertenece.
Toda la artillería judicial y mediática está apuntada a ocultar, perseguir y neutralizar esas voces, a justificar los daños y errores de Cambiemos achacándoselos a la herencia recibida. Todos los fueros, pero especialmente el federal, tienen que dejar de ser una casta privilegiada e intocable, cumplir con la ley y retirarse a los 75 años como hizo Raúl Zaffaroni, pagar impuestos, someterse a exámenes de aptitud y tener control popular.
Si de seguridad hablamos los retrocesos en los derechos civiles y políticos han sido cercenados sin miramiento, avasallado y restringido el estado de derecho a niveles pocas veces visto en democracia. Macri, Patricia Bullrich y toda la troupe de Cambiemos promueven e incitan el uso desmedido de la fuerza física para amedrentar y disciplinar a estudiantes y trabajadores que ven perder cada día el plato de comida en su mesa por el cierre de escuelas, empresas o pymes. Alientan el uso desmesurado de la fuerza letal avalando y legitimando la pena de muerte, los fusilamientos por la espalda a quien cometió un delito contra la propiedad o a alguien que los polis consideraron sospechoso. El estado es responsable de la muerte de Santiago Maldonado, Rafael Nahuel, Pablo Kukoc, Facundo Ferreira, Rodolfo Orellana y tantos otros. También por desidia y abandono es responsable de las muertes de Sandra y Rubén por la explosión en una escuela de Moreno.
Salvo honrosas excepciones, la administración de justicia es ineficiente, con mirada corporativa y clasista. No controla ni investiga las prácticas policiales, naturalizadas en la población, como el hostigamiento, los insultos, el verdugueo, las provocaciones, falsas imputaciones, los correctivos. Últimamente se ha agravado la falta de independencia del poder judicial respecto del poder político, hoy es moneda corriente la persecución y judicialización de ciertos grupos y la impunidad para otros. Esto evidencia la gravísima exposición en el Congreso del juez Alejo Ramos Padilla de extorsión política y mediática para no figurar en expedientes judiciales, la injerencia de servicios de inteligencia y escuchas ilegales para involucrar a personas de la gestión anterior o remisas a acatar órdenes de fiscales y/o jueces corruptos. Por eso hay presos políticos en Argentina.
Con estos antecedentes surge con fuerza la propuesta de siempre, bajar la edad de punibilidad, endurecer las leyes, políticas que han fracasado y empeorado la seguridad de todos los habitantes. SÍ necesitamos un régimen penal juvenil porque nuestros jóvenes, no tienen garantizados sus derechos; perdura, en algunos actores judiciales, la figura del patronato donde el juez puede decidir encerrar al niño, niña o adolescente porque su familia tiene problemas económicos para sostenerlos y porque aún está vigente la ley 22278 de la dictadura. Necesitamos un régimen penal juvenil, y para hacerlo no hace falta bajar la edad de punibilidad. Necesitamos reactivar los programas de acompañamiento y contención para niñas, niños, adolescente y familia.
En esta gestión la violencia estatal se ha incrementado y ampliado a otros sectores sociales. Donde el que se resiste, frente a un ajuste brutal, a la pérdida de derechos, es deslegitimado y estigmatizado desde el discurso social y mediático, reprimido por las fuerzas de seguridad y criminalizado por actores judiciales cercanos al poder político o presionados por él. El gobierno trata a la protesta social como si fuera una cuestión de seguridad y orden público, y no de derechos, porque el objetivo es disciplinar, controlar e impedir el ejercicio de los derechos ciudadanos.
Los miembros de esta administración deberán responder con su patrimonio, el declarado y el oculto en Panamá, Delaware y demás paraísos (¿) fiscales por el gravísimo perjuicio que han perpetrado al pueblo y la nación. Los medios concentrados de comunicación, con Clarín, La Nación, TN que no desapareció, Canal 13, Radio Mitre, etc., a la cabeza deben ser castigados con el repudio social y todo ese conglomerado oligopólico enemigo de la democracia deberá adecuarse a ésta como lo establecía la Ley de Medios que congeló y desactivó este gobierno con la ayuda de muchos panqueques.
No somos todos responsables de esta situación en partes iguales, quienes basados en el odio y enceguecidos por ese show marketinero posibilitaron que por primera vez mediante el voto acceda esta lacra al gobierno deberán sacudirse esa hipnosis falaz y registrar los hechos contrastables de su situación, anterior y actual.
En el Cordobazo se decía “Con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”, no abogamos por la guillotina, pero cuando escasean las figuras en las que podemos confiar, es necesario encolumnarse detrás de consensos y seamos garantes colectivamente de ellos. Ni la Patria Contratista está a salvo de los manejos turbios de los Bonadíos, Stornellis e Irurzunes.
Saludamos el “claro día de justicia” por los delitos de lesa humanidad ocurridos en la fábrica Ford, momento de justicia al que se llega por la acción convencida y sostenida por sus obreros y sus familias por más de 40 años. ¡Gracias compañeros y compañeras! Seguiremos reclamando la misma justicia para los empresarios que como los Blaquier y los Massot, fueron responsables del genocidio del que se beneficiaron económicamente. Su dinero está teñido de sangre y dolor.
Nuestro pueblo resistió y luchó contra las leyes de obediencia debida y punto final y hoy los juicios de lesa son una realidad que llego para quedarse, no hay vuelta atrás por más que traten de obstaculizarlos. Nos movilizamos masivamente llenando las calles cuando intentaron imponer el 2x1 para los delitos de lesa humanidad y miles de pañuelos blancos, emblema de las Madres de Plaza de Mayo, se alzaron rechazando el fallo de la corte. La marea verde que ha llenado y florecido en el país y en el mundo ha puesto en la agenda los derechos vulnerados de las mujeres y el colectivo LGTB, esto también llegó para quedarse.
Somos un pueblo pacífico, pero como marcaba Walsh, a pesar de los continuos intentos de los dueños de todo por disociar y disolver la historia de las luchas por conquistar los derechos inherentes a la condición humana, esa memoria se sostendrá y renacerá de las cenizas una y otra vez. No nos conformamos con migajas.
¡Solo en unidad podremos terminar con el neoliberalismo!
¡Defendamos la educación pública!
¡Escuelas Seguras, más educación y menos represión!
¡Libertad a todos los presos políticos!
¡Antes y ahora la Lucha es una sola!