Gatillo fácil en Santiago del Estero: "Hay un patrón de violencia en la policía provincial"
Por Ariel Mulki
APU: ¿Por qué hoy hablamos de violencia institucional o brutalidad policial?
Federico Medina: En primer lugar, repudiamos absolutamente el episodio de violencia contra Silvia Maldonado. El hecho ocurrió en el contexto de un allanamiento de un domicilio sin orden judicial y mediante un disparo letal hacia una adolescente de 17 años, madre de dos niños. Lamentablemente la violencia policial está muy invisibilizada. Sólo hablamos de violencia policial cuando la reflexión viene motivada por un hecho trágico y gravísimo como el caso de Silvia. Sin embargo, cuando hablamos de violencia policial también hablamos de una serie de prácticas cotidianas, naturalizadas, rutinizadas que ocurren desde la institución policial hacia ciertos destinatarios que, por lo general son sujetos significados como peligrosos o como enemigos sociales.
APU: ¿Quiere decir entonces que estamos observando sólo la punta del iceberg de la violencia policial?
FM: Exactamente. Es muy buena tu analogía. Hoy es importante dar cuenta de las “otras” violencias policiales. Aquí hablamos de hostigamientos, persecuciones, pedidos de antecedentes, privaciones de libertad provisorias, detenciones irregulares en comisarías, demoras, abusos, acosos, atropellos policiales, apremios ilegales, violencias dentro de los móviles policiales y dentro de las comisarías. Es decir, se dan situaciones de violencia de “menor intensidad” que ocurren todos los días y no son visibilizadas.
APU: ¿Cómo se entienden estas situaciones de violencia en un contexto de democracia?
FM: Bueno. La noción de “violencia institucional” es un concepto que justamente surge post-dictadura para darle sentido a estas prácticas que suceden en ejercicios formales de las democracias. El problema es que todavía existen ciertos reclamos vecinales, pedidos colectivos, discursos sociales que circulan en los medios masivos, que colaboran con el estereotipo y el estigma de determinados sujetos sociales destinatarios de esas violencias.
APU: ¿Podemos observar un aumento de estas situaciones a partir de las políticas del gobierno nacional?
FM: Existen ciertos alineamientos políticos y de corte punitivo a nivel nacional que alientan a las fuerzas policiales a la represión y a la violencia. En nuestro equipo de investigación hemos observado que estas prácticas se han intensificado en 2016, 2017 y 2018 en Santiago del Estero. No alcanza con demonizar a un agente policial pensando que actúa de forma aislada. Tenemos que pensar estos episodios como prácticas que ocurren dentro de un sistema que habilita situaciones de violencia. Es ahí donde tenemos que poner el foco y no sólo en los hechos particulares.
APU: Este caso de Silvia Maldonado se trata de una mujer, adolescente, de un barrio periférico, madre de dos niños. ¿Podemos hablar, en este caso, de un entrecruzamiento de violencias?
FM: Sí. Sin duda. Las cuestiones sociales, económicas, y de género son factores de vulnerabilidad que se potencian. Tenemos que entender la violencia policial como una práctica sistémica, cotidiana, rutinizada, naturalizada, normalizada y no como un accidente o una excepción. Hoy debemos exigir justicia por el caso de Silvia Maldonado. Pero no podemos detenernos ahí. Necesitamos concientizar y sensibilizar acerca del patrón de violencia como una forma constitutiva del accionar policial a nivel provincial.