Guatemala: una sociedad que no toca fondo
Por Magalí Gómez y Carlos Godoy*
El pasado domingo 16 de junio se llevaron a cabo las elecciones generales en Guatemala. Los cargos que salieron a la arena electoral fueron desde la Presidencia hasta los Concejos municipales, pasando por los representantes al Congreso -única cámara del sistema político en el país. Además se eligieron los diputados al Parlamento Centroamericano, entidad regional con poca popularidad hoy en día.
Este país mesoamericano, por su historia y actualidad, comparte con Haití y Honduras el podio de la injusticia y la exclusión social en la región. Pese a este escenario, pareciera que las fuerzas políticas y sociales siguen sin poder articularse para alcanzar el poder y revertir, así, los alarmantes índices socioeconómicos que, de acuerdo con cifras oficiales, mantienen a la mitad de la niñez guatemalteca en condiciones de desnutrición crónica.
Las fuerzas políticas que en esta oportunidad alcanzaron los dos primeros puestos en la elección presidencial – el partido socialdemócrata Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) con su candidata Sandra Torres (25.53 % votos) y el partido ultra derechista Vamos, de Alejandro Giammattei (13.96 % votos)-, irán al balotaje el 11 de agosto. Ambos partidos representan los esfuerzos de diversos sectores (empresarial, militar y burocrático) por mantenerse alejados de procesos judiciales en su contra. Causas como las derivadas de los crímenes de lesa humanidad durante el conflicto armado interno (1960-1996), la malversación de fondos del estado, la histórica y estructural evasión fiscal, el financiamiento electoral ilícito o el narcotráfico, entre otras.
No obstante el panorama sombrío que se cierne sobre el país donde conviven pueblos maya, garífuna, xinca y mestizo, queda por verse si el recién formado Movimiento de Liberación de los Pueblos (MLP), instrumento político electoral del Comité de Desarrollo Campesino (CODECA, fundado en 1992), logra capitalizar apoyos para las próximas elecciones (2022). Esto puede ser leído como un indicador positivo de organización política y social de base, en un país con un alto grado de rechazo al sistema político.
Con una campaña corta en el tiempo y sin muchos recursos económicos detrás, en una nación marcada a sangre y fuego por el racismo y el machismo, Thelma Cabrera, candidata maya mam, líder campesina e indígena, logró el cuarto puesto con más del 10 % de los votos. Un resultado histórico para una opción social y popular que propugna por el Buen Vivir como paradigma de desarrollo en contraposición a los paradigmas economicistas. Así como la necesidad de refundar un estado plurinacional para Guatemala, que incluya a todos esos pueblos en igualdad de condiciones.
*Integrantes del Centro de Estudios de Integración Latinoamericana “Manuel Ugarte”, de la Universidad Nacional de Lanús. Conductorxs de Esquina América, radio Megafon, UNLa.