Honduras: A 10 años del golpe que depuso a Manuel Zelaya
Por Magalí Gómez y Carlos Godoy*
Este 28 de junio se cumplieron 10 años del golpe de estado que depuso a Manuel Zelaya de la presidencia de Honduras. Los motivos del golpe: 1) el acercamiento estratégico de Zelaya a la Revolución Bolivariana de Venezuela y a los proyectos de soberanía latinoamericana como el ALBA y Petrocaribe; 2) el celo norteamericano a perder los derechos -antaño obtenidos- para hacer uso del suelo hondureño como base militar (Honduras ha sido llamada el “USS Honduras”: el portaviones inhundible de Estados Unidos). Los instrumentos: la élite política y las fuerzas armadas hondureñas. La excusa: una inexistente intención de Zelaya por reelegirse presidente en un país donde, hasta no hace mucho, la constitución política lo impedía.
Una década después, bajo el gobierno de Juan Orlando Hernández (JOH) del tradicional Partido Nacional (creado en 1902), el país centroamericano se encuentra sumido en una grave crisis política y socioeconómica que ha conducido a un éxodo hondureño hacia Estados Unidos. Las tristemente célebres “Caravanas Migrantes” son solo un episodio más -entre 2013-2018, un total de 58.452 niños y niñas sin acompañante fueron detenidos en la frontera sur de EEUU. Desde el mes de abril, los sectores de salud, educación y transporte, entre otros (incluido un “paro de fusiles caídos” realizado por unidades de las fuerzas especiales de la policía), vienen realizando manifestaciones en contra de las políticas de ajuste neoliberal que amenazan con precarizar, aún más, las condiciones de vida en general.
Tras meses de protesta, las manifestaciones han escalado al punto de pedir la renuncia del JOH, quien llegó al poder en el 2014 y está a medio camino de su segundo mandato luego de que en el 2015, la Corte Suprema de Justicia, polémicamente, fallara a favor de la reelección de cualquier mandatario. Acusado de corrupción, investigado por vínculos con el narcotráfico (y con un hermano preso en EEUU por este delito) y ahora responsable de la muerte de al menos tres manifestantes, Hernández cuenta con el apoyo norteamericano para mantenerse en el poder.
En plena crisis que paraliza el país, el pasado viernes 20 de junio, el presidente JOH en persona recibió la señal de respaldo de Washington en la base militar norteamericana José Enrique Soto Cano, más conocida como Palmerola. En el lugar se reunió con el jefe del Comando Sur del Ejército de Estados Unidos, Craig Faller -quien estuvo en la Argentina también esta semana - y dio la bienvenida a la Fuerza de Tarea de Propósito Especial Aeroterrestre de Infantería Marina, compuesta por 300 marines.
No obstante, Washington también busca hacer control de daños y liberar ciertas presiones. Esta semana se dio a conocer que la encargada de la embajada estadounidense en Honduras, la teniente-coronel Heide Fulton, fue removida de su cargo. El partido LIBRE –de Manuel Zelaya- había demandado su remoción en un comunicado el pasado 8 de junio por constituir, según el partido, “una amenaza real y presente para la reconstrucción del Estado democrático, el respeto a los DDHH y la seguridad del pueblo hondureño”. Zelaya, manifestó que la Fulton estuvo en el pasado en Irak y Afganistán y que su presencia en Honduras demuestra que están “absolutamente controlados por el Comando Sur”. El interés de Estados Unidos por Honduras es profundamente militar, por la ubicación geográfica del país centroamericano “porque tenemos siete fronteras en el Caribe, porque tenemos tres fronteras terrestres” expresó el ex mandatario.
A 10 años del golpe de estado, el pueblo hondureño se encuentra activamente movilizado en las calles reclamando por sus derechos. Una muestra más de que, a pesar de todos los intentos de dominación y colonización, los pueblos latinoamericanos siempre se encuentran de pie y en la lucha.
*Integrantes del Centro de Estudios de Integración Latinoamericana “Manuel Ugarte”, de la Universidad Nacional de Lanús, y del programa Esquina América en radio Megafon, UNLa.