Dilema clave de cara a agosto: ¿Podrá Alberto Fernández hacer pie en Córdoba?
Por Yael Crivisqui
El candidato a presidente por el Frente de Todos, Alberto Fernández, hizo una recorrida exhaustiva por Córdoba durante 48 horas, en búsqueda de los votos que le faltan y que no son para nada fáciles de obtener. La quimera: reconciliar al peronismo nacional con el electorado justicialista provincial.
En 2015, el entonces candidato del kirchnerismo, Daniel Scioli, obtuvo en Córdoba el 20% en la primera vuelta y llegó al 28% en el balotaje. Mientras tanto, Mauricio Macri llegó al 54% y al 73% en ambas disputas. Esa diferencia fue clave en el resultado final, que sólo fue de dos puntos a favor de Cambiemos.
Por eso, Alberto decidió recorrer barrios de la capital cordobesa, fábricas y habló con aquellos sectores más golpeados por las políticas económicas del macrismo. También estuvo en Carlos Paz y Villa María, ciudades que tiene una centralidad política importante. Estuvo acompañado por dirigentes del peronismo local, como el senador Carlos Caserio y el intendente de Villa María, Martin Gil.
En esas ciudades, el dirigente dio discursos donde combinó análisis político y emociones. Nada de machetes, ayuda memoria, etc. Se mostró de manera permanente con voluntad y vacación de diálogo, de escuchar y de reconciliarse con la Córdoba que le dio el triunfo a Macri.
Como prueba fehaciente de ello, incluso, fue entrevistado por Mario Pereyra y Miguel Clariá, periodistas con claros intereses políticos, defensores del macrismo y abiertamente antiperonistas. Se podría decir que más que una entrevista, fue someterse a estar en un banquillo de acusados, donde ambos periodistas más bien oficiaban de jueces. En vez de preguntas, y repreguntas, sobraban acusaciones. Falsas. Si bien fue un trago amargo para Fernández, fue una muestra cabal de que no tiene nada que ocultar, ni esconderse de nadie. Muy por el contrario de Macri, que no le ha dado una sola entrevista a periodistas que no tengan pauta con el oficialismo, o se declaren abiertamente antikirchneristas. Alberto tiene una política comunicacional que rompe con la zona de confort de cualquier dirigente.
En la gira Alberto Fernandez estuvo acompañado por Sergio Massa, quien tiene peso y vuelvo propio en Córdoba, en la que le ganó la interna que se dirimió en su momento con el ex gobernador y fallecido Jose Manuel de la Sota. El tigrense se mostró cómodo, agradable, elocuente, con mucha sensibilidad y empatía, no solo con los ciudadanos, como pasó en la fábrica que visitaron con Alberto en la capital cordobesa, sino incluso con la militancia del ala más kirchnerista que en algunos momentos intentó correrlo con alguna chicana.
La gira del candidato a Presidente por el Frente de Todos, por Córdoba, si bien estuvo organizada con poco tiempo de antelación, y la ciudadanía se enteró de su visita más por una boca a boca, que por alguna comunicación oficial del Frente, fue fructífera políticamente y esperanzadora desde el contrato social por el que viene pujando Cristina.