Gerardo Morales: “El negacionismo de la burguesía es un insulto para la inteligencia humana”
El 12 de agosto se conoció la sentencia del tramo 17° de la Megacausa Campo de Mayo, también conocida como Área 400 II por la jurisdicción militar que tenía bajo su control los centros clandestinos de detención en Zárate, Campana y Escobar. El juicio oral inició en octubre del año pasado y el martes pasado el Tribunal Oral Federal N° 1 de San Martín, a cargo de Daniel Omar Gutiérrez, Silvina Mayorga y María Claudia Morgese, comunicó las condenas por crímenes de lesa humanidad cometidos dentro de ese territorio, con delitos que van desde el abuso sexual, pasando por torturas y secuestros, hasta homicidios.
Por un lado, dos militares retirados: Pacífico Luis Britos, ex jefe de Personal de la plana mayor del Área 400, que recibió la pena perpetua, y Horacio Rafael Sánchez, ex jefe de la Compañía Destino de la Escuela para Apoyo para el Combate “General Lemos”, que llegó a juicio por primera vez y al que le dictaron apenas siete años de prisión. Por otro, Carlos Daniel Caimi, ex jefe de la Comisaría de Villa Ballester, que percibió sólo cinco años y fue absuelto de la acusación por violación. Britos y Caimi ya habían sido sentenciados a la pena máxima en la primera etapa de la Megacausa -el segundo, a su vez, cumplió de forma reciente otra condena a doce años pero siempre en arresto domiciliario-.
Verónica Bogliano, directora de Querellas y Crímenes de Lesa Humanidad de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, que fue querellante y estuvo presente acompañando a los testigos, ya adelantó que apelarán la decisión, a la espera de los fundamentos que se darán a conocer el 30 de septiembre. Bogliano indicó que habían solicitado veinte años para Caimi y Sánchez y, además, cuestionó que no se haya contemplado la figura de desaparición forzada como integralidad del proceso.
Sobrevivir para contarlo
Uno de los testimonios fundamentales que forman parte de la Megacausa es el de Gerardo Morales, cordobés y ex militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). En ese entonces, tenía 21 años y estudiaba Ciencias Agropecuarias en la Universidad Nacional de Córdoba. Fue secuestrado mientras realizaba el servicio militar obligatorio -bajo la responsabilidad particular de Sánchez-, torturado durante una semana y logró fugarse del Centro Clandestino de Detención de Campo de Mayo.
Morales destaca que uno de los momentos que marcó su conciencia fue el Cordobazo como rebelión popular, donde fue asesinado Máximo Mena, obrero de la misma fábrica donde trabajaba su padre. A su vez, resalta el nivel de las discusiones de aquella época que, según plantea, no se limitaban a problemas inmediatos sino a transformar el sistema de raíz. En ese sentido, tomando en cuenta su necesidad en aquel entonces de incorporarse a una organización, se acerca al PRT, a la que entiende hasta el día de hoy como la que tenía mayor claridad.
En la actualidad es parte de la Organización de Liberación Nacional y Social Fogoneros, colectivo con presencia en Mar del Plata, Córdoba y Ciudad de Buenos Aires -y su réplica en Uruguay-. La misma, en su página web, rescata distintos procesos de lucha a lo largo de nuestra historia, como la Patagonia Rebelde, la Resistencia Peronista y las Coordinadoras de Gremios en Lucha, entre otros. A su vez, reivindica programas constituidos por el movimiento obrero, como el de la CGT de los Argentinos en 1968, las iniciativas piqueteras durante el menemismo, y experiencias revolucionarias -sobre todo la soviética y la cubana-.
Mucho que contar
Fogoneros, nacida al calor de los reclamos contra el gobierno de Carlos Saúl Menem, llevó a cabo una serie documental tripartita bajo el nombre Mucho que contar. Tras dos capítulos dedicados al “Marplatazo” y a la historia del sindicalismo, llega el turno de Gerardo, quien en poco menos de una hora relata su vida. Allí repasa varios sucesos: el ya citado Cordobazo y la Masacre de Trelew, por su efecto; su militancia en el PRT y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP); su aporte en la fuga de la cárcel del Buen Pastor -recuperadas en la tira web El brete-; su escape de Campo de Mayo y la clandestinidad; su posterior incorporación al Partido Intransigente y, más tarde, a Fogoneros; y su actualidad como docente jubilado en las rondas de los miércoles contra el gobierno de Javier Milei.
Tras la sentencia en el caso mencionado al principio, AGENCIA PACO URONDO dialogó con Gerardo Morales sobre la recepción de la misma, la situación de los juicios de lesa humanidad en la actualidad y la importancia de su difusión en una época como la actual.
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo recibieron la sentencia del tribunal?
Gerardo Morales: Sabemos que en el capitalismo no se puede esperar un fallo justo cuando son los represores quienes están siendo juzgados. No esperábamos justicia desde el punto de vista de darle a cada uno lo que le corresponde en un plazo razonable. En este caso, después de 49 años de cometido el secuestro y ejecutados crímenes aberrantes por el teniente coronel Horacio Rafael Sánchez y sus cómplices, debido a lo arbitrario del poder judicial del sistema se falló con siete años de prisión domiciliaria.
No es raro que esto suceda. En sus antecedentes, comprobados por los jueces, Horacio Sánchez ejecutó a dos ciudadanos y en tres meses consiguió la absolución. La historia judicial de Sánchez, como la de tantos genocidas, sean militares o empresarios, muestra que son incompatibles capitalismo y justicia. No va a ser condenada la clase dominante que es culpable de la continuidad de los planes económicos de la dictadura, con variaciones de caras y listas, y del sufrimiento que vivió y continúa viviendo aún el pueblo argentino. Si bien los juicios han logrado dejar antecedentes sabemos que bajo sus instituciones no lograremos una verdadera justicia. Para eso tenemos que organizarnos como pueblo para terminar con la opresión, la impunidad, el hambre y el sometimiento que vivimos.
APU: ¿Qué análisis puede hacerse de la situación de los juicios de lesa humanidad en la actualidad?
GM: La lentitud de los juicios y lo exiguo de muchas condenas en casos de lesa humanidad nos permite ver un entramado de leyes, fallos, condenas, apelaciones, etcéteras, que tiende a que muchos genocidas mueran sin siquiera ser procesados.
APU: Dada su participación en la serie, ¿qué importancia le otorga a la transmisión de historias de vida de ese entonces? ¿Cómo contarlas frente al negacionismo y a la reivindicación del terrorismo de Estado del gobierno?
GM: La importancia de la difusión de las historias de vida es evitar el monopolio en manos de nuestro enemigo de clase de la difusión de lo ocurrido. Que se sepa la verdad de lo ocurrido, desde mi experiencia y como la de tantos compañeros de nuestra clase que luchamos por construir una sociedad nueva y nos enfrentamos al terrorismo de estado, permitirá a nuevas oleadas de revolucionarios continuar la pelea sin repetir los errores que cometimos y asentarse en los aciertos que cometimos. El negacionismo de la burguesía y su gobierno es un insulto para la inteligencia humana, simplemente es así.