El espejo mágico de Mark Boals
Por Gito Minore
Con motivo de la celebración del 33º aniversario de la edición del clásico long play Trilogy del guitarrista sueco Yngwie Malmsteen, su cantante de aquel entonces, Mark Boals, volvió a Buenos Aires para brindar dos shows en Gier Music.
Si bien la fecha original para tributar el disco estaba planeada para el día viernes 2 de agosto, a último momento se sumó un acústico para el día jueves, en el que además de interpretar algunos clásicos de la mencionada placa, el cartel que promocionaba Anubis Music (la empresa local encargada de traerlo) prometía un repaso por su carrera.
La noche arrancó con Purpendicular haciendo un mix de canciones acústicas de Deep Purple, al que le siguió Presto Vivace, (banda de reconocida trayectoria en el ambiente) quienes en poco más de media hora desplegaron todo su virtuosismo sobre las tablas.
Luego de los sets de las bandas invitadas, el cantante salió a escena acompañado por los guitarristas Adrián Subotovsky, Pablo Soler y el baterista Daniel Acosta. A este trío básico, en algunos temas se sumó el gran Marcelo Roascio. No está de más aclarar que los tres guitarristas elegidos para acompañar a Boals, nada tienen que envidiar a cualquiera de sus pares europeos o norteamericanos. Profesionalismo, precisión y años de trabajo (tanto por separados como juntos) se combinaron para que los temas de Yngwie estuvieran a nivel.
De buen humor, como si estuviera en un encuentro casual en el living de su casa, Mark Boals entregó uno a uno todos los temas de su repertorio, sin ningún esfuerzo para llegar al mismo registro vocal que lucía a mediados de los ochentas. “Liar”, “Queen in love”, “Magic Mirror” y “You don´t remenber I´ll never forget” del querido tercer disco del sueco hicieron las delicias de un público minúsculo, pero no por eso menos efusivo. A esos temas se le sumó “Alone” de la época de Ring of Fire, y “Miracle life” del disco War to end all wars también grabado con Malmsteen pero en el 2000. El cierre vino de la mano de “I´m a viking” y del megacláscio “Highway star” de Deep Purple.
Sin grandes artilugios, en plan netamente intimista, Mark Boals brindó un show a pura emoción, y al cierre se sacó fotos con sus seguidores.