El homenaje de la CTA a John William Cooke
Por CTA Comunica
El 19 de Setiembre de 1968, moría, tras una operación de pulmón en el hospital de Clínicas, el militante peronista y referente revolucionario John William Cooke. La dictadura de Onganía habia permitido su ingreso al país desde Montevidéo a sabiendas, por informes de inteligencia, de que el cáncer que afectaba al prófugo más buscado estaba en su etapa terminal.
Treinta y seis horas antes, había iniciado el último viaje hacia el imponente edificio de la Avenida Córdoba en un viejo Kaiser Carabella, acompañado por su brillante compañera Alicia Eguren y por "el mejor de sus oficiales", como a él gustaba nombrarlo a Carlos Lafforgue que oficiaba de chofer, custodio, y compañero de máxima confianza del "Gordo" como cariñosamente llamaba a John.
Cooke trazó un recorrido muy preciso, atravesando la zona norte de la ciudad, rodeando los lagos de Palermo y el Rosedal, para pasar en silencio frente a la embajada norteamericana, que catalogaba a Cooke como "peligroso elemento comunista" desde que había enfrentado junto con el Che, Fidel y el pueblo cubano el intento de invasión de Bahia de los Cochinos, con metralleta en la mano y un compromiso revolucionario inquebrantable.
El viaje transcurrió en silencio, sólo acompasado por el sonido del poderoso motor del Kaiser, y algún comentario casi en cuchicheos de John para Alicia.
Cooke daba sólo las precisas indicaciones del recorrido, hasta que llegaron a las puerta del Clínicas.
Al descender, con las dificultades propias que originaba el tumor, el "Gordo"le dijo a Carlos casi como un susurro mirándolo fijamente a los ojos :"¿Sabe?, este mismo viaje, este mismo recorrido que le pedí que hiciera, lo hice yo en calidad de chofer como hoy usted, en mayo de 1951 cuando lo traje a morir a Homero Manzi".