Jazz en estado de efervescencia

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03 Mayo 2020

Por Norman Petrich

Este guitarrista, compositor y docente especializado en jazz, desde hace varios años viene presentándose con diversos grupos en los principales escenarios de Argentina (Usina del Arte, Bebop, Virasoro Bar, entre otros) y compartiendo escenario con Miguel Tarzia, Maxi Kirszner, Noel Morroni, Luciana Morelli, Ernesto Amstein, entre otros músicos de la escena local. En 2015 fue seleccionado para formar parte de la big band del Conservatorio Manuel de Falla, en 2017 formó el dúo de jazz South Beat, junto a Andrés Mitchelstein en contrabajo y voz, todo un proceso de maduración como artista que lo llevó a grabar Efervecencia con todos temas propios.

El repertorio se basa en composiciones originales instrumentales de Scheinsohn, con eje esencial en la improvisación. Las obras se suceden como episodios melódicos que dan pie al diálogo entre los miembros del conjunto, las posibilidades tímbricas y el desarrollo melódico.

Efervescencia es un disco de jazz donde predomina la mixtura de las formas tradicionales con la improvisación libre y se destaca la riqueza armónica con cierta influencia de la música contemporánea. Rítmicamente variado, con formas modernas que alternan entre el swing, el even eight y el rubato. Tanto la balada como el medium tempo presentan melodías lánguidas que nos muestran el espacio logrado por un sutil manejo de las sonoridades de los instrumentos, entre los que se destacan Fiaca y Soda.

Efervescencia forma parte de la Selección del mes de Mayo de Club del Disco. El disco fue grabado, mezclado y masterizado por Florencio Justo en Estudio Dr F.

Entrevista a Axel Scheinsohn

AGENCIA PACO URONDO: Si bien estás presentando tu primer disco, venís de un largo recorrido musical: conservatorio, clases particulares, ensambles, recitales y hasta una temporada tocando en un crucero, ¿tardó más de lo deseado el debut, o llegó cuando tenía que llegar? Según tu punto de vista, ¿cómo se plasma en tu presente artístico toda esa trayectoria?

Axel Scheinsohn: Sí, tardé más de lo deseado pero justamente eso me permitió enfocar mi camino artístico. La demora se debe a la selección de las composiciones, el armado del grupo, la producción y grabación del disco. Uno se enfrenta a muchos imprevistos que tiene que resolver (devaluación, el proceso de edición y fabricación, etcétera) ya que es la primera vez que lidero este tipo de proyecto.

Mi trayectoria me hace sentir a gusto en el ambiente y cómodo con mis colegas. Creo que el disco es una foto de este momento mío musical, que refleja diferentes experiencias, como mis últimos años en el conservatorio Manuel de Falla, los conciertos con mi grupo y los cinco meses tocando en el crucero. Indudablemente, todo esto me nutrió como improvisador y compositor.

APU: Efervescencia es un disco de jazz. Tus composiciones abren generosamente espacios para tu improvisación y la de tus compañeros, con quienes venís tocando desde hace ya un tiempo, ¿escribiste pensando especialmente en ellos, cómo fue el proceso de creación?

AS: Gran parte de la música está escrita o arreglada para el grupo. En los ensayos, o "juntadas", uno va probando los diferentes pasajes musicales para el instrumento en cuestión, en base a eso se hacen ajustes. Si hay un intercambio de ideas, mucho mejor.

También, la manera de tocar de mis compañeros me permitió darme el lujo de escribir momentos musicales más complejos. Por ejemplo, el tema "Ulela" tiene dos melodías que se superponen: la principal la hacemos Camila Nebbia (saxo tenor) y yo en guitarra al unísono y la otra la hace Hernán Cassibba (contrabajo), donde demuestra su virtuosismo como instrumentista.

También la calidad como improvisadores hace que todo sea mejor, se pueden lograr pasajes más sofisticados. En "Antiácido" el solo de Guillermo Harriague (batería) marca la transición de una primera parte del tema a la segunda. Lo que toca ahí es de los solos más musicales que escuché: resuelve y nos marca el camino. Otro ejemplo es el solo de Camila Nebbia en "Soda": maneja un nivel de intensidad increíble. Nadie mejor que ella para tocar una sección con ese nivel de tensión, ¡se toca todo!

APU: Buenos Aires, Argentina, planeta Tierra, año 2020: ¿se puede vivir de la música? ¿Qué te da y qué te quita?

AS: Sí, se puede. Hay que trabajar más duro que en un trabajo regular, muchas veces es arduo y no tan redituable económicamente.

Vivir de la música, a mi entender, es encontrar un balance entre tocar y dar clases. También es cuestión de moverse y no estancarse porque la comodidad es el peor enemigo.

El placer de hacer lo que a uno le gusta es inmenso, pero es verdad que el trato a los artistas no es el ideal.

APU: En tiempos de aislamiento obligatorio y distanciamiento social, los recitales quedaron pospuestos. Algunos artistas van buscando alternativas para atravesar el momento, ¿cómo estás viviendo la cuarentena?

AS: Es un momento muy difícil para todos y en mi caso tengo la suerte de contar con las herramientas y tecnología para seguir desempeñando mi trabajo desde casa. Estoy dando clases particulares online, practico con el instrumento y trato de estudiar algo nuevo, sobre todo para mantenerme activo.

Como compositor estoy desarrollando nuevas ideas, trato de componer un poco todos los días, aunque me cuesta lidiar con la autocrítica. Trato de combatir la ansiedad del encierro con paciencia para transitar de la mejor manera posible esta situación de desconcierto e incertidumbre.

APU: ¿Qué proyectás a futuro? ¿Te proponés metas u objetivos como músico y compositor, o preferís dejarte sorprender en el camino?

AS: Actualmente estoy componiendo música para un conjunto un poco más grande, por el momento ese es el objetivo. Siguiendo los mismos parámetros, pero más relacionado con la improvisación colectiva. En un futuro no muy lejano me gustaría grabar algo en trío de jazz: guitarra, contrabajo y batería. Igualmente, siempre es bueno estar predispuesto a nuevas experiencias y posibilidades.